La nueva diglosia

 

1. Probablemente el término de la sociolingüística más usado, más conocido, en catalán ha sido el de diglosia, introducido entre nosotros a finales de la década de 1960. En la primera formulación del concepto, el lingüista norteamericano Charles A. Ferguson lo aplicaba a situaciones como las relaciones entre árabe popular y árabe literario: el árabe popular es la herramienta de comunicación oral normal en el ámbito coloquial en todas las comunidades árabes (un árabe popular que es diferente de un espacio a otro) y el árabe literario es la herramienta de comunicación, oral y escrita, normal en el ámbito de relaciones formales: la oración, la escuela, el uso institucional, la literatura, la ciencia… (un árabe literario muy poco diferenciado espacialmente); es decir, los hablantes árabes usan dos modalidades lingüísticas distintas según la situación social de comunicación en la que se encuentran: modalidad llamada B (Baja) en situaciones de informalidad y modalidad llamada A (Alta) en situaciones de formalidad. Un funcionamiento similar al de, por ejemplo, los suizos germanos, que tienen el propio dialecto como modalidad B y el alemán estándar como modalidad A. El concepto Fergusoniano de diglosia fue posteriormente reformulado por otros (socio)lingüistas, y a nuestra casa llegó con un contenido un poco diferente: para nosotros la modalidad B era la lengua catalana y la modalidad A era la lengua castellana. Bueno, digo que nos llegó diferente por esta consideración de «lenguas diferentes» que todo el mundo acepta para el catalán y el castellano y que, en cambio, no suele ser aceptada para el árabe literario y el árabe popular o el suizo-alemán y el alemán estándar; no voy a entrar, ahora, en esta discusión, pero podríamos dedicar muchas de páginas, a razonar si las hablas árabes o el suizo-alemán son lenguas más o menos diferentes respecto del árabe literario o el alemán que el catalán respecto del castellano. En cualquier caso, la aceptación de que la nuestra era una situación sociolingüística de diglosia fue general en la década de los años setenta del siglo pasado: los catalanohablantes usábamos normalmente el catalán en nuestras relaciones orales familiares y amistosas, mientras que leíamos, escribíamos y nos relacionábamos en castellano con las instituciones (todo ello con matices, ahora no importantes); en otras palabras, socialmente el castellano era una lengua más importante que el catalán. Dentro de los años ochenta la diglosia (una característica es la estabilidad) se fue convirtiendo en conflicto: una gran parte de nuestra sociedad no aceptaba ya que el catalán fuera siempre modalidad B y lo quería convertir en modalidad A, y para ello había que eliminar la modalidad A vigente… Y en ello estamos todavía en esta etapa: sin haber descartado ya del todo la diglosia respecto al castellano (tenemos ejemplos continuamente, sobre todo fuera de Cataluña), la lucha principal ahora es ocupar por completo su espacio y convertir la sociedad catalana en una sociedad de funcionamiento interno monolingüe, como la inglesa, la portuguesa, la danesa… Ahora bien, al mismo tiempo, aparece una nueva diglosia, menos marcada, si se quiere, pero igualmente condicionante , como si los catalanes no pudiéramos existir sin tener que recurrir a otra lengua como globo de aire indispensable para nuestra respiración: se quiere dar al inglés alguno de los papeles que hasta ahora jugaba el castellano. Fíjénse en ella: nos llenan la cabeza de prejuicios sobre la necesidad de saber inglés (no seremos nada si no sabemos inglés, no podremos ir a ninguna parte si no sabemos inglés…), nos quieren sustituir el castellano por el inglés en la escuela («Cataluña aplicará la inmersión» en inglés «dentro de 5 años», Ara-Baleares, 17 de julio de 2013, p. 12), nos machacan con páginas en inglés dentro de un periódico y revistas supuestamente en catalán… ¡Aún no hemos conseguido la normalización del catalán y ya le oponemos un nuevo competidor! Yo no voy a discutir nunca la necesidad de saber hablar varias lenguas, y cuanto más mejor, y acepto que saber inglés es útil (y necesario sólo en algún ámbito), pero de ahí a consentir que se nos presente el inglés como indispensable, despreciando todas las otras lenguas, se le haga un lugar dentro de nuestros medios de comunicación en catalán y lo quieran imponer como lengua de inmersión escolar, hay una enormidad. ¡Hace demasiados años que luchamos por la escuela en catalán para olvidar ahora nuestra meta y convertir la escuela, de nuevo, en bilingüe forzada! La escuela catalana tiene que ser en catalán, y se han de enseñar, con los medios más adecuados y efectivos, dos o tres lenguas foráneas, a gusto de los padres (castellano/inglés/francés/ruso/alemán…), pero sin desfigurar su esencia catalana. Imagine que el diario Ara o la revista Presencia decidieran incorporar pronto dos o tres páginas en castellano: ¡habría una reacción feroz contra estas publicaciones! Pero si las páginas están en inglés, nadie dice nada, todo el mundo lo encuentra bien… O que los responsables de enseñanza hubieran anunciado que dentro de cinco años se haría inmersión en castellano en las escuelas de Cataluña… ¡Un escándalo! (Excepto para el PP y C’s, que lo celebrarían). ¿Quien se ha vuelto loco? ¿Cómo podemos desde Baleares luchar contra el PP porque nos quiere destruir la inmersión en catalán a base de castellano e inglés si al mismo tiempo el partido gobernante en la Cataluña estricta, supuestamente catalanista, anuncia una medida similar? ¿Resultará ahora que los malos, los retrógrados, somos los que queremos la escuela íntegramente en catalán? ¿Cataluña quiere la independencia para tener la escuela diglósica (es muy claro que el inglés sería la lengua A)? ¿No estamos hartos, de bilingüismo mal entendido?

