El mito de las cadenas

Tras la invasión y ocupación realizada por las tropas castellanas y aragonesas en 1512, se da el primer intento de reconquista. Desde las murallas de la ocupada Iruñea, el español Correa dejó escrito en sus crónicas cuál era la bandera de los 300 navarros, en la vanguardia del ejército mandado por Juan III de Albret o Labrit, el mismísimo rey de Navarra, que juraron no desamparar: «una bandera colorada con ciertas bandas de oro en ella…».

En dichas crónicas no se nombra en ningún momento las cadenas que conforman el actual escudo de Navarra. Hay que decir que las cadenas aparecen en el escudo del reino tras la ocupación militar y la llegada del estilo barroco, cuando transcurría ya el siglo XVI.

La famosa leyenda sobre las cadenas dice que ataban a los esclavos africanos en torno a la tienda de Miramamolim, que servían para evitar su huida, de modo que para protegerse del enemigo, protegían al jefe árabe, y Sancho VII «el Fuerte» las rompió, consiguiendo con su valentía y la de los navarros la victoria para los aliados cristianos.

La leyenda dice que el rey navarro cogió las cadenas y se las llevó como botín, incluyéndolas desde entonces en el escudo de Navarra. Lo cierto es que el rey de Navarra se apoderó de un gran botín, con el cual las arcas del reino vasco(n) se incrementaron sustancialmente.

Es conocida la existencia de un símbolo primigenio de los vascones, aquellos que crearon el reino de Pamplona, luego de Navarra. Este símbolo era una estrella de ocho puntas. Hay quien afirma que es una representación del eguzkilore, flor del sol. Ya dentro del reino de Pamplona se utiliza este símbolo por primera vez en las monedas de Sancho III «el Mayor».

Los primeros escudos de Navarra aparecen durante el reinado de Sancho VI «el Sabio», concretamente en los capiteles de la catedral de Chantres, cerca de Toulouse, aproximadamente en el año 1164. También se puede admirar en la iglesia de San Miguel de Lizarra, Estella, construida ese mismo siglo XII. Pero tal vez lo más significativo es la presencia de dicho escudo navarro en el monasterio de Monreal de Sicilia, de 1183, fruto del matrimonio de Margarita de Navarra, hermana del rey Sancho VI, con el monarca de Sicilia, Guillermo Altavilla.

Durante el reinado de Sancho VII reaparecer el escudo navarro en la Biblia ilustrada, cuya creación fue ordenada por «el Fuerte» en 1197. En estos casos los brazos son floriseados y entrecruzados con el carbunclo en el centro, dando una forma idéntica al actual escudo. Es interesante también el dato de que dicho escudo navarro lo encontramos con anterioridad en las monedas del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, sobrepuesto a las barras catalanas.

Con la entrada de la dinastía de Champagne, el escudo sufre algunas variaciones. La principal de ellas es su simplificación, siendo lineales los brazos y con un trébol de cuatro hojas en el centro, algo que podemos admirar en la recientemente restaurada catedral de Tutera, Tudela. Conforme van pasando los tiempos y con ello las dinastías, van apareciendo los blocados o carbunclos por los brazos y de una manera homogénea y simétrica, llegando así hasta el ya comentado siglo XVI, donde los brazos son reemplazados por cadenas.