Presidente, ahora cuando decida la pregunta, mire qué decía Xammar

Presidente, le escribo esta carta abierta porque parece que hemos llegado a un punto importante de eso que llamamos ‘proceso’ y quería hacerle accesibles algunos pensamientos que no me dejan tranquilo. Esto del ‘proceso’, siempre que puedo, lo concreto y lo llamo ‘proceso de independencia’, porque si no, ya se sabe, todos los procesos llevan a Roma. Y no es a Roma a donde habíamos quedado que nos tenía que llevar éste, sino a Ítaca. Con su permiso y el de todos los que la lean, comienzo a desgranar estas cuatro ideas.

Este mes de diciembre tiene el compromiso -usted y los partidos parlamentarios favorables a ejercer la autodeterminación- de acordar una pregunta para la consulta, una fecha y una vía ‘legal’ para convocarla. Pienso que es bueno que lo haga todo a la vez, porque si este espectáculo que se ha organizado por la pregunta se debiera alargar mucho tiempo habría para echar a correr. Tal como decíamos, antes de terminar este mes tiene el deber de anunciarnos estos tres elementos tan determinantes. De los tres, parece que lo que lleva más obstáculos es la pregunta. Y, si le parece bien, me centraré en esta cuestión.

Vd. ya lo sabe, y de vez en cuando lo ha reconocido públicamente, pero déjeme recordarle que estamos donde estamos por dos razones innegables: por un lado, porque las cortes y los tribunales españoles abortaron drástica y rotundamente -sin anestesia- un camino de encaje y entendimiento que se había tratado de tejer desde la muerte horizontal del dictador fascista. Por otra parte, porque el pueblo catalán no se quedó de brazos cruzados esperando la solución, sino que reaccionó con iniciativa y con voluntad de construir un futuro propio y libre. La liquidación de una manera de buscar el entendimiento con España, por un lado, y el despertar de un proyecto de libertad, por otra, explican que este mes de diciembre algunos partidos políticos que habían perseguido ese momento y algunos otros que les hubiera gustado evitarlo tengan la obligación de entenderse.

Usted es el presidente de Cataluña y le ha tocado el inmenso honor de conducir este proceso hacia la libertad. Su papel es de un inmenso honor, pero también de una enorme responsabilidad. No puede defraudar la expectativa y el trabajo que han hecho cientos de miles de ciudadanos cuando lo más fácil era plegar velas y dejarlo todo. El 11 de septiembre de 2012, aquella movilización gigantesca -que le empuja a convocar unas elecciones para conformar el parlamento que debía llevarnos al ejercicio de la autodeterminación -hizo escuchar un grito de independencia nítido y bien sonoro, con un lema bastante explícito: ‘Cataluña, nuevo Estado de Europa’.

Al cabo de un año, lo que parecía insuperable fue superado. La Vía Catalana se convirtió en un ejemplo de fuerza, de coraje y de empuje que pocos países han sido capaces de demostrar. Y esta era también una Vía Catalana hacia la Independencia, organizada por una entidad netamente independentista. Es decir, quien se ha movilizado para salir del pozo donde estamos ha sido el movimiento independentista. Y eso debe tener consecuencias y recompensas, como por ejemplo que no prevalezcan ni se impongan los equilibrios internos de los partidos para decidir la pregunta. ¿Cree que estaríamos donde estamos si aquellos que quieren votar la independencia no se hubieran movilizado? ¿Qué esperanza tendríamos si no fuera por la movilización independentista?

Ahora le pido, presidente, a la hora de decidir la pregunta, ¿qué prevalecerá más: la ilusión y la noble voluntad de futuro de un pueblo que se ha levantado enérgicamente, que no se ha rendido, o el interés de las cúpulas de dos partidos que quieren evitar tensiones internas? ¿Preguntar lo que quieren que se pregunte a los que quieren ser consultados -es decir, si queremos ser un Estado independiente-, o preguntar algo que no incomode a una decena de dirigentes políticos? Dicho de otro modo, ¿las cúpulas de esos partidos que ni siquiera apoyaron la Vía Catalana -ICV y UDC- tendrán el poder de aguar y enmascarar la voluntad de millones de catalanes que quieren decir sí a la independencia?

Se pide generosidad – yo lo hago a menudo-, pero hace falta que la tengan todos. Y ahora toca que los que no han llevado la iniciativa sean generosos con quienes la han llevado. Nadie ha dedicado horas y horas, recursos y sudor, a hacer una consulta sobre algo que pueda ser interpretado de maneras diferentes y contradictorias. Nadie ha hecho este esfuerzo para que se convoque una consulta que sólo sirva para contar cuántos quieren un ‘cambio rotundo’ (según sus palabras), sino para decidir si queremos la independencia. Cualquier otra pregunta dejaría un panorama imposible de gestionar, donde todas las interpretaciones camparían libremente.

Presidente, Vd. justificó la convocatoria de elecciones de hace un año con una frase: ‘En momentos excepcionales, decisiones excepcionales’. Ahora también estamos en un ‘momento excepcional’. No comprendería que, por cálculos cortos de las cúpulas de ambos partidos, todo un pueblo se quedara sin una ‘decisión excepcional’. Y en una consulta no votan los partidos, sino los ciudadanos que no respondemos a las lógicas de los partidos ni nos interesan mucho. Si hay algo que ha cambiado y que nos ha llevado a donde estamos es la voluntad radical de deshacernos de las ambigüedades y de hacernos grandes nacionalmente. Cataluña no puede decidir que España sea un Estado federal, ni confederal, ni nada parecido. Esta decisión no está en nuestras manos. Esto lo deberían decidir todos los ciudadanos del Estado español y me parece que tienen otras prioridades. No volvamos a hacer trampas en el solitario, que ya sabemos cómo nos ha ido cuando lo hemos hecho. Cataluña sólo puede decidir si hace su camino o si acepta continuar en el pozo. Y eso únicamente se puede preguntar de una manera: ‘¿Desea que Cataluña sea un Estado independiente?’.

El jueves pasado hizo cuarenta años de la muerte de un periodista excepcional y patriota como ha habido pocos: Eugeni Xammar. Aprovecho la ocasión para recuperar tres reflexiones de este hombre que vio el mundo y nunca se quitó a Cataluña de su cabeza. Xammar dijo: ‘El día que la corteza actual se rompa, todo el mundo podrá ver que se trataba de una costra mucho más fina de lo que podría parecer’. Y también dijo esta frase: ‘La necesidad urgente de Cataluña no es de diálogo, es de libertad’. Y esta otra: ‘Aún no estamos allí donde vamos. Nos vamos acercando, poco a poco, a pasos agigantados’.

Presidente, escuche a Xammar. Este mes de diciembre toca dar un paso de gigante si queremos llegar allí donde vamos. Si no lo hacemos, nos estorbaremos nosotros solos, sin que nadie nos haya puesto la zancadilla. Volveremos a una situación imposible de manejar. Volveremos a la casilla de salida. Si la pregunta no es clara y concisa, si no deja claro que votamos la independencia, volveremos a la indefinición eterna. No habremos saltado el muro y todavía nos preguntaremos cómo debemos hacerlo. Saltemos de una vez. No nos pongamos otra trampa nosotros mismos. Presidente, déjeme que lo diga así: ahora eso depende de usted. Tiene un pueblo preparado para hacer el camino. Caminemos.

VILAWB