Duros de pelar

El recorte de producción acordado recientemente por la OPEP supone un giro de 180 grados en la política instaurada por el cartel en el 2014 al dictado de Arabia Saudí. Un cambio radical que pone fin a un periodo que ha sido calificado de “guerra por la cuota de mercado” y de “experimento de libre mercado”. ¿Qué razones explican este cambio de estrategia?

La primera es que muchos de los miembros del cartel no pueden afrontar los graves desequilibrios económicos y financieros, resultado de más de dos años de precios bajos del crudo. Y la segunda, que es la que quiero desarrollar en estas lí­neas, que la industria del petróleo de shale en EEUU. ha mostrado una resiliencia mucho mayor de la prevista.

La estrategia puesta en práctica por la OPEP a finales de, 2014 perseguía proteger la posición de sus miembros, especialmente de Arabia Saudí, en el mercado del petróleo. El plan era aumentar la producción hasta el punto en que los precios cayeran lo suficiente para obligar a otros productores, en particular a la industria del petróleo de shale, a salir del mercado. Probablemente, se pensaba que la viabilidad de dicha industria requería de un precio del barril en torno a los 90 dólares, pero la realidad ha sido que se había subestimado la capacidad de los productores estadounidenses para reducir costes y mejorar la eficiencia extractiva, de manera que pese a una caída de precios del 70% la producción tan sólo ha descendido marginalmente, al mismo tiempo que las exportaciones desde Estados Unidos han aumentado y ampliado sus destinos.

¿Dónde se sitúa hoy el umbral de rentabilidad del petróleo de shale? Pues, de acuerdo con un informe de la consultora Rystad Energy, en el 2015 este variaba por barril entre poco más de 40 dólares en Dakota del Norte y algo más de 55 dólares en Texas. Un detalle interesante constatado en el estudio citado es que, desde el 2013 hasta el 2015, los umbrales de rentabilidad del barril a boca de pozo han caído significativamente, de forma que en el 2013 estos eran de cerca de 95 dólares en el primero de los lugares arriba citado y de unos 70 dólares en el segundo. Estamos hablando de una mejora de la eficiencia que entre el 2013 y el 2015 fue capaz de rebajar en 30-40 dólares por barril los costes de extracción. Y una mejora igual de espectacular ha ocurrido con el volumen medio de producción por pozo.

Lo acontecido el 30 de noviembre pasado en Viena atestigua un fracaso estratégico en toda regla de Arabia Saudí. El reino no ha tenido más remedio que resucitar la política tradicional de la OPEP, recurriendo a los recortes de producción y a aunar fuerzas en la misma dirección con otros países productores, también duramente castigados por unos precios insosteniblemente bajos y entre los que destaca Rusia. Un cambio de rumbo que ha requerido meses de discusión, una intensa actividad diplomática y tres reuniones en el transcurso del 2016: Doha (abril), Viena (junio) y Argel (septiembre).

LA VANGUARDIA