La sinagoga de Damasco

Damasco tiene tres patriarcados cristianos, el griegoortodoxo, el griegocatólico  y el siriaco  ortodoxo, y una sinagoga judía. Después de la destrucción y saqueo de la centenaria sinagoga de Jobar en los combates entre soldados y guerrilleros rebeldes, en la periferia de la capital, es la única que abre todavía durante el Shabat.

La sinagoga de Jobar, construida alrededor del siglo VIII después de Cristo, era considerada una de las mas antiguas del mundo, guardaba una valiosa Torah y fue fundada por el profeta EliahuHanavi. Nunca pude visitarla.

La pequeña sinagoga de Al Faraj en el antiguo barrio judío de la amurallada Damasco es la única donde regularmente se celebra el culto. Debe ser una de las contadas sinagogas todavía abiertas en los pueblos árabes del Oriente Medio.

Como vi su puerta  entreabierta, al fondo del ciego callejón en una modesta casa sin ningún símbolo religioso en la fachada, penetré sin vacilar. Habia sido la recepcionista del Hotel Talisman quien me había asegurado que celebraban sus oficios discretamente. No se inmutó su amable celador o vigilante -no había nadie mas en la sinagoga- mostrándome en seguida los rollos de la Torah que sacó de sus vitrinas, antiguos libros sagrados. Pude fotografiar su interior, su puerta en la que están grabadas imágenes de las Doce Tribus de Israel, hasta que irrumpieron una vieja mujer acompañada de un anciano caballero, que empezó a hacerme toda suerte de preguntas y que al decirle mi nacionalidad empezó a hablar en ladino. Solo se tranquilizó al saber que me hospedaba en el frontero hotel. Su acompañante era el rabino y ella su hermana. Nadie vigilaba o por lo menos yo no lo vi, sus alrededores aunque hay centinelas armados, y agentes de la seguridad, en este antiguo barrio vecino al de Bab Tuma donde vive una población cristiana y hay catedrales e iglesias de varios ritos. La sinagoga de Al Faraj guarda intacta su escondida belleza.

Por casualidad fui a parar al antiguo sector judío de Damasco en los alrededores de la calle Amin, habitada por familias musulmanas chiis, perpendicular a la Via Recta, legendaria calle de los cristianos. Entre sus humildes viviendas, algunas abandonadas y cerradas, en estas callejuelas angostas y pobres hubo mansiones como la de Farhi, consejero financiero de la administración otomana, o como las que fueron unificadas para albergar el  hotel Talisman, pertenecientes a florecientes familias de religión judía, comunidad milenaria de Siria. Una de las vecinas del hotel, una vieja judía llamada Sara, siempre  huidiza, con la que traté de hablar un día, sólo me saludó con unas palabras en francés.

Después de la expulsión de los judíos de España algunos de aquellos sefarditas se  establecieron en Jhobary en Damasco. Al alborear el pasado siglo vivian en Siria cerca de cincuenta mil judíos no solo en  Damasco sino en  Alepo y en Qamishli. Entre sus veintiseis sinagogas la mas antigua estaba en Jobar. Las salas dedicadas a los bellísimos murales de la sinagoga de Dora Europosson las más visitadas del ahora cerrado a cal y canto, museo de  Damasco.

Fue en 1992 por primera vez que pude visitar este barrio. Los judíos se consideran la comunidad mas antigua de la ciudad. Como acontecio con otros países árabes y en represalia a las confiscaciones de propiedades palestinas, a los judíos que emigraron a Israel se les incautaron sus casas y bienes. Los proyectos de compensación e indemnización no han podido llevarse a cabo debido sobre todo a problemas políticos entre gobiernos de la región. El barrio no se diferenciaba ni se diferencia de los demás.

Su pequeña intrahistoria hace revivir la vorágine de acontecimientos que sufren estos pueblos levantinos. ¡Aquí  fueron los palestinos los que  por  un corto lapso de tiempo  remplazaron a los habitantes judíos! Algunas  de  sus  viviendas se convirtieron en hoteles, restaurantes, cafeterías y bares, en este antiguo y recoleto Damasco, cuando se elaboraban proyectos de hacer de este vecindario elegante centro turístico, una ciudad de creadores plásticos y de artistas. El fotógrafo Robert Lyons captó en sus imágenes de 1995, sinagogas y lugares históricos del patrimonio cultural judío de Siria.

LA VANGUARDIA