2. Una de las características más evidentes de las sociedades que tienen como lengua en plenitud de usos una lengua que funciona como lengua A en otras sociedades (las cuales, por tanto, tienen una lengua B), es su desprecio mayoritario no sólo para esas lenguas B sino también para las otras lenguas en general. El interés que tienen los españoles (= castellanoparlantes) para aprender catalán, vasco, gallego o asturiano (para ellos el aragonés ni siquiera existe) es comparable al de los pingüinos en hacer vacaciones en el Caribe [1], y es naturalmente similar al que tienen los franceses (= franceses del norte) para aprender occitano, bretón, neerlandés, catalán, corso o cualquier otra habla autóctona dentro de la República. Es lógico: si hablando la lengua A pueden ir sin problemas por todas dentro del territorio que controlan, ¿por qué tienen que aprender ninguna lengua B, que no es necesaria para nada? Esta actitud de autosuficíencia les lleva, además, a mantener una actitud negativa respecto a cualquier otra lengua, por lo que (con alguna excepción) en los estados donde hay una política más despectiva respecto a las lenguas internas sometidas hay también un gran porcentaje de personas adultas incapaces de expresarse en otra lengua considerada extranjera: España (46,8%) [2], Grecia (43,4%), Francia (41,2%) (Comunicado de prensa de Eurostat 137/2009, 24 de septiembre de 2009). Un dato importante para conocer el interés de un Estado a hacer sus ciudadanos políglotas es cómo plantean la enseñanza de lenguas extranjeras en el sistema educativo. Pues bien, según los datos del Primer Estudio Europeo sobre las Competencias Lingüísticas [3] y el Estudio Europeo sobre las Competencias Lingüísticas: la capacidad lingüística en Inglaterra [4], en todos los estados de la Unión Europea, excepto en Inglaterra (pero el dato vale para todo el Reino Unido; véanlo en este escrito: ‘Languages in UK schools: where we are vs where we need to be’ [5]), se enseña menos una lengua extranjera desde los primeros años de la educación primaria, y se mantiene esta enseñanza hasta el final de la educación secundaria (en nuestro caso, el bachillerato). ¿Qué pasa en Inglaterra, y en todo el Reino Unido? Pues que sólo se enseña una lengua extranjera (mayoritariamente francés) los últimos tres años de la enseñanza obligatoria, ¡cuando los alumnos tienen entre once y catorce años! ¡Y basta! En el tercer grado de enseñanza (14-18 años), la lengua extranjera (1 o 2) había sido obligatoria hasta 2004, pero es voluntaria en la actualidad. La consecuencia lógica ha sido la disminución de alumnos que lo aprenden: de los 295.970 que, en Inglaterra, en 2004 se examinaron de francés para obtener el Certificado General de Educación Secundaria, se ha pasado a 141.472 en 2011; de los 118.014 de alemán se ha pasado a 58.382; y sólo han crecido una insignificancia los estudiantes de castellano: de 59.588 a 60.773 (datos del Estudio Europeo… , tabla 2.3, p. 24). Visto desde otra perspectiva: el 51% de alumnos de secundaria del Reino Unido no estudia ninguna lengua extranjera (Comunicado de prensa de Eurostat 137/2009…). Además, interrogados los alumnos [6] si les gusta o no estudiar la lengua 1, el 53% responden que no (Estudio Europeo…, figura 7.6, p. 83); sólo son superados, en este disgusto, por el 59% de flamencos belgas, a los que no gusta aprender francés (y ya sabemos el poco cariño entre la comunidad flamenca y la valona de Bélgica). Pero aún hay otro dato significativo, los pobres resultados prácticos para los alumnos ingleses en el aprendizaje del francés:

Pupil proficiency in French was poor in England compared with Spain and both Belgian communities. Across skills, England had more pupils who failed to achieve the first basic user level (A1) and fewer who were independent users (level B1 and B2). Pupils in England performed similarly to those in Portugal in French reading, listening and writing (Estudio europeo … , p. 55; para ver los resultados portugueses véase el Primer estudio europeo …, p. 44).

