Antoni Batista: «Otegi está en la cárcel porque es el símbolo del independentismo no violento»

Entrevista al periodista especializado en política vasca y autor del libro ‘Otegi. La fuerza de la paz’

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Antoni Batista (fotografía: África Uyà).

David Fernández, periodista y político, toma una frase del escritor fugitivo, escondido, pero bien activo, Joseba Sarrionandia -‘Mientras no aprendamos a husmeando la oscuridad, no sabremos escribir con claridad’- para iniciar el prólogo (pdf) del último libro de Antoni Batista, el gran cronista de la política vasca, ‘Otegi. La fuerza de la paz ‘ (La Campana, 2015). Batista ha husmeado en la oscuridad durante años y años buscando una verdad compleja y resistente, que ha sabido transmitir con claridad en sus crónicas vascas. Ahora lo vuelve a hacer con un libro esperado: una inmersión en la figura más fascinante de la política vasca y, probablemente, mundial.

Batista conoce a Otegi de cerca y lo demuestra desgranando un mundo interior y una trayectoria demasiado poco conocida y, en algunos casos, escondida. Las experiencias de Batista por los callejones y las encrucijadas, un día oscuras y otro luminosas, del conflicto vasco llenan el libro de descubrimientos y sorpresas que no pasarán por alto sus afortunados lectores. Hemos hablado con Batista de cómo conoció Otegi, qué militancia hizo en ETA, el papel de la CIA en el País Vasco, su formación intelectual, el Che y Gandhi…

-Conoció a Otegi con el aval del ‘General Idigoras’. Supongo que para ganar la confianza de un dirigente de la izquierda abertzale hacían falta buenos avales.

-Efectivamente, Para poder hacer periodismo con buenas fuentes en la izquierda abertzale necesitas avalistas. Te tienen que tener confianza. Como han tenido una gran maquinaria mediática en contra, son reticentes y refractarios con la gente que no conocen. A mí me costó varios años tener buenas fuentes en la izquierda abertzale.

-Cuando le conoció?

-El Día histórico del 12 de septiembre de 1998 cuando se firmaba el acuerdo de Lizarra-Garazi en el mismo lugar donde se hacía el acto, en la Casa de Cultura de Estella. Yo hacía años que trataba a Jon Idigoras, con quien trabé una buena amistad. Él me hizo de avalista con Otegi, que entonces era un joven que despuntaba. De hecho, su liderazgo estalla en Lizarra.

-Las escenas que describe el libro de sus contactos con los dirigentes de la izquierda abertzale y con Otegi mismo parecen propias de un filme de espías…

-Imaginate cuando las reuniones las he tenido con ETA… Entonces, el filme de espías se multiplica por mil. Si hablamos de la izquierda abertzale, debemos tener en cuenta que desde los tiempos analógicos ha sido muy pinchada. Ahora todos somos pnchados por defecto, pero en ese tiempo los servicios de información españoles enviaban técnicos falsos a instalar sistemas de grabación en todas partes. Las sedes de Herri Batasuna, de Euskal Herritarrok, Batasuna y de todas las marcas que ha tenido que construir la izquierda abertzale eran intervenidas por la policía y los servicios de inteligencia. En mis citas, sí quedábamos en las sedes, pero nunca he tenido una conversación política importante en el interior de una sede. Siempre han estado a ‘halls’ de hoteles, paseando por avenidas abiertas, en algunos restaurantes…

-Hay que tomar muchas precauciones.

-Ahora que dices eso de las películas de espías, te puedo decir que las he conocido a raíz del conflicto vasco. He conocido de los servicios de inteligencia estadounidense, británico y francés.

-Ya tenemos tema para otro libro…

-¡No! No, no, no … [ríe]

-Después hablaremos de la operación de la CIA en el País Vasco. Pero antes: ¿cómo fueron los años de Otegi como militante de ETA? ¿Qué tipo de militante era?

-En los años de militancia, que no fueron muchos, porque rápidamente tuvo la policía encima, Otegi era un militante de base y nunca estuvo implicado en grandes atentados. De hecho, no ha tenido ningún delito de estragos ni de sangre. El único delito que han podido probar fue el secuestro de un industrial. Los compañeros de militancia de aquellos años con los que he hablado para hacer el libro explican que era una persona muy disciplinada. No se tomaba nunca un ‘pote’ [una copa] de más. Dicen que era una persona muy consciente y muy reflexiva.

