Las maniobras políticas quieren cambiar el rumbo de Timor

Los movimientos iniciados hace más un año pueden culminar el guión diseñado en los próximos días. Si se confirma la «alianza» postelectoral para apartar del gobierno al partido más votado, el FRETILIN, los cerebros de ese siniestro plan habrán logrado cerrar el círculo, de momento, pues como bien señalan los militantes del hasta ahora partido gobernante y mayoritario, su papel no desaparecerá a pesar de poder perder el control del poder del joven estado asiático.

El próximo mes de septiembre, cuando se cumpla el quinto aniversario de la independencia del país, se pondrá en marcha el nuevo gobierno, que si es presidido el antiguo presidente, Xanana Gusmao, significará un giro muy importante en la política de independencia que ha mantenido hasta ahora el gobierno del FRETILIN.

Al igual que sucedió durante la campaña presidencial del pasado mes de abril, el nexo de unión de la mayor parte de los partidos políticos ha sido desplazar al FRETILIN de todos los ámbitos de poder. Llama la atención esa peculiar alianza de «populistas, conservadores, colaboradores de la ocupación indonesia, socialdemócratas.» sin ningún programa o alternativa política, y con el deseo ya señalado como argumento «de cambio». Con estas premisas difícilmente podrá el pueblo timorense ver mejoradas sus condiciones de vida.

En mayo del 2006 comenzó a materializarse este plan, con una campaña alentada desde algunas cancillerías occidentales y con la mano de Australia detrás de todo ello, que desembocó en una especie de «golpe de estado» contra el gobierno de Alkatiri (FRETILIN), elegido democráticamente, pero que no era del agrado de las fuerzas reaccionarias locales, de la Iglesia católica ni de Sydney y sus aliados occidentales.

A todo ello le siguió la campaña por la presidencia del país, donde tras quedar en segundo lugar en la primera ronda, José Ramos-Horta, logró convertirse en presidente del país tras lograr el apoyo de otros partidos que querían desplazar al candidato del FRETILIN, quien había logrado los mejores resultados en esa primera cita. Y ahora se vuelve a repetir la historia, con el expresidente Gusmao recibiendo el apoyo de todas esas pintorescas fuerzas para hacerse con el gobierno, aún sin respetar la voluntad de buena parte de sus ciudadanos que han dado su apoyo al FRETILIN.

En un país donde la personalidad de algunos dirigentes ha pesado en ocasiones más que las políticas de los mismos, el dúo que pueden formar Ramos-Horta (presidente) y Gusmao (primer ministro) no lo van a tener nada fácil. Por un lado, la formación de esa «alianza» obedece a un hecho coyuntural, y mantener unidos intereses tan dispares no se presenta como algo sencillo. Pero además, esos dos dirigentes tienen algunos factores que pueden jugar a medio plazo en su contra. Su edad, ambos en torno a los sesenta años, y sobre todo su carisma, que ha salido debilitado tras las sucesivas crisis que ha vivido el país, y ante las cuales no han dudado en posicionarse en una clara dirección, lo que habría hecho perder apoyos a sus figuras.

Esto es evidente en el caso de Gusmao, ya que mientras algunos medios occidentales remarcan el supuesto fracaso del FRETILIN, que habría pasado del 57% al 30% de apoyo popular (a pesar de ser aún el partido más votado), ocultan intencionadamente que el propio Gusmao obtuvo un apoyo del 80% en 2002, y en esta ocasión su partido ha alcanzado un 23%.

El partido creado por Xanana Gusmao, el CNRT, cuanta en su seno con partidos minoritarios «opuestos al FRETILIN», con algunos disidentes de esa misma formación (que buscan derrotar desde dentro a la actual dirección y no dudan en apoyar a otro partido), también le apoyan los sectores de la conservadora y muy poderosa Iglesia Católica, y sobre todo con la de su amigo y aliado, el actual presidente timorense Ramos-Horta.

Ha llamado la atención también que durante la campaña electoral, a excepción del FRETILIN, el resto de las fuerzas políticas no han hecho pública sus alternativas y proyectos para solventar los grandes problemas que afronta el joven estado timorense. Lo cierto es que la manera de afrontar éstos difiere sobremanera en la práctica, y si el gobierno de Timor Lorosa´e queda en manos de ese abanico de intereses contrapuestos, el giro del país se habría confirmado.

Varios temas son claves para anticipar en devenir de ese estado y las diferencias entre unos y otros mostrarán las líneas a seguir. Así, uno de los ejes centrales será la posición que adopte el gobierno en torno al llamado «Fondo Petrolero», que el gobierno del FRETILIN tiene en un banco extranjero, consciente de que le devenir del país depende de él, ya que los recursos de gas y petróleo son finitos y sin éstos el país atravesaría una difícil situación. Por el contrario, Ramos-Horta, y se entiende que sus aliados políticos, quieren disponer de ese fondo para usarlo inmediatamente. Esa medida supondría que a corto plazo Timor quedaría en manos del FMI o el Banco Mundial y de sus políticas asfixiantes.

Otro tema es la presencia de tropas extranjeras (australianas) que se manifiestan claramente contra las políticas de firmeza que ha mantenido el gobierno del FRETILIN en las negociaciones sobre la propiedad de los recursos energéticos de las aguas que rodean al país y sobre las que Australia quiere hacerse dueña. Además, la mera presencia de esas fuerzas es un claro freno para la soberanía timorense.

Otros temas, como el desempleo, la presencia de bandas armadas, de los militares golpistas en libertad o los miles de desplazados internos, o las relaciones con Indonesia, han sido evitados por Gusmao y sus aliados. No dando en ningún momento una alternativa a esos graves problemas.

Toda esta succión de acontecimiento muestra las dificultades de cualquier estado joven para mantener una política independiente de los designios de las potencias extranjeras, que no dudan en utilizar toda una red de actuaciones para acabar controlando el país y sus recursos, contando con la inestimable ayuda de «colaboradores» locales. No obstante, aquellos que quieren ver tras estos resultados el fin del FRETILIN no conocen al pueblo timorense. Esa formación política es la más organizada del país, con más de veinte años de historia y reconocida por su papel al frente de la lucha de liberación nacional contra la ocupación indonesia. Sus cuadros llegan a todas las aldeas del estado y su prestigio es todavía elevado entre la población. Como ha señalado su líder, Mari Alkatiri, «en cualquier caso, el FRETILIN no perderá el control. Mañana nos reuniremos para decidir si seguimos adelante con el gobierno minoritario o formamos una oposición fuerte en el Parlamento».

TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)