El progre oficial hispano quiere enviarnos a la Guardia Civil

La unión es pura dinamita: Cayetana Álvarez de Toledo haciendo las preguntas y Juan Luís Cebrián respondiéndolas. Ha pasado hoy en El Mundo y hay algunos que todavía ahora no se han repuesto.

Lo primero que sorprende es que El Mundo publique una entrevista con uno de sus grandes enemigos. Enemigo a muerte. Empresarial y política. Aquel que representa la otra España mediática e ideológica, la progre, la de El País. Pero hace meses que Cebrián escribió un libro de memorias y lo promociona en sitios como este o como La Sexta, otro de sus grandes enemigos. Se ve que el ego y la caja de las librerías hace extraños compañeros de cama. Bien, eso y algunas situaciones que están en su nordeste y que les enfadan mucho, sobre todo porque ni las entienden ni las toleran y que les unen mucho.

La conversación es sensacional porque sirve, a los unos para recordar y a los otros para conocer, la connivencia con el franquismo de esta progresía española jacobinamente apolillada, desaparecida con Catalunya y que todavía es momento que abra la boca, por ejemplo, con el tema de los refugiados y que representa perfectamente Cebrián. Es esta progresía a quien el siglo XXI les ha pillado en el reservado de un restaurante de 100 euros el cubierto mientras en la calle, al lado de su coche con chófer, iban pasando cosas:

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Ah, el tiempo… ¿que terrible, no cree? Cómo pone a todo el mundo en su sitio, ¿verdad? Incluidos aquellos que durante años nos dieron muuuchas lecciones de periodismo y de ética. Es el caso del cebrianismo y de sus sirvientes, que se autootorgaron el carné del rigor, de la verdad y del compromiso. Y si no eras de los suyos, sencillamente no eras. Pero cuando los años han erosionado la capa de pintura, ha aparecido esto de ahora. Y «esto de ahora» son ciertos presuntos antifranquistas que ya mandaban con el franquismo y que han acabado convertidos en peones del poder económico más descarado y en máquinas de enriquecimiento personal sin límite ni medida. Y que, en el caso que nos ocupa, lo han hecho pasando por encima de muchos trabajadores de El País que sí eran periodistas rigurosos y comprometidos y que tuvieron un mínimo de dignidad personal y profesional. Y que lo han hecho sin ningún remordimiento y convencidos de que era lo que tocaba y se merecían.

Pido prestado lo que Josep Pla pone en boca de su padre en «El quadern gris»: «Piensa que lo que se parece más a un hombre de izquierdas, en este país, es un hombre de derechas. Son iguales, intercambiables, han mamado la misma leche», para afirmar que, al final, no hay más nada parecido a un nacionalista español de derechas que un nacionalista español de izquierdas. Y eso en la entrevista se nota, cuando hablan de Catalunya. En el tono y el lenguaje utilizado en las preguntas y, sobre todo, en las respuestas:

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Pero más allá de eso de suspender la autonomía y de enviarnos a la Guardia Civil, amables apreciaciones que no nos tienen que sorprender viniendo de quien vienen, hay frases y reflexiones muy interesantes, precisamente porque vienen de quién vienen:

– «No puede haber un tira y afloja permanente». Efectivamente, el café para todos de la fantástica transición permitió a la Catalunya pactista, y a cambio de apoyo político, ir consiguiendo, ahora el 15% del IRPF, ahora el 30, ahora el tope, ahora la cesta de impuestos y ahora la mandanga. Pero esta era la zanahoria de las famosas señoras llamadas Puta y Ramoneta. Sí, porque el tira y afloja sirvió para tener controlada esta espuma del cava que al final ha acabado haciendo saltar el tapón.

– «Catalunya no tiene poder político para separarse de España» y la derivada de que la soberanía o te la dan o te la tomas. Pues sí, análisis impecable. Como no tenemos el poder, cada vez que vamos a dar la mano, nos escupen. ¿Y, qué esperábamos, que España fuera como Gran Bretaña? Y, como no tenemos poder ni somos nada y administrativamente somos como una diputación, por eso tenemos que hacer cosas extrañas e inventarnos artilugios del Profesor Bacterio, a ver si acabamos descubriendo la rueda y salimos rodando.

– La dejadez y dimisión de responsabilidades del Gobierno pasando la patata caliente al TC. Correcto, pero se ha dejado una cosa importante: la Sagrada Unidad de España que lo justifica todo ha desnudado la democracia española. Y ahora tienen el peligro de sufrir, no ya un resfriado, sino una pulmonía.

Y también muy interesante cuando habla de que Artur Mas sólo tiene el poder de convocatoria de 100 mil manifestantes y que no son ni suyos sino de Esquerra y la CUP. Es su opinión y su visión, o la que dice que es su visión, y cuadra perfectamente con la campaña que su diario empezó el viernes y que tiene como objetivo descongelar, como un Walt Disney cualquiera, el famoso «peix al cove».

El jueves pasado alguien fue a escuchar a Mas en Madrid. Y allí dijo lo mismo que ha dicho siempre. Porque si hubiera dicho cosas muy diferentes, toda la prensa lo habría destacado. Y, mire, no. Pero cogiendo las hojas por el rábano, les fue posible apañar una especie de Operación Diálogo 2 tan interesante y estimuladora para el unionismo que Enric Millo la compró ayer, antes de que hoy le desmintiera Xavier García Albiol. Y la estrategia del «Cebrianismo» tendría un doble objetivo: hacer creer que hay una oferta «juiciosa» del Estado, a ver si consiguen atraer a los indepes moderados hacia la causa y eso quita grosor al movimiento indepe, e intentar resucitar el mantra de que el espacio de la antigua Convergència se acabará vendiendo por un plato de lentejas y dejará tirado al Procés:

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Si de una cosa ha servido el llamado «proceso», y sobre todo la respuesta del Estado, ha sido para que la clase media catalana haya generado dos situaciones de cambio muy importantes. La una es personal, de desconexión definitiva de la parte central de la sociedad catalana de esta España que se pasa el día llamándonos nazis, que se inventa eso de la sociedad fracturada, que fabula con la huida masiva de las empresas y que miente sobre la situación de la lengua. Veremos cómo acaba todo, pero si al final continuáramos como hasta ahora, administrativamente hablando, tendríamos una Catalunya emocionalmente y humanamente separada de España, conviviendo porque no hay más remedio, pero totalmente de espaldas. Y eso es fruta madura que acaba cayendo. Tardará más o menos, pero caerá. La otra situación es la destrucción de los argumentos tópicos sobre la realidad catalana que el cebrianismo conoce desde Madrit (concepto) estando, que adquirió a través de este autonomismo ideológico que ha desaparecido para no volver y que han caducado. Del todo. La realidad catalana del 2017 ya no es la Minoría Catalana de Roca ni el Palace de Duran. Y el cebrianismo encantado de haberse conocido, dedica tanto de tiempo a ganar dinero y a justificar su pasado, que todavía no sabe cuál es la nueva realidad.

Una realidad que lo es y lo será aunque envíen a la Guardia Civil, una cabra tocando la trompeta o a Manolo el del Bombo con una boina a rosca y mojando una faria gallega en una copa de 103.

http://www.elnacional.cat/es/opinion/iu-forn-cebrian-el-pais-cayetana-el-mundo-guardia-civil_138807_102.html