-¿Era imprescindible venir de la militancia en ETA para luego asumir el liderazgo político de la izquierda abertzale?

-La militancia en la lucha armada, donde su avalista era Txomin Iturbe (máximo responsable de ETA militar en ese momento), y los años de prisión le daban fuerza política, evidentemente. Este paso por ETA y por la cárcel fue importante. Pero pronto dejó de ser el militante de ETA para serlo político. Otegi hizo el cambio ideológico y ético de reconsiderar la cuestión de la violencia. Interiorizó muy pronto la necesidad de silenciar las armas.

-¿Sin el pasado de militante de ETA, le habría sido más difícil de elegir el camino de la paz y ser escuchado?

-Ciertamente, Viniendo de donde venía, podía hablar de la lucha armada en primera persona. Era una persona que venía de las trincheras, que había sido torturado y que había pasado por la cárcel, la que decía que el combate violento debía terminar. Esto le daba la fuerza de la paz -esta expresión que he usado para titular el libro-.

-¿Cómo hace la evolución hacia la paz, Arnaldo Otegi?

-Arnaldo Se cree la paz en dos ejes. Por un lado, un eje táctico que resumo con la frase ‘cuanto más violencia, menos independencia’. La violencia, en un contexto europeo, no podía llevar a la independencia. Podía llevar a la cárcel, a la represión y, sobre todo, a hacer daño a muchísima gente. La violencia les hacía ser impopulares. Dejar la violencia y pasar a la política daba una oportunidad real a la independencia. Este es un planteamiento político que ya estaba y que podían entender los militantes. Pero él hace también un planteamiento para la paz sobre un eje ético. La paz tiene un valor en sí misma. No matarás.

-Eso liga con su formación, tal como explica en el libro

-Él conoce muy bien los inicios de la religión cristiana. Es un factor humano de Otegi que mucha gente desconoce y que yo me he entretenido en explicar bien el libro. Es un enamorado de la teoría de las religiones. De las diversas interpretaciones de la trascendencia a través de las culturas. Y, muy especialmente, estudia el primer cristianismo de los primeros evangelistas y los esenios. Conoce perfectamente el significado de la idea de ‘la paz sea contigo’. Usa la rama de olivo, con la que se planta en el acto del Velódromo de Anoeta, que es una referencia cristiana. Y en el atril pone una kufiá palestina. La paz de Otegi es una paz táctica con la que se entiende con su gente, pero desde su personalidad íntima, la paz es un planteamiento ético revolucionario.

-¿Cómo ha influido su formación intelectual en la evolución política que ha impulsado?

-Eso es importante. Esta es una de las aportaciones del libro. Descubrir este Otegi tan desconocido. En el contexto de lo que entendemos por el Madrid político, la idea de Otegi como terrorista está generalizada. Pero es que en nuestro contexto, que siempre ha mirado el conflicto vasco con una sensibilidad diferente, también hay gente que piensa que este señor está en la cárcel porque es un terrorista. Entonces, uno de los desafíos del libro era explicar quién es Otegi. Y es todo lo contrario de un terrorista. Es una persona muy bien formada que estudia filosofía. Lo ha hecho en la cárcel -donde ha tenido tiempo de formarse y lo ha aprovechado- y en el exilio.

-Especialmente Interesado en la teoría de las religiones?

-Estaba muy interesado en la filosofía de la ciencia. Y leyendo a Darwin en ‘El origen de las especies’ termina hablando de la inspiración divina. Aunque a Darwin le trinchan los ortodoxos católicos, él termina hablando del aliento divino en una frase maravillosa hacia el final del libro. La filosofía de la ciencia lo lleva a la teoría de las religiones. Y lee mucha: novela histórica, tratados académicos… Es una persona muy formada. En el segundo periodo largo de prisión -este que finalizará en el mes de abril-, ha terminado la carrera de derecho. Aprende francés cuando vive exiliado el Estado francés, aprende inglés… Se ha preocupado de formarse mucho. Es un líder político muy, muy sólido.

-¿Por eso los servicios de información de la policía y la inteligencia española trataron de hacerle la vida imposible desde muy pronto? ¿Detectaron que era una amenaza para sus intereses?

