Aberri Eguna 08: Euskadi 2020 versus Nafarroa osoa 2012!

A veces es notoria la sensación de que las dinámicas políticas partidocráticas que rigen el devenir social de nuestro pueblo se imponen sobre las dinámicas populares plurales que están en vanguardia de la defensa del interés general sobre el interés privado. Son fortísimos fogonazos de flases que ciegan momentáneamente la visión general e histórica, pero que se quedan en eso, en humo. Así es, los partidos no pueden ocultar el bosque, y sus obsoletas e interesadas propuestas, por muy mediáticamente que se vistan desde la presunta legitimidad electoral, no pueden escapar de la sensación de mediocridad y vacuidad que para la mayoría de los «árboles del bosque» sean robles, hayas, encinas, pinos o cipreses representan.

Durante la última semana han sido varios robles, es decir varias las personas que siendo históricos militantes del PNV, alguno de ellos desde finales de los años 50, me confesaban que en los últimos comicios españoles habían votado por una malentendida «disciplina y tradición más que por convicción, ya que de hacer caso a esta última se hubieran abstenido bien a gusto» sic.

Decían también que lo que durante los últimos 30 años habían sido «disgustos puntuales que se derivaban de algunas decisiones del Partido, sumisas, incómodas, o sea pragmáticas», se había convertido en «una desilusión crónica, permanente», desde que los «cachorros» se hicieron con el poder tras la «victoria» de Imaz.

Insinuaban con vehemencia, qué poco compromiso con los ideales se puede exigir a gentes que en la cuarentena y desde la veintena nunca «han sufrido un ápice por la defensa de sus presuntos ideales» sic. «No han pasado cárcel franquista, ni clandestinidad, ni represión postfranquista, ni prisión, (incluso ni cuándo reclamándose públicamente «obJELtores» al ejercito español, ninguno durmió entre rejas y escaqueándose de la mili por enchufe). No han sufrido penurias económicas, ni han tenido que arriesgar ni dejar de dormir en la creación de empresas, ni han sido explotados en puestos de trabajo precarios, y que además, por no andar, no andan ni con escolta» sic.

Unos privilegiados fuera de la realidad, en su mundo, que «Desde la veintena, como promesas, (los ingenuos de sus promotores les proclamaban como la generación de la independencia) cobran sueldazos permanentes del erario público o del Partido, que hoy controlan con mano de hierro (¡incluso quisieron prolongar en su momento y mediante un presunto golpe de mano, la afiliación a EGI hasta los 40 años, para seguir controlando la organización juvenil!)» sic.

Esta camarilla de apparatchiks, que han crecido política y personalmente en una burbuja de alto standing, con astronómicos niveles de consumo, fiestas exclusivas y saraos solo para «la elite» son, según mis históricos comentaristas, los «aidealistas», a los que 30 años de «pragmatismo» les ha ido de cine en lo personal, y que solo pretenden que la historia continúe otro par de décadas escasas más para garantizarse ¿el porvenir?, y después «de perdidos al río» sic.

Este equipo de jóvenes dirigentes «transversalistas», «que prefieren cenar en el Guggenheim con altos cargos de lo que sea, antes que comer unas tortillas en cualquier batzoki con los afiliados de base, o jugar al golf en La Galea antes que ensuciarse sus «deportivas de Armani» en el aburrido fangal del Alderdi Eguna» sic, son los que ahora tras el trompazo electoral hacen del error virtud y proponen más de lo mismo: seguir seduciendo a España proponiendo un neoestatuto de Gernika que ponga orden y concierto «en el caos generado por el soberanismo trasnochado» hasta el 2020, hasta la jubilación. El enemigo a combatir por supuesto: «la izquierda radical» sic.

Los modernicistas cuarentones, con el «expce» Azcuna como referencia histórica y pública «del Partido», tienen claro que, a pesar de que el debate «de las transferencias» esta superado «por un nuevo acuerdo de conveniencia…digo convivencia» sic, el enemigo de sus intereses es interno y externo. Internamente «les agota» tener que rendir todavía un mínimo de relación con los «aldeanistas» «del Partido», esos a los que el corazón les pedía abstenerse «antes que dar el voto a esta caterva de caraduras» sic. Pero también les preocupa, además de «la falta de ritmo de la militancia del Partido», para asumir definitivamente la superación del «trasnochado discurso soberanista» y ver el futuro desde la modernicidad, la incómoda presión de los sectores sociológicamente abertzales, que les votan pero siguen abducidos por el «soberanismo de Ibarretxe» y la «Euskal Herria simbólica promovida desde la reivindicación de las selecciones vascas, en detrimento de Euskadi»sic.

