Ni el lauburu ni el mikeldi son celtas

Para cuando llegaron a la península ibérica los diferentes pueblos conocidos como celtas (“gente oculta” en griego), los pueblos euskaros, cántabros, asturianos y galaicos llevaban probablemente milenios viviendo en sus cordilleras septentrionales sin datación concreta posible, así como en gran parte de lo que los romanos llamarán las Galias.

Compartían todos estos pueblos una religión similar, la cual nos ha llegado deslavazada mediante creencias, prácticas rituales y personajes mitológicos -entonces deidades-, muchos de ellos comunes. En Euskal Herria tenemos por ejemplo: Maddi-Sugaar, Atarrabi-Mikelats, Eki-Ilargi, Basajaun-Basandere, Jentilak, Herensugue, Sorgin, Iratxo, Intxixu, Inguma, Ieltxu, Galtzagorri, Gaueko, Mamarro, Akerbeltz, Gizotso, Zenzengorri, Eate, Aideko etc. que tienen en muchos casos sus equivalentes en la mitología pirenaica, cántabro-astur y galaica; incluso hay un Olentzero en la montaña cántabra al que llaman el Esteru. En la mitología cántabra toman estos númenes nombres como: Trasgo o Trasgu, Trastolillos, Trentis, Tentirujos Ventolines, Musgosu, Ramidreju etc. que comparten en muchos casos con Asturias. Por ejemplo, el personaje del Musgosu es el Busgoso de Asturias y el Basajaun del País Vasco, pero existe su equivalente en el pirineo de Aragón, Andorra y Catalunya pirenaica con el nombre de Simiot o similares; se trata de un hombre enorme con mucho pelo que vive en el bosque y al que se le atribuye una serie de cualidades. Era una religión naturalista que se basaba en las fuerzas de la naturaleza como primer principio de la realidad.

Incluso todos estos pueblos adoptarán otras nuevas deidades, probablemente a través de la cultura grecolatina: como las sirenas llamadas Lamias-Anjaras-Xane, el dragón (del griego “serpiente”) cuyo miedo se esparcía por todos los continentes que es llamado Herensuge-Culebre-Cuélebre y también está el cíclope conocido como Tartalo-Ojancanu. Es más, aún hoy, algunas deidades tienen el mismo nombre como los “Mauro” o “Mairu”: desde el Pirineo a Finisterre (para más información se puede leer el artículo http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/05/el-enigma-de-los-mairubaratz-una.html). Pero, sobre todo, en esta religión se compartía la centralidad de la Madre Tierra (Amaiur, Maddi, Maya etc.), lo cual los distanciaba de los indoeuropeos celtas y sus dioses semejantes a la mitología griega o romana, que aunque también tenían diosas y daban culto a la naturaleza, era básicamente una religión masculina y patriarcalista. Por ejemplo, los celtíberos (el pueblo celta entre los río Duero-Tajo-Guadiana), tenían como numen principal a un dios masculino: “Lug”, que no tiene equivalentes en la religión cántabro-pirenaica.

El escritor griego de época romana Estrabón (Geographika III. 3.7.155) decía al respecto: “semejante es la vida de todos los montañeses, y, como queda indicado, incluyo entre ellos a los que habitan la costa septentrional de Iberia, a los galaicos, astures y cántabros hasta los vascones y el Pirineo, pues todos tienen las mismas costumbres”, este comentario excluía a los celtas, con los que, según el mismo autor compartían estos pueblos otros cultos como al sol y a la luna (Ilargi eta Eguzki-Eki amandreak), cultos comunes a todas las religiones. Estrabón (III.4.16): “los celtíberos y sus vecinos por el norte dan culto a un dios sin nombre en las noches de plenilunio, fuera de sus pueblos haciendo bailes en rueda y fiestas nocturnas con sus familiares”.

 

LA ESVÁSTICA Y EL LAUBURU NO SON CELTAS

¿Existen un símbolo en común entre euskaros y los celtas? Sí, la esvástica, pero con muchos matices. Parece que el origen de la esvástica es anterior a los celtas y lo compartían muchos pueblos por todo el mundo. La teoría más aceptada es que la esvástica se empezó a usar en la India hace 4.000 años. La esvástica se menciona por primera vez en las escrituras sagradas de los hindúes, los Vedas, y figura en la mano derecha del dios Visnú cuando es representado. Su uso se trasladó a varias religiones de la India como el budismo o el jainismo. La palabra “esvástica” está en sánscrito y significa algo semejante a «bien por venir» o también “felizmente”, siempre y cuando los brazos giren en el sentido de las agujas del reloj (dextrógira), pero cuando sus brazos giran en sentido contrario (levógira), es símbolo de mala suerte. Según explica la Enciclopedia Auñamendi, hoy se duda de este origen hindú, pues han aparecido símbolos similares y de mayor antigüedad en la península de Anatolia (hoy Turquía), en el continente iranio o en Mesopotamia (Irak).