-Otegi no es un ‘político independentista local’, tal como lo verían ellos. No es un ‘líder de provincias’… Es un político de Estado. Trasciende lo cotidiano. Tiene don de gentes. Tiene un verbo fácil. Elabora discurso sin papeles. Tiene un feeling personal de seducción intelectual y de conexión mediática. Arnaldo conecta mucho con la gente. Es más que el líder de la izquierda independentista. Es un líder reconocido por todo el nacionalismo vasco. Un dirigente altísimo del PNV, cuando Otegi emergía, me dijo: ‘Con él de cabeza de lista y la marca del PNV, ganaríamos por mayoría absoluta.’ Porque Otegi puede arrastrar el voto del PNV también. Su influencia sobrepasa la izquierda abertzale.

-Quien te dijo eso salió mal parado…

– Sí, sí. Salió muy mal parado. Cesó. En este caso, pondremos el verbo como si fuera transitivo: ‘lo cesaron’.

-La continuidad de la violencia ha interesado a determinados sectores del Estado español?

-Es Una cuestión muy delicada. Cuesta mucho verbalizar. Yo lo digo de la siguiente manera: el Estado no quiere violencia y no quiere muertos -esto debe quedar claro-. No quiere una ETA real actuante. En un gobierno como el del PP, que lo que no gana en las urnas lo lleva a los tribunales, le interesa un fantasma de ETA que contamine el independentismo, un factor que permita criminalizar el independentismo. Por eso Otegi está en la cárcel. Y antes de que salga, ya mueven los hilos jurídicos para que la inhabilitación se consolide hasta el año 2022. El Estado no le puede alargar la prisión, pero hace lo imposible para alargar su inhabilitación.Sería terrible para el Estado español que se pudiera presentar a las elecciones porque las podría ganar.

-En el libro explica la implicación de la CIA en un momento determinado cuando infiltra agentes dobles a la izquierda abertzale. ¿Cómo fue eso?

-La CIA se infiltró en el conjunto de la izquierda abertzale dobles agentes para evitar atentados y favorecer a los que iban contra la violencia y a favor de la paz en los lugares decisivos. En el libro explico tres grandes éxitos y un fracaso del espionaje internacional en el País Vasco.

-La CIA protegió a Josu Urrutikoetxea para que no fuera detenido y recuperara el control de ETA porque es un hombre favorable a la paz? Leyendo el libro he entendido esto…

-Como eso yo no lo he escrito así, pero tú lo has entendido así, doy por bien escrito lo que no he escrito.

-Ya nos hemos entendido.

-Sí.

-Con qué interés actuaba la CIA en el País Vasco?

-Los Estados Unidos conocen muy bien Irlanda y el País Vasco. Eamon de Valera era norteamericano, y eso le salvó la vida cuando le condenaron a muerte. Los irlandeses no han ocultado que la paz irlandesa debe mucho a los americanos. Pero resulta que los estadounidenses tienen un conocimiento avanzado de la cuestión vasca. En la Universidad de Reno hay un centro de estudios vascos que se dedica a financiar estudios y estudiosos de altísimo nivel. En EEUU no les interesa un conflicto violento en Europa. No tienen más remedio -porque no pueden eliminarlo- que convivir con el yihadismo. Pero un conflicto local en los dos portaaviones estratégicos, Irlanda y la Península Ibérica, no les interesa en absoluto. Han hecho tanto como han podido para que acabara. Saben perfectamente que conflictos como el vasco o el irlandés, con un apoyo social considerable, no se eliminan por la vía policial. Los americanos han intervenido. ¡Por supuesto! Dieron apoyo explícito a la conferencia de Aiete, que fue el primer paso del fin de la violencia.

-Uno de los capítulos más amargos es el que dedica a Ernest Lluch -un amigo suyo, asesinado por ETA-, su artículo premonitorio y la reunión que tuvo un tiempo antes a solas con Otegi.

-Todos somos iguales ante la vida y de la muerte. Y las muertes súbitas y violentas, con este factor de sorpresa, tienen un dolor añadido. Es más doloroso cuando no has podido prepararte para la muerte de alguien acompañándole en la enfermedad. Ese mes, Ernest y yo habíamos quedado en que pasaríamos el puente de la constitución en su casa, en Maià de Montcal. Queríamos hablar de la situación en el País Vasco. Y me había dicho que me explicaría cómo había ido la conversación que había tenido con Otegi. Recuerdo bien la visita del Arnaldo a Barcelona. La organizamos varios de los ‘vascófilos’ habituales. Hicimos un encuentro con gente diversa. Pero nos pareció que con Ernest era mejor que hablara solo. Sería más eficaz. Tenía ganas de que Ernest me lo explicara. Yo le había insistido mucho para que hablaran solos ese día. Lo mataron quince días antes de aquel puente que teníamos que pasar juntos.

