Navarros, pero menos

Es lo que deben de pensar los navarros residentes en la merindad de Ultrapuertos, viendo la política realizada desde la Comunidad Foral de Navarra, para su reincorporación en los territorios del «viejo Reyno». En la conserjería de turismo de la C.F. de Navarra el eslogan es: «Reyno de Navarra, tierra de diversidad». Un eslogan realizado desde los partidos gobernantes, u.P.P.n. y C.D.N., que olvida esta merindad. Por lo tanto van en contra de su propio nombre, caso de Unión del Pueblo Navarro. ¿Qué unión? ¿Con los invasores? Si así lo quieren, ¿por qué no luchan por unir a toda Navarra? Aún dentro del Reino de España. Una gran oportunidad de demostrar su sentimiento navarro y patriotismo español.

Claro que para plantearlo habría que dar datos históricos de su posesión y pérdida por el Reino de España. Conllevaría el reconocimiento de la invasión armada de 1512, de los intentos de reconquista en 1512, 1516, lograda en 1521, perdida ese mismo año, resistencia en Amaiur hasta 1522 y Hondarribia hasta 1524 y la retirada de la sexta Merindad por motivos estratégicos en 1530, de las tropas españolas de Carlos I de España, V de Alemania y IV de Navarra. Admitir estos hechos históricos les llevaría a reconocer que Navarra no es España y su ideario político se iría por los suelos.

Posiblemente por eso a la sexta Merindad, tras la retirada de las tropas invasoras españolas, desde la Navarra bajo ocupación militar española se le llamó «Tierra de vascos». Claro está, en ella, en la sexta Merindad, gobernaban los legítimos reyes de Navarra, la dinastía Albret o Labrit, lo que nos dice que Navarra es el Estado vasco.

Esta dinastía concluyó con el matrimonio Juana III de Albret y Antonio de Borbón, reyes de Navarra que aún reclaman la devolución de los territorios ocupados por España. Su hijo, Enrique III de Borbón, rey de Navarra, mantuvo la independencia de Navarra y el Bearne, incluso después de acceder al trono de Francia, con el nombre de Enrique IV. Su hijo, Luis XIII de Francia, elimina las cortes de Navarra y el Bearne en 1620, aunque se sigue titulando Luis II de Navarra. Así hasta Luis XVI de Francia y V de Navarra, que es decapitado en 1793 tras la revolución francesa.

Desde la eliminación de las cortes en 1620 hasta la revolución francesa, Navarra y el Bearne se unen al vizcondado de Soule (Zuberoa), las tierras de Labourd (Lapurdi) y la alcaldía de Bayonne (Baiona), gobernadas de manera feudal por la familia Agramont, partidarios de los reyes legítimos de Navarra, Juan III de Albret y Catalina de Foix, en su guerra contra los invasores de las coronas de Castilla-León y Aragón, es decir, del Reino de España. Estos territorios son prácticamente los mismos que el actual departamento francés de Pirineos Atlánticos. Vamos, el actual país vasco francés y el Bearne.

Lo que está claro es que no se les ocurriría afirmar, ni mucho menos pensar, que Navarra es Francia. Lo indiscutible es que Navarra es un Estado, sometido por el Reino de España y la República de Francia. En su día las coronas de Castilla-León y Aragón hicieron un pacto para repartirse el reino de Navarra, y fue un rey aragonés el que entregó las seis Merindades a la Corona de Castilla-León en 1515. Después, un rey español, Carlos I, conservó sólo cinco por motivos estratégicos en su guerra contra Francia.

Claro que esto no se puede reconocer desde el Partido Popular y C.D.N. Tampoco desde el P.S.N., ya que cumple instrucciones de la dirección general del P.S.O.E., que defiende que al norte de los Pirineos empieza Francia; o desde I.U.; para eso la unidad de los partidos españolistas es absoluta. Todo viene desde la repetida mentira de que eran «franceses» los que luchaban por la recuperación de la soberanía del Reino de Navarra.

Esa mentira influye en los ciudadanos de la Comunidad Foral que no reconocen como navarros a los habitantes de la merindad de Ultrapuertos. Incluso algunos independentistas la separan como un herrialde más, dentro de Euskal Herria.

La unión de las seis merindades sería incomprensible dentro del Reino de España o la República de Francia, pero imprescindible para la recuperación de la soberanía navarra. Por eso no esperemos que partidos pro-España o pro-Francia luchen por ello; pero es lo menos que se puede pedir de partidos partidarios de la soberanía vasca. Su reclamación de la unidad de las merindades llevaría una revisión histórica. Y llevaría a la conclusión de que el Estado de los vascos es Navarra.