¿Qué reflejan todos estos datos? Es muy claro: el Reino Unido tiene como lengua común la lengua A de toda Europa, la lengua que todos los demás europeos consideran como más importante, y por eso mismo el Reino Unido no tiene necesidad de aprender otra lengua; sus ciudadanos actúan en buena parte (no al 100%, naturalmente) como los españoles en España o los franceses en Francia: ¿por qué tienen que aprender una lengua B si con la lengua A, que es la suya, pueden ir por todas y la gente todavía les hace reverencias? Para ellos es inimaginable plantearse la enseñanza bilingüe (excepto en el País de Gales, donde se aprende también galés), y la enseñanza de una lengua extranjera es casi testimonial, más para disimular su desprecio que para dotarse de una capacidad políglota que, nosotros, nuestros dirigentes nos quieren hacer pasar por imprescindible (no por razones culturales, claro, sino puramente materiales); porque no necesitan ninguna otra lengua. Tienen la diglosia a su favor bien asumida, y contemplan gozosos como todos los demás europeos también la tienen.

3. Miren esta noticia:

Ben Lenher (Oxford, 1978) llegó a Barcelona hace seis años, pero no habla ni catalán ni castellano. En el Centro de Regulación Genómica, donde trabaja, el idioma común es el inglés, y él se pasa buena parte del día intentando entender las claves del genoma. Mañana recibe el premio nacional de investigación en el talento joven (Presencia, núm. 2142, del 15 al 21 de marzo de 2013, p. 36).

No dudo que Mr. Lenher es un sabio, ¡estoy seguro, vaya! ¿Y un sabio que hace seis años que vive en Barcelona puede seguir ignorando, no ya el catalán, sino incluso el castellano? ¡Si los inmigrantes africanos y asiáticos sin estudios que llegan a los pocos meses de estar allí ya medio hablan, en catalán y castellano! Entiendo que este señor se pasa muchas de horas dentro del Centro de Regulación Genómica, donde sólo se habla inglés, pero también debe tener algún rato de vida privada, debe ir a comprar de vez en cuando, debe ir a un café o un restaurante, se debe relacionar con los vecinos de su casa… ¡Y no ha aprendido catalán ni castellano! Debe ir por todas hablando en inglés y todo el mundo le debe hacer reverencias, todo el mundo debe hablarle en inglés (más o menos), y él bien contento porque no debe esforzarse en aprender la lengua local… Claro que seguramente la gente lo trata así porque no tiene aspecto físico de paquistaní o indio, ni es negro… Su apariencia anglosajona hace mucho, para ser considerado alguien importante… Es evidente que si no sabe ninguna de las dos lenguas oficiales en Cataluña (una mucho más oficial que la otra, por cierto) no es por falta de aptitud intelectual para aprenderlas, es simplemente porque tiene bien asumido que no tiene necesidad de ello, que así ya le va bien.