-Y con Otegi no ha hablado nunca?

-No. No hemos hablado nunca. Son temas en los que se impone un poco el pudor. Si no lo hubieran matado, seguro que habríamos hablado. Pero ante su asesinato, no quise nunca sacar el tema porque estoy seguro de que para el Arnaldo aquello fue muy duro. Arnaldo ha vivido momentos muy delicados y ha tenido posiciones muy incómodas. El hombre que es protagonista de todas las fases de paz o de tregua que ha habido desde los años noventa, cuando le han roto la tregua sin saberlo previamente, ha vivido momentos muy delicados. Por pudor, no le he querido hablar de una cuestión tan delicadísima con un componente tan personal y efectivo como el de Ernest Lluch.

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-En el libro hay una frase contundente: ‘Las víctimas españolas del terrorismo son una bandera contra el independentismo vasco.’

-Utilizo una frase que me decía un capitán de la Guardia Civil que fue herido y mutilado en un atentado de ETA. Me decía: ‘Es la comercialización de la pena’. Encuentro que es una expresión brutal. Me parece que sí que la extrema derecha ha envuelto las víctimas del terrorismo con una bandera y una ideología. Diría que quizás no era ni la bandera española actual, sino la pre-constitucional. Todo el mundo tiene el derecho de ser enterrado con su bandera si ha muerto por una causa nacional. Los vascos, con la ikurriña, y los irlandeses, con la irlandesa. Todo el mundo tiene el derecho de morir por lo que quiera. Una parte de las víctimas de ETA se ha prestado al juego de ser bandera ideológica y política de la extrema derecha. Pero ha habido presión sobre las víctimas para que aceptaran ese papel. Lo demuestra que ha habido denuncias en este sentido de parte de algunas víctimas. Los hay que se han resistido a esta manipulación. El caso de la asociación de víctimas de Cataluña es muy significativo. Ha habido víctimas que no han permitido que nadie comercializara con su dolor.

-Antes comentábamos que aquí, con una mirada histórica diferente del conflicto del País Vasco, hay mucha gente que piensa que Otegi está en la cárcel por terrorista. Por qué está en la cárcel?
-Si lees los ciento cincuenta folios de la sentencia, automáticamente te preguntas si con eso lo envían a la cárcel. Con esto hago un juego en el último capítulo del libro que no quiero revelar. Las mismas razones que aduce el juez para encerrarlo en prisión podrían servir perfectamente, letra por letra, para todo lo contrario: un premio de paz y de derechos humanos. Lo único que ha hecho Otegi es propiciar la paz. La han encerrado porque es el símbolo del independentismo no violento. El encarcelamiento de Otegi es el máximo exponente de la criminalización del independentismo.

-¿Qué puede pasar cuando salga de la cárcel?

-Debería pasar que pudiera hacer política y que no le alargaran la inhabilitación. Se debe poder presentar a las elecciones. Esto es lo que pasaría en un estado de derecho. Pero ya conocemos la baja calidad de la democracia y la justicia en España. Arnaldo puede tener un papel decisivo en la izquierda abertzale y será un hombre decisivo también por su mensaje de paz, derechos humanos, autodeterminación e independencia. Una vez en la calle, Otegi será el gran portavoz del independentismo vasco.

-¿El Símbolo de la independencia y de la paz?

-Otegi pasa del Che como gran referente de juventud a Gandhi como referente de madurez. Cambia el póster del Che por el póster de Gandhi. Hay un episodio muy claro en este sentido. Él me habló de Gandhi en el momento que hacía una huelga de hambre. No habla para hacer propaganda, sino porque ha interiorizado el sentido del mensaje y el ejemplo de Gandhi. Los prisioneros de ETA hicieron una huelga en otoño de 1999 para pedir el acercamiento al País Vasco.Otegi y cuatro parlamentarios más de Euskal Herritarrok se sumaron desde el parlamento de Vitoria.

-Le visitaste?

-Fui. Conversé con Otegi en plena huelga de hambre y me dijo: ‘Nos dicen que somos terroristas y estamos utilizando la fórmula gandhiana de la lucha no violenta. La máxima expresión es una huelga de hambre. ‘ Me habló de los grandes valores de la paz en sí misma. Y que en la India alcanzaron la independencia a partir de la no violencia. Con un imperio descomunal y poderosísimo en contra. No olvido la imagen de aquel Otegi en huelga de hambre y hablando de la no-violencia.

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