En Europa la esvástica fue utilizada por pueblos pre-indoeuropeos anteriores a la llegada de los celtas, los cuales se desplazaron sobre el año 1.200 a.C. desde el Egeo a los Alpes (http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2015/12/el-celtismo-en-la-hipotesis-de-la_15.html). Así la esvástica es usada por el Pueblo etrusco, el minoico, pelasgo, rético, cretense, ligur entre otros o entre lapones de lengua ugrofinesa y que habitaban Escandinavia mucho antes de la llegada de los celtas a este continente. También existen esvásticas prerromanas en el territorio actual de griegos, noruegos, ingleses, italianos etc. En el mundo lo han usado y usan los Pueblos chinos, japoneses, tibetanos, nativos de Arizona en norte América, Aztecas, tribus africanas etc. En la península ibérica, además de entre los Pueblos celtas, se han encontrado entre los galaicos, asturianos y en el Pirineo aragonés donde se llaman “Cuatrefuellas”. Sin embargo es difícil ver similitud alguna con el “labaro” cántabro, y la esvástica o sol en movimiento que parece cincelado en una estala de Lombera en Rasines, estaría dentro del pueblo eúskaro de los autrigones en el valle del río Asón (para más información se puede leer el artículo http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/01/las-primeras-palabras-en-euskera.html).

La esvástica era usada también por los íberos, como en la pintura aparecida en un vaso en Albacete (ver dibujo). En todo caso, lo que podemos afirmar seguro, es que la esvástica con sus múltiples variantes, es un símbolo religioso compartido por diferentes Pueblos de diferentes continentes, sin que ello implique una colonización.

Las esvásticas prerromanas entre nosotros no son tan frecuentes como se pudiera pensar. El lugar donde más han aparecido es en la actual Bizkaia, donde se han encontrado trísqueles y tetrascelas (de tres y cuatro cabezas), pero incluso con más brazos como en los gizon-harri o estelas prerromanas de karistios o karietas y de autrigones, como la mencionada de Lombera. Tenemos esvásticas prerromanas en los municipios bizkaínos de Arrieta, Forua, Busturia, Meñaka, Lemoa, Dima y Zamudio; son de la Edad del Hierro, algunas curvas y otras rectas.

Una de las esvásticas más peculiares es la de “Jainko”. Raquel Monasterio Alonso en su libro “Gamiz-Fika, Arrieta y Meñaka” (Monografías de los Pueblos de Bizkaia, Diputación Foral de Bizkaia), comenta que en el municipio de Arrieta en su barrio Libano existe la iglesia de San Martín Obispo de Arrieta, construida por los feligreses diviseros en el siglo XII, aunque la fábrica actual de la iglesia es sin embargo del siglo XVIII. Dentro de ella existe una pieza prismática llamada Andra Mari de Jainko de forma trapezoidal y de cabecera recta reutilizada para dar soporte a la mesa del altar. Se conserva casi completa pero partida en dos fragmentos con varios motivos cruciformes e incisiones en tres de sus cuatro caras, entre ellas tetráscelas similares a las halladas en San Pedro de Elorriaga en Lemoa, todas ellas prerrománicas (para más información se puede leer http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/01/las-primeras-palabras-en-euskera.html). Aunque las tetráscelas o los trísqueles son (en principio) de origen indoeuropeo, otros elementos de la estela de Arrieta como los cruciformes, son sin embargo autóctonos y no se encuentran entre los Pueblos indoeuropeos como los celtas. Este elemento cruciforme aparece en estelas coetáneas como la de Kurutzeko Ama Birjiña de Forua en su parte prerromana

Escribe al respecto la mencionada Raquel Monasterio: “Por su parte el tema cruciforme es más problemático, puesto que no se ha documentado en otros ámbitos de área indoeuropea. Sin embargo ambos motivos son considerados contemporáneos, al formar parte de un mismo esquema decorativo. Ello se puede apreciar en la estela de Jainko, donde la tetrascela que ocupa la cara frontal aparece ligada al cruciforme mediante uno de los haces de dos líneas paralelas incisas que, a modo de radios, enmarcan el motivo central. Todo ello nos lleva a considera que, en la zona, en torno al cambio de era, se produjo un sincretismo entre motivos autóctono (la cruz latina, sin que se le pueda atribuir ningún pretendido carácter cristiano) y otros de carácter indoeuropeo”.