Los mimbres argumentales del «histórico acuerdo» para los doce próximos años o tres meras legislaturas, es obviamente «pragmático» aunque a estas alturas rancio: «como con estos (el PSOE) no se puede más, resignación: elegid, neoestatuto o neoestatuto y a llevarnos bien». El perfecto guión de lo que desde ahora va a ser el derecho de decisión que los apparatchiks plantean debe dialogarse con los adversarios, pero ante todo amigos de saraos y restauración, del PSOE, dándole así, por supuesto, la patada «en JEL» al «querido alderdikide visionario Ibarretxe, responsable último del descalabro electoral»sic

De estas «reflexiones y autocríticas» tan profundamente mediocres e interesadas que aducen mis interlocutores se derivan para los próximos movimientos «del Partido», hay poco que rascar: el PNV se enroca en el autonomismo triprovincialista euskadiano (por cargarse se han cargado hasta la popular denominación política que inventó Arana para denominar a la Euskal Herria del Zazpiak bat y a su bandera tricolor) en el seno de la España del patriotismo constitucional de la Una, monárquica y bipartidista.

Si en 2008, tras tres décadas de «estatuto como primer peldaño para la independencia», las propuestas políticas de ese mundo partidario descrito van por dichos derroteros es obvio que La Alternativa ha de ser publicitada de inmediato. Nuestro pueblo dividido y sojuzgado no puede asumir otro periodo continuador de mediocre negocio estatutario.

La Alternativa ha de ser un revulsivo dinámico cortoplacista alimentado por las dinámicas políticas previsibles en el Occidente europeo. El PNV del siglo XXI puede seguir soñando con un escenario estable y conservador de cara a 2020 en sus tres provincias euskadianas, pero es obvio, que para 2012, en plena conmemoración de la pérdida de la soberanía nacional de nuestro estado histórico Nafarroa Osoa, es plausible vertebrar un proceso Nacional imparable hacia la recuperación estatal.

Sociológicamente es demostrable que la mayoría de la población espera, ansía, una propuesta ilusionante y claramente definitiva que permita, no solo una resolución del conflicto histórico, sino la adecuación en claves de bienestar social, de un nuevo marco democrático que garantice el progreso en libertad.

Es urgente, por ello, consensuar un Contrato Social y Político 2012 entre todos los agentes sindicales, sociales y políticos, que amplíe aún más los Acuerdos de Lizarra Garazi a sectores democráticos que en su momento quedaron fuera, y que desde un consenso amplio, pueda implementar de modo hegemónico y rotundo una Hoja de Ruta propia hacia la Soberanía Nacional.

De entrada, por ejemplo, es necesario que de cara al Aberri Eguna de 2009 exista una Convocatoria Nacional sobre la base de un Consenso Nacional articulable sobre una Institución Nacional (Foro de Debate Nacional ampliado) que por encima de partidismos y sectarismos, dinamice, sobre dos ejes (Reconocimiento Nacional de Euskal Herria y Derecho a la Libre Determinación), un Movimiento Civil plural que active un proceso soberanista unilateral. Una Revuelta Cívica Nacional contra el NO a Euskal Herria. Un Aberri Eguna histórico que sea el pistoletazo de salida a un imparable proceso soberanista basado en un Movimiento de amplio consenso que, al margen de los coyunturalismos políticos y electorales de turno, pueda desarrollar políticas hegemónicas que los Estado Metrópoli español o francés no puedan afrontar. En una fase inicial de un lustro escaso, es posible que para 2012 y aprovechando por una vez la coyuntura internacional favorable (referéndum escocés en 2010), se asienten las dinámicas necesarias para la articulación práctica del Estado Vasco: la República de Navarra. ¡Querer es poder!