Taiwán es china, pero no desde siempre

Cuando pensamos -si pensamos alguna vez- en Taiwán, podemos pensar en un territorio potencialmente peligroso, dado que China sigue reivindicando la posesión de esta isla, independiente de hecho desde 1949, cuando se convirtió en el último bastión de los opositores al nuevo régimen comunista. Su nombre oficial ya lo deja claro: República de China. Una isla china, sí. No siempre, sin embargo, ha sido el caso. Los taiwaneses de hoy son en un noventa y ocho por ciento de origen chino, dejando a los dos por ciento que quedan el honor de ser los descendientes de pobladores muy anteriores. Un honor que ha tenido, como a menudo, un precio muy alto, el precio de verse reducido a casi nada.

Taiwán, esta isla que los portugueses, en el siglo XVI, llamaron Formosa, está poblada desde hace al menos treinta mil años. Estas primeras poblaciones desaparecieron, o se mezclaron con pobladores venidos hace cuatro milenios, pobladores que hablaban lenguas austronesias. Este grupo de lenguas es de los más extensos del mundo ya que va desde Madagascar hasta la isla de Pascua y, hacia el norte, sube precisamente hasta Taiwán. Algunas de las lenguas más conocidas de esta gran familia son el indonesio, el tahitiano o el maorí. Lenguas que, como se ve, a priori no nos llevan hacia China. De hecho, las poblaciones no chinas de Taiwán, tal como se pueden ver en postales antiguas, antes de que llevaran ropa de tipo china o europea, hacen pensar mucho más en los pueblos de las islas del Pacífico que en los de la tierra firme china.

Llamados indios o negros por los colonizadores holandeses, conocidos como bárbaros del interior por los primeros pobladores chinos y, más tarde, en un intento de corrección política, como compatriotas de las montañas por los primeros gobiernos taiwaneses, estos autóctonos están divididos en dieciséis etnias oficialmente reconocidas por el Estado bajo el nombre de habitantes originarios. Son un medio millón de personas.

Una decena de otras etnias también autóctonas no tienen ningún estatus específico. La lengua es el factor principal de diferenciación de estas etnias y todas, hoy, se encuentran en peligro de extinción. Excepto quizás la amis, lengua del grupo más importante de autóctonos, también llamados amigos pero que prefieren el nombre que ellos mismos se dan, ‘pangcah’, es decir, ‘humanos’.

Aunque oficialmente no existe ningún tipo de discriminación hacia los autóctonos, al menos desde la instauración de un régimen democrático, en realidad los principales partidos políticos de Taiwán se esfuerzan por fortalecer la uniformización cultural del país. Allí como en tantos otros lugares de este planeta.

EL PUNT – AVUI