El bochorno de ser europeo

Europa  de tanto subordinarse al consenso y a las políticas de Washington  ha dejado de ser una sociedad  justa. Cuando se rindió al liberalismo, se sumó al mundo de la desigualdad y de la exclusión social.

Para Europa, las amargas consecuencias de su pasado reciente, el que le condujo a crueles guerras y a muros vergonzosos, ha sido escasamente ilustrativo.

Se ha comportado como una gran insensata, importando a su sistema económico los modelos del FMI –Grecia ya está en sus garras- y del Banco Mundial. Modelos de consecuencias criminales para la estabilidad de la justicia y del humanismo.

Ha perdido su capacidad para crear alternativas, ha cedido a la perversión de los modelos neoliberales, se ha doblegado y vendido al modelo yanqui.  Se ha olvidado que fue la cuna de humanismos, de las luces, derechos humanos, avances sociales etc…etc…

Esta Europa que atonta y maltrata a las clases populares, es un garito de mafias financieras y políticas, un caos social. A los gobernados tan sólo nos queda aceptar,  políticas de austeridad, ataque frontal contra el estado del bienestar. Siempre bajo leyes mordaza, amenazas, represión etc… El coste humano ya presenta visos de irreparable…

Y ahí andamos, tratando de articular una alianza de fuerzas políticas y movimientos sociales para desarrollar otra Europa que cambie esa relación centro-periferia… Ese sistema que tanto daña tanto a la periferia como a las clases populares del centro.

Porque  a los graves conflictos que descomponen la propia Europa, ahora, tan insolidaria, hay que añadir los que ella genera en el mundo.  Se trata de catástrofes humanitarias, de las que como europeos, nos sentimos responsables.

En las venas abiertas de América, el genial Galiano, hizo un análisis exhaustivo del estrago que el colonialismo europeo sembró en pueblos y culturas americanas y africanas.

Hace tan sólo unos lustros, el Magreb, Egipto, Oriente medio, bastantes países africanos eran fácilmente accesibles para cualquier ciudadano con posibilidades. Hoy día se han convertido -los hemos convertido- en auténticos avisperos de los que sus propios habitantes huyen en masa.

La prensa en general, tan sólo relata las grandes avenidas de harapientos y desheredados de la fortuna que “invaden”, “nuestra Europa”.

Oculta que a la OTAN (organización terrorista del atlántico Norte) interesaba desestabilizar por intereses geo-estratégico-económicos, esta zona… Algo,  para muchos bastante evidente…

De cualquier modo, si Europa se hubiera estado quieta,  el trágico éxodo  de seres humanos  tratados como una plaga de langostas, se hubiera evitado.

Nos quejamos del bajísimo nivel humano y moral de los políticos europeos –los de aquí en ya te queman el olfato-, pero ¿quién los ha puesto? Sin duda, ciudadanos tan inmorales o tan descabezados –no sé que es peor…- como ellos.

Y nos quejamos de que los inmigrantes inundan nuestras calles y plazas, malviven con la mendicidad, la explotación laboral o el desprestigiado Top-manta…

Realmente, si los europeos, fuéramos más íntegros,  sabríamos que acogerlos es de justicia.

Hay que insistir, que somos nosotros los responsables de que se vean obligados a huir  guerras que los condenan a la muerte o a la hambruna…

Dejemos de lado la huella y el  vestigio genocida de Europa en el continente americano. Pongamos la mirada en África.

La trata de negros que ya desde el s.VII iniciaron lo árabes, los europeos, en la edad moderna, la explotamos hasta niveles genocidas. Fue como romper el corazón de los africanos.

Luego, la guerra de los Boers en el Trasvaal, ya nos mostró el indicio de lo que hasta nuestros días había de ser el expolio de África a manos de europeos, yanquis, chinos, etc.

Hoy día sin ir más lejos –esto si que es más grave que el Top-manta-,  la rapiña de occidente sobre África presenta una magnitud sideral.

Denunciemos algunos hechos: la pesca ilegal de barcos europeos en Senegal con subvenciones millonarias de Europa, la extorsión de empresas como Nestlé en Costa de Marfil utilizando campos de trabajo infantil,  el hecho de que el 87% de la energía francesa y el 40% del uranio proceda de Niger, la explotación del petróleo congolés por Francia, poniendo en el poder al golpista Sassou-Nguesso tras derrocar al electo Pascal Lissouba, la goma que se extrae del Congo tan vital para la industria automovilística Europea, el coltán, etc, etc.

No ignoro la complejidad y extensión del tema. Me basta este somero análisis, para asumir la responsabilidad de Europa y de un servidor como europeo.

Si pudiéramos contar con tribunales y organismos internacionales justos, Europa  sería condenada. Una condena que le obligaría a resarcir a todos estos pueblos, rotos por su intervencionismo, tan colonialista como criminal.

Bien poco es pues, que en justicia como por puro humanismo, mostremos un mínimo decoro y acojamos a todos estos seres humanos que tan sólo pretenden sobrevivir dignamente tras nuestra nefasta política.

Ahora pretenden construir un muro en Hungría. Esta y no otra, suele ser la respuesta habitual de la perversión humana: construir muros.

Y si esta va a ser la respuesta de Europa, ¡maldita Europa! Yo al menos, reniego de ella. ¿Ya le interesa a Euskalherria pertenecer a este contubernio llamado Europa?