El 12 de octubre comenzó una masiva protesta de 223 presos políticos en Sri Lanka. Se trata de convictos por formar parte, o apoyar a la organización político-militar ‘Liberation Tigers of Tamil Elam’ (LTTE). Una formación fundada en 1976, pero con raíces muy anteriores, y que llegó a ser la mejor guerrilla del mundo. LTTE expulsó al ejército cingalés del norte y este de la isla donde gestionó, con alta eficiencia, un Estado soberano tamil llamado Tamil Eelam. Su fuerza armada derrotó reiteradamente los intentos de reconquista cingaleses y lanzó cuatro operaciones llamadas «Unceasing Waves» donde demostró gran capacidad táctica.
A pesar de todos sus éxitos, divisiones internas provocadas por el coronel Karuna, enfrentado al máximo dirigente de los tigres Velupillai Prabhakaran y, sobre todo, el apoyo decisivo de China, terminaron cambiando la situación. China proveyó militarmente a Sri Lanka a cambio de utilizar sus puertos como ejes comerciales en el sureste asiático en competencia con la India. El 18 de mayo de 2009 las últimas unidades de LTTE eran derrotadas y moría en combate su comandante en jefe Velupillai Prabhakaran.
Consumada la derrota, Sri Lanka reprimió fuertemente a la población civil en una persecución que aún está por aclarar (*). Según la ONU murieron 40.000 tamiles. Justo ahora la ONU ha comenzado una investigación, seis años después, para aclarar el genocidio practicado. Las primeras conclusiones de las atrocidades cometidas por el ejército de Sri Lanka han sido consideradas un «insulto» por sus gobernantes entonces.
Aparte de los 100.000 miembros de LTTE muertos en el conflicto, cerca de 13.000 fueron encarcelados. En la actualidad unos 12.000 han ido siendo liberados pero todavía quedan en prisión. Algunos desde el año 1997. Según el gobierno de Sri Lanka hay 273 personas presas, una decena mujeres, vinculadas al LTTE que apoyan la protesta. El gobierno se acoge a la draconiana Ley de Prevención del Terrorismo. Pero los 223 presos denuncian que ya han cumplido sus penas y el Estado se ensaña con ellos. Hay presos en catorce localidades y en once cárceles como Colombo, Anuradhapura, Jaffna y Kandy se lleva a cabo la protesta. De los implicados 54 han sido juzgados, 60 no tienen ni cargos y 159 se encuentran en eterno proceso judicial; por tanto en prisión preventiva desde hace años. En uno de los casos, dos mujeres fueron declaradas liberadas… después de pasar 15 años en prisión.
La principal organización tamil, la ‘Tamil National Alliance’ (TNA), pidió a los huelguistas que detengan su protesta pero también al gobierno que los libere. Es una excepción, junto con el ‘Movement of Equal Rights’, del ‘Front Line Socialist Party’ (FSP), en el sistema de partidos de Sri Lanka pues el resto se oponen a cualquier transacción con los supuestos miembros de LTTE. Creen que tienen que «pagar por sus delitos» pero la iglesia católica ha pedido su liberación.
Autor de «El movimiento nacional escocés», «Kurdistán, el pueblo del sol» y coautor de «La revolución ignorada».
(*) http://www.asiantribune.com/node/87049
GEOPOLÍTICA.CAT
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