Los invasores

Caulerpa taxifolia es un alga de origen tropical que se introdujo accidentalmente en el Mediterráneo en los años ochenta al “escapar” del acuario de Mónaco, al que había sido llevada con propósitos científicos. Ha proliferado mucho porque se ha adaptado a temperaturas más frías que las de los mares de donde procede, y está provocando la desaparición de otras algas autóctonas y el retroceso de las praderas de la planta marina Posidonia oceánica. Si se viaja por el norte de la Península Ibérica uno se encuentra con los llamados plumeros o carrizos de la Pampa por doquier. Llegó a mediados del siglo pasado, y su introducción pudo ser accidental -por llegar quizás sus semillas mezcladas con cereales importados de Argentina- o pudo tener propósitos ornamentales.

Nuestras masas de agua dulce han sido colonizadas por el mejillón cebra. Es un molusco bivalvo de agua dulce y salobre, originario de los mares interiores de Eurasia (Caspio, Aral y Negro). Llegó a la Península Ibérica a comienzos de siglo a través del río Ebro, y desde ese río se ha ido expandiendo a otras cuencas, como las del Júcar y el Segura; también se ha detectado en el territorio de Bizkaia. Se trata de una especie muy dañina porque debido a su extraordinaria capacidad de proliferación, se expande con rapidez, desplaza a otros bivalvos y coloniza canales y tuberías de riego y de captación de agua de usos diversos, llegando a taponar u obturar las vías de agua a las que accede. El cangrejo rojo procede de las marismas de Luisiana (EEUU) y fue introducido en la década de los setenta para su utilización como recurso de pesca. Ha proliferado de forma muy notable por su gran voracidad. Además, es portador de una micosis que ha diezmado de forma catastrófica las poblaciones del cangrejo europeo, que se encuentra en peligro de extinción

En 2004 se detectó en Barcelona -por primera vez en la Península Ibérica- el mosquito tigre. Es un insecto originario del Sudeste asiático. En la actