El museo del Encierro

El ayuntamiento de Pamplona ha presupuestado y gastado hasta el día de hoy 767.000 €. De momento su enclave iba a ser en la zona verde de la Rotxapea, esa al ladico del río Arga, digo de momento pues el año que viene no aparece en los presupuestos, lo mismo que el edificio, pues no están ni los cimientos. Yo con esa cantidad de dinero, 127 millones de las antiguas pesetas, tendría un unifamiliar en Barasoain , un cochazo, una casita de veraniego en la Tacita de Plata por ejemplo, en total unos 90 millones. Todavía me quedarían 37 millones en la cartilla, con la que me podría comprar un pisico en Iruñea-Pamplona-Pampelune o guardarlo para realizar unos viajecitos de 15 días por Oceanía, Asia, África, Europa y América de norte a sur. Incluso podría regalar alguna joyica a alguna buena moza y a mi familia más íntima. Esta noticia no aparecía en el Diario de Navarra, ese periódico que pertenece a la elite de Navarra, esa de los áticos castellanos y museos fantasmas. Tal vez sea mejor museos fantasmas, que el nuseo de Navarra, que no aparece ningún indicativo en la lengua de Navarra, el euskera. Por no aparecer no aparece ninguna referencia a la historia de Navarra, vaya museo, tal vez la historia de Navarra no es del agrado de la elite de España. Tal vez la noticia correcta era. » La aviación republicana bombardea el museo del encierro», la misma que tenía como objetivo la Capitanía General allá por el año 1937. Esa capitanía usurpada a Navarra, ya que era el Palacio de los reyes de Navarra, allá por el año 1512. Con bombardeos o sin ellos, la identidad Navarra se está perdiendo, tanto como los 767.000 € (127 mill.) de museo del Encierro. Tal vez, el museo del Encierro sea demasiado navarro, para una alcaldesa de Burgos, capital de Castilla desde donde se empezó la conquista de Navarra, allá por 1076. Tal vez se este guardando ese dinero, para las misas en recuerdo del salvador de la Patria, don Francisco Franco. El dictador que salvo la unidad de España. Con su alzamiento se salvo a la iglesia católica, la misma que con su ingerencia en otro estado (el nuestro: Navarra) desde el siglo XII, consiguió la pérdida de soberanía de Navarra. La iglesia de los castillos. Esos castillos con forma de tortuga, que desde el siglo X, se encuentran en territorio navarro. Con una torre esbelta, cual cabeza de la tortuga, desde la cual se lanzaban aceite hirviendo y flechas, para la salvación de nuestros antepasados. Con su caparazón inexpugnable, donde se alojaba y se aloja en la actualidad la casa del señor. Esa que llevaba bajo palio, al dictador fascista, el del monumento de los caídos. Claro está, la elite de Pamplona es la misma que cuando este vivía, bueno la misma no, son sus hijos y nietos. Así nos va a los navarros que nos roban, incluso, con algo tan nuestro como el encierro.