Día de derby vasco

La situación política estatal que sufre el pueblo vasco, patente por la falta de existencia de un Estado propio, ocasiona que sus equipos jueguen en unas ligas nacionales ajenas, de aquellos estados que ocuparon y se repartieron nuestro territorio. Da igual que esta disciplina sea basket, rugby, balonmano o como en el caso de este escrito, fútbol.

Yo soy socio del C.A. Osasuna desde antes de tener conocimiento o razón, algo que, para bien o para mal, debo agradecer a mi aita. El pasado día 20, en Iruñea, tuvo lugar uno de estos enfrentamientos entre equipos vascos, algo que conocemos como derby.

El ambiente fue distendido a lo largo del día. Rojiblancos y rojillos se mezclaban en bares y restaurantes. Cánticos de uno y otro equipo se escuchaban por el Alde Zaharra de Iruñea. Cada uno animaba a su equipo, como es de ley, pero había diferentes canciones cantadas por ambas aficiones.

Las consignas coreadas en conjunto tenían un carácter reivindicativo. Todos estos versos reivindicaban la independencia de los vascos. Las aficiones continuaron mezclas en los prolegómenos de partido, hasta que se separaron en el momento en que un colegiado español ordenó el comienzo del encuentro, con su silbato.

El estadio el Sadar, hoy Reyno de Navarra por imposición del gobierno foral, vestía las mejores galas. 18.695 espectadores llenaban el estadio, de los cuales al menos 500 aficionados del Athletic. La visión de los graderíos era impresionante, y las banderas del pueblo vasco ondeaban junto a la colorada de nuestro Estado.

En eso que, desde la zona donde se ubicaban mis compatriotas de Bilbo, comenzaron consignas como: «españoles kanpora». Queriendo no ser mal pensado, me imagino que estos gritos no eran contra aquellos portadores de la bandera colorada del Estado de Navarra, ya que no se divisaba ninguna otra, ya sea monárquica o republicana del imperio español.

Como ya he dicho, yo soy rojillo, pero envidio la política de fichas del equipo de la Navarra occidental. Una política que le lleva a contar en sus filas con jugadores de aquellos territorios pertenecientes al Estado navarro.

Este derby, al igual que otros en esta disciplina deportiva, o cualquier otra, deben ser motivo de fiesta y celebración entre hermanos, pero también deben servir para enseñar al mundo que ésta no es nuestra liga, nuestra competición.

Se está reivindicando una selección para el pueblo vasco, cuando deberíamos reivindicar y luchar por recuperar nuestro Estado. Con la soberanía en nuestras manos podremos tener una liga y selección propia, en cada disciplina, con la que los equipos puedan representarnos en las diferentes competiciones europeas y donde la selección del Estado de Navarra esté presente en europeos, mundiales y olimpiadas, recordando el espíritu olímpico, donde lo importante es participar. Algo que nos merecemos los vascos, es decir, los navarros.