En otras esvásticas como la Santa Elena de Emerando (Meñaka, Bizkaia), se ve un trísquele dentro de una estela dentada. La estela y círculo en forma dentada o de triángulos tampoco está documentada entre celtas y es frecuente en estelas euskaras o cántabras, con una continuidad medieval. También han aparecido algunas esvásticas entre los baskones prerromanos, como la tetrascela de la estela de Santacara (aunque es bastante peculiar y dudosa), en la Zona Media de Alta Nabarra, o entre los berones como en La Custodia en Biana. También se puede ver una esvástica rectilínea en la muralla de Adriano en un ara votiva perteneciente a legiones euskaras, junto a una luna creciente, una figura cruciforme dentro de un cuadrado o círculos concéntricos que también aparecen en estelas funerarias (ver dibujo). De los 24.000 soldados mandados por el Emperador Adriano en el 122 d.C. para defender la muralla de 127 Km que separaba a los “civilizados” romanos de los “bárbaros”, unos 3.000 eran euskaros: unos 1.000 bardulos y 2.000 baskones. Por tanto, las esvásticas en tierras del euskera no están relacionada con la existencia en la región de celtas (colonización) y estaba extendida por todos los Pueblos euskaros.

Sin embargo, el “lauburu” es relativamente moderno y no se sabe por qué se empezó a usar ni su significado, difiriendo claramente sus brazos redondeados de cualquier esvástica prerromana o medieval hallada de Baskonia. En el libro “Estelas discoidales de Euskal Herria” Pedro Zarrabeitia Miñaur comenta que el lauburu aparece en el siglo XVII en Lapurdi y Baja Nabarra, sin continuidad con las esvásticas prehistóricas y de época romana. Se representa con 4 elementos curvilíneos que se llaman “comas” o “vírgulas”, distribuidas formando una cruz en torno a un punto central. Algunos autores van más allá y señalan que el lauburu no nació como un símbolo esvástico, sino que son “comas” unidas en un planteamiento más bien estético.

Lo más sorprendente, es que en las cueva labortana de Isturitz, apareció un hueso de época auriñaciense de entre 20.000 a 40.000 años, que parece tener esvásticas rectilíneas grabadas.

 

EL MIKELDI TAMPOCO ES CELTA

El Mikeldi de Durango tiene una evidente similitud con las esculturas de gran tamaño de verracos vetones, que era un Pueblo celta asentado durante la Edad de Hierro en las actuales Salamanca, Ávila, parte de Cáceres, Toledo y Zamora, además también están constatados estos monumentos en Pontevedra u Ourense (galaicos). El Mikeldi apareció descontextualizado, por lo que no hay enterramientos ni otros elementos que permitan datarlo mejor o saber más de las gentes que allí lo dejaron. En la revista Euskal Herria de diciembre del 2003 se dice que “representa un verraco, cuya simbología fue expandida por los por los pueblos celtibéricos (sic.) (…) llegando los expertos a la conclusión de que nos encontramos ante protectores del ganado con la función sobrenatural de interceder entre las necesidades materiales del hombre y los poderes de la naturaleza, es decir, mantener la permanencia de la manada. También se ha debatido su relación con simbologías de origen solar, ya que dispone de un disco entre aptas y el cuerpo. De hecho, este supuesto disco solar tiene notables parentescos con estelas solares, que datan de antes de Cristo”.

Esta última cuestión es la que diferencia claramente el Mikeldi de los monumentos vetones, pues éstos carecen del círculo “solar”. Es más, está documentado que en el siglo XVII cuando apareció el verraco enterrado cerca de la ermita de San Vicente de Mikeldi, estaba inscrito en su esfera, con lo que parece acercarlos más a las estelas funerarias de enterramientos humanos que a la simbología animalista sobrenatural (http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/01/las-primeras-palabras-en-euskera.html). La propia volumetría y forma más estilizada, aleja al Mikeldi de sus semejantes celtas como se puede observar a simple vista. Otra representación monumental encontrada en Tarragona en territorio íbero con similitudes a las vetonas pero también con notables diferencias en la forma, demostraría la posibilidad de que no sea un símbolo exclusivamente celta, sino que pudiera estar más extendido como ocurre con la esvástica.La relación entre los pueblos celtas y euskaros no está bien demostrada o es muy escasa para ser pueblos fronterizos, parece mucho más evidente la relación entre los pueblos euskaros y los íberos, sus vecinos por oriente, sobre todo entre los baskones prerromanos, como en las excavaciones de Andelos, Muruazabal de Andion en el municipio actual de Mendigorria (http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/02/cual-es-la-palabra-escrita-mas-antigua_8.html).