Aparte, sin embargo, del detalle de la (presunta) disposición personal de este investigador, hay en esta noticia otro hecho significativo: esta investigación científica en Barcelona se hace en inglés, no en catalán. Me diréis que esto no tiene nada de extraño, que es así prácticamente en todo el mundo y que es así por la necesidad que tienen todos los científicos de comunicarse. Bueno, pues yo os lo replicaré: es así porque los científicos anglófonos, que son la mayoría relativa y, sobre todo, de estados muy ricos e influyentes (con Estados Unidos y el Reino Unido en ante todo) lo han impuesto, y los demás se han plegado a eso. Estos científicos ignoran (¿desprecian?) Deliberadamente cualquier aportación que no esté escrita en inglés, en una actitud que ya viene de años atrás: en la década de 1930 científicos alemanes señalaron que había una relación importante de causalidad entre el hecho de fumar y el cáncer de pulmón, pero como su descubrimiento fue publicado en alemán (la potencia vencida de la I Guerra Mundial), el mundo científico anglófono lo ignoró y no tuvo trascendencia, hasta que en la década de 1960 un conjunto de científicos norteamericanos y británicos «redescubrieron» esta relación, lo que provocó las nuevas políticas de salud pública encaminadas a reducir el consumo de tabaco [7]. En Brasil se publican anualmente unos 50.000 artículos científicos, de los cuales el 60% son en portugués, pero sólo unos 18.000 son indexados por la Web of Science de Thomson, una de las bases de datos más importantes del mundo, y de éstos apenas el 2,7% son en portugués [8]… La discriminación lingüística es evidente, y para contrarrestarla hasta donde fuera posible, al menos parcialmente, varias organizaciones estadounidenses de promoción de la salud y de la investigación científica en medicina, con el apoyo principal del estado brasileño de Sao Paulo, instituyeron en 1997 una base de datos latinoamericana de publicaciones científicas relacionadas con la investigación sobre salud (Scielo [9]) gracias a la cual la investigación en este campo hecha en español y portugués (hay una parte minoritaria en inglés) se proyecta internacionalmente. Para que la cultura catalana sea normal en todos los sentidos es necesario que haya también una investigación científica en catalán y que sea dada a conocer internacionalmente; renunciar, con la excusa de que si no se hace en inglés no es conocida fuera, es autocondenarse a ser siempre un país subsidiario; ¿Para qué queremos una oficina de terminología (TERMCAT [10]) que actualice toda nuestra terminología científica si después ésta no se debe usar nunca? ¿Queremos una lengua coja en el ámbito científico? Se puede hacer y publicar investigación en catalán, hacer resúmenes (o versiones enteras, en algún caso) en inglés (es cierto que no se puede ignorar, el peso del inglés) y darla a conocer con un recurso similar en Scielo, que puede ser el RACó (RINCÓN) [11] que ya existe o uno nuevo, si debe ser mejor. En lugar de ir en esta dirección, sin embargo, nos quieren hacer ir en la contraria ya desde la enseñanza primaria: todos los que sufrimos la escuela franquista somos conscientes de que aprendimos todo el vocabulario especializado de las diferentes disciplinas (historia, geografía, ciencias naturales, matemáticas, filosofía, gramática…) en castellano, y que es mucha todavía la gente de estas generaciones que al tener que referirse a un concepto que aprendió en la escuela se refiere con el término castellano que le enseñaron (o que sólo sabe la tabla de multiplicar en castellano!). Con el logro de la escuela en catalán habíamos conseguido la normalidad en todas estas disciplinas y nuestros hijos han aprendido el vocabulario especializado en catalán, como hubiéramos querido nosotros; ¡pues ahora quieren (PP y CiU) volver atrás y que los estudiantes aprendan la terminología nuevamente en castellano o en inglés! ¿Cómo podremos nunca tener investigación científica en catalán si desde pequeños les negamos a nuestros hijos que aprendan el vocabulario esencial catalán de las disciplinas que estudian? [12] El TIL [13] en Baleares o el proyecto de la Generalitat de Cataluña de inmersión escolar en inglés impedirá el desarrollo futuro de la ciencia en catalán. Que el PP tenga este objetivo es lógico, pero que sea también el objetivo de CiU me sorprende. La nueva diglosia es la excusa perfecta para contribuir a la propia (auto) aniquilación. Muy penoso, todo.

 

[1] Véase, por ejemplo, este article: http://www.vilaweb.cat/noticia/4112511/20130506/vuit-paisos-superen-espanya-nombre-destudiants-universitaris-catala.html (23-8-2013).

[2] Sé de cierto que el porcentaje entre los estrictos castellanohablantes es mucho más alto, porque es en la comunidad catalanohablante donde ha habido siempre más interés por aprender lenguas extranjeras, aunque sólo fuera por el gran peso económico del turismo.

[3] http://ec.europa.eu/languages/eslc/docs/en/final-report-escl_en.pdf (23-8-2013).

[4] http://www.nfer.ac.uk/nfer/publications/ELDZ01/ELDZ01.pdf (23-8-2013).

[5] http://www.theguardian.com/teacher-network/2013/may/13/languages-uk-schools (23-8-2013).

[6] No queda claro en el Estudio si son sólo los alumnos de 11 a 14 años, que tienen 1 lengua obligatoria, o si entran también los de 14 a 18 años, para los que es optativa; pero tal como se explica, y por los resultados, creo que sólo son los primeros.

[7] Véase ello en este artículo, p. 3: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1796769/ (23-8-2013).

[8] Ídem , p. 6.

[9] http://www.scielo.org/php/index.php?lang=es (23-8-2013).

[10] http://www.termcat.cat/ (23-8-2013).

[11] http://www.raco.cat/index.php/raco/pages/view/QueEs (23-8-2013).

[12] Ya comentaba este hecho, con espanto, el contertulio de Migjorn José Molés, que cuenta haber oído una sobrina suya que hace Ciencias Sociales en inglés hablar del «Castilian plateau» para referirse a la meseta ibérico (la meseta castellana) (mensaje a Migjorn de 25-7-2013).

[13] http://indirecte.cat/10344 (23-8-2013).

Jaume Corbera.
Lengua Nacional. Barcelona.  / 4.07.2014


NÚVOL

http://www.nuvol.com/opinio/la-nova-diglossia/