Europa se toma a risa la «España torpe»

Frío, mucho frío. Toda Europa sufre una ola de frío polar y ya hasta la lotería de El Niño nos deja helados: «Hacienda se forra con El Niño», titulaba el siempre serio El País. Los europeos tiritamos. Pero ¿sólo de frío? En los años ochenta, un Forges en la cumbre retocaba el refranero castellano para hacer una alusión directa a uno de los grandes problemas que acuciaban al Estado español por entonces: el desempleo desbocado. Y así, del tradicional y castizo «Cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo», los habituales personajes de Fraguas inventaron el «Cuando el paro vuela bajo, hace un hambre del carajo». No es que el hambre (así, en toda su crudeza) haya vuelto por estos pagos, aunque cualquiera haya podido ver cómo proliferan los buscadores en la basura de nuestra sociedad satisfecha, pero no es menos cierto que el paro vuelve a ser la gran preocupación, el gran problema social. Frío y paro: ambas cosas para temblar. Pero el temporal pasa y el desempleo, no. De las nevadas -que se sepa- no tiene culpa el Gobierno de Zapatero. Por si acaso, un periódico como La Razón ve la necesidad de explicarlo con un titular a cuatro columnas: «Los temporales de nieve se producen por el cruce de olas de frío y borrascas». ¡Ah, bueno! De eso no, pero de la otra tiritera algo de culpa sí debe tener el Ejecutivo español, porque el Estado se encuentra a la cabeza de Europa en porcentaje de parados: más de cuatro millones, por mucho que las estadísticas oficiales nos birlen la cifra mágica para maquillar el despropósito. Y en éstas que Zapatero estrena presidencia rotatoria de la UE y alguien muy hábil -y un poco cabroncete- se la juega colocando la foto de Mr. Bean en la web oficial del mandato español europeo. Las carcajadas que no han dejado de escucharse por todo el viejo continente han impedido atender las explicaciones de los responsables de la carísima página de internet de que no hubo ataque de ningún hacker sino un simple fotomontaje distribuido por la red. El caso es que la anécdota sirvió al prestigioso Financial Times para adornar un demoledor editorial que regaló a Zapatero el día de Reyes y cuyo titular aleja toda duda: «Una España torpe debe guiar Europa». ¡Toma del frasco, Carrasco! El genial Mr. Bean es, en efecto, famoso «por sus tropiezos y percances», como dice el Financial Times, y aprovechando «el parecido que tiene con José Luis Rodríguez Zapatero» -lo dice la biblia de la información económica-, le arrea un coscorrón al flamante presidente europeo al afirmar que «y España parece propensa a los accidentes en estos momentos». A eso, y a más cosas por mucho que su programa europeo sea «extraordinariamente anodino». Pero este editorial no ha sido el único. El también británico y no menos prestigioso The Economist pateaba también de lo lindo a Zapatero donde más duele: «Editoriales de toda la UE se toman a risa que Zapatero vaya a asesorar sobre economía», aseguraba. Risa les dará a ellos, porque por aquí lloramos de lo lindo. Todo esto, sin embargo, no es muy aprovechado por la habitual caverna mediática, ni siquiera por la más derechosa enemiga de Zapatero. ¿Que por qué? Muy fácil: no se puede permitir que alguien de fuera, y menos de la Pérfida Albión, nos insulte, aunque sea al enemigo Zapatero, vienen a decir. Así, en román paladino, lo escribe Carlos Herrera en Abc, donde apunta desde el titular: «La insufrible y secular ojeriza británica». Dice, en un ataque de ironía sin par: «Digamos que España para la mayoría de la british people es un amejoramiento de Marruecos, ese país medieval en el que las mujeres van a buscar agua a la fuente con un cántaro en la cabeza mientras los hombres calman el picor de sus partes rascándose con fruición bajo la chilaba». Y concluye, sobre el editorial del Financial Times: «Ahora que leo lo escrito pienso honradamente que puede que tengan razón, pero me fastidia igual» (…) «Que se ocupen de sus cosas y que dejen a los españoles poner a parir a sus gobernantes con la tranquilidad que da saber que son un desastre. Conste que por menos de eso nos cargamos a Napoleón. Gibraltar español, coño». Curioso, en el mismo periódico Manuel Martín Ferrand titula su columna «España torpe, pero una», mientras César Alonso de los Ríos recurría al «Antes rota». Vuelve la España imperial.

La recurrente e incoherente demanda sobre el peñón coincide con otro hecho que ha soliviantado los cimientos de La Razón tanto como que la ministra Chacón no lleve vestido largo sino pantalones en la Pascua Militar: «Defensa quita de los cuarteles los nombres de militares laureados». Acabáramos. Como dice José Antonio Vera en el mismo diario en un querellable -por apologista del fascismo- artículo, quieren «borrar el franquismo». Casi nada.

Otra cuestión que ha soliviantado a la brunete ha sido, de nuevo, Catalunya. Tras el editorial conjunto de la prensa catalana, ahora el president Montilla insta por carta a la sociedad de ese país a cerrar filas si el Constitucional recorta el Estatut, que lo hará. Y eso, claro, no se puede consentir. Por eso jalean a quien hasta hace dos días era Maquiavelo redivivo, el ex vicepresidente español Alfonso Guerra, quien, como se apresta a titular El Mundo, asegura que el presidente de los catalanes «está en la estratosfera». Lo que realmente está en la estratosfera -y hasta el infinito y más allá- es el paro, el drama de miles de familias. Pero de eso, vienen a decir, que se ocupen otros… aunque se partan de risa.

Publicado por Deia-k argitaratua