El controvertido alcalde rebelde de Alepo

Antes de la guerra Alepo, “la princesa del norte de Siria”, una de las ciudades mas antiguas del mundo, tenía tres millones de habitantes. La mayoría de la población era musulmana suní con un veinte por ciento de kurdos, un diez por ciento de cristianos, un cinco por ciento de alauís, además de drusos e ismaelíes.

Los barrios occidentales y del centro como Chaba o Bab el Jadid (puerta de hierro) son los que cuentan con un nivel de vida más alto y están habitados por cristianos y alepinos de pura cepa. Los barrios del este como Shakour o Hanano son más modestos con una población de origen rural. Alrededor de doscientas cincuenta mil personas quedaron atrapadas por el asedio impuesto por el ejército y sus aliados rusos, chiís del Hizbulah y del Irán.

La guerra dividió profundamente esta ciudad levantina, mercantil, industrial, a veces llamada la “Barcelona de Siria” cuya batalla ha conmovido al mundo. A raíz de su desgarro se eligió en el 2013, al otro lado de la frontera en Turquía, un consejo municipal en las zonas en poder del ejército libre sirio ahora devorado por las organizaciones yihadistas. De este consejo de cuarenta miembros formaban parte médicos, maestros, ingenieros, representantes de la sociedad civil, que habían iniciado su “revolución” con el animo de “reclamar la libertad y la dignidad de la población siria”.

El ingeniero Brita Hagi Hasan fue elegido como “alcalde del este” para asegurar sus “servicios básicos” pero su principal actividad ha sido recorrer países occidentales, como Francia, Canada, Suiza, visitar en Bruselas a dirigentes de la Unión Europea, implorar al Vaticano, a fin de recabar su ayuda diplomática y humanitaria para proteger los barrios del este de la ofensiva militar del gobierno de Damasco. Pero en Alepo le acusan de falsario y de ser un propagandista de la rebelión.

Su consejo municipal fue establecido en la localidad turca de Gazientap y en Atarib, a veinte kilometros de Alepo. Sus simpatizantes le han presentado como candidato al premio al Mejor Alcalde del Mundo del 2016. En las grandes ciudades árabes como El Cairo, Bagdad o Damasco, la máxima autoridad son los gobernadores que acostumbran a ser militares y no los alcaldes. Las elecciones municipales, excepto en Beirut, pasan muy desapercibidas si es que se celebran. La figura del alcalde de barrio o de pequeñas localidades – muktar en árabe– es más popular.

La verdadera primera autoridad municipal de Alepo es el gobernador Dyab Hussein. Brita Hagi Hasan fue aceptado en algunas capitales de Occidente como representante de la población del este de Alepo y como su enviado diplomático. Ha vivido en Idlib donde se han refugiado ahora combatientes rebeldes con sus familias, que estos días pudieron ser evacuadas, en un ambiente de muy incierto futuro.

Antes de que se consumase la suerte del este de Alepo escribió el siguiente mensaje a los líderes europeos: “No les pido que salven nuestras estrechas calles, nuestros bazares o murallas. Han desaparecido. No les pido que salven la libertad. Ha muerto. Les pido algo diferente. Les pido que salven lo que queda de nuestras vidas, que salven a nuestras mujeres y niños abriendo un corredor humanitario. En Bruselas les pido que escuchen mi testimonio”.

En una anterior carta imploró al papa Francisco su intervención para aliviar los sufrimientos de los habitantes del este de la ciudad. Esta semana, tras el atentado en Berlín, se solidarizó en Facebook con las víctimas y recordó: “Nosotros, los revolucionarios sirios, en Alepo hemos luchado contra el Estado Islámico, por lo que sabemos muy bien sus comportamientos bárbaros. Y, por supuesto, nos sentimos de inmediato solidaridad con los pueblos europeos… El EI y el régimen sirio son las dos caras de la misma moneda, y queremos un mundo libre de ellos”.

La batalla de Alepo arrasó todas las tentativas diplomáticas. La mayoría de sus habitantes se han regocijado con su final aunque la guerra en Siria no ha terminado. Brita Hagi Hasan ha sido un fugaz y controvertido “alcalde” sin despacho municipal.

LA VANGUARDIA