El estado de la cuestión

Unos llevan la fama y otros cardan la lana. Y es cierto. La Diada ha vuelto a demostrar que no hay ningún otro movimiento, en Cataluña, España o Europa capaz de movilizar la proporción de gente que mueve la independencia. No digo soberanismo: digo independencia. También es cierto que el movimiento está fatigado e impaciente y a punto de caer en uno de los errores que se han evitado hasta ahora: creerse el derrotismo que le echa encima el unionismo. Hasta ahora, el unionismo, el soberanismo ambiguo o el independentismo crítico decía: la Diada pincha, y la respuesta era: venga ya. Ahora no: hace unos días, en una cena de amigos, todos indepes salvo uno y el clima era frustrante y frustrado. «No está pasando nada».   ¿Seremos tan inmaduros? ¿Es necesario que pasen cosas en cada instante? ¿Es necesario que nos creamos el procesismo? ¿Que volvamos a decir que tal o cual es «procesista» para mantenerse en el poder? ¿Hay que mitificar el soberanismo de los comunes?

Unos cardan la lana para que el proceso siga en marcha. De acuerdo, se ha institucionalizado y le falta la vibración épica que tenía aquel «presidente, ponga las urnas». Ahora los políticos tienen que mover las piezas y deben hacerlo sobre un tablero difuso y confuso. Pero se ha hecho todo lo que se dijo que se haría. ¡Si el gobierno habla demasiado! ¡Si no es necesario explicitar la estrategia antes de tiempo! Si admitir «procesismo» como palabra de compañía ya fue un gol, discutir entre RUI y DUI es otro. ¿Es que no lo vemos, que no se puede hacer un RUI sin romper antes con la legalidad española y eso es tanto como decir que hay que hacer una DUI? Tendremos que hacer las dos cosas si queremos que el mundo nos reconozca. Dejemos, pues, de marear la perdiz con debates que, estos sí, cansan. Miremos al horizonte.

¿Entonces no hay ninguna nube en el cielo estrellado? Sí que las hay. El punto débil sigue siendo la histórica falta de unidad. Los infantilismos partidistas. Que si estos no van lo suficientemente lejos. Que si a mí no me reconocen lo bastante como partido de izquierda. Que me hace gracia que me vean con éstos. Que no te quiero ver con aquellos. De verdad que no hace falta que nos pongamos los cuernos, bastante difícil será hacer las cosas bien hechas y llevarlas hasta el final. Para continuar con las citas, sí, unos cardan la lana, pero como decía aquel, que el izquierdismo no nos haga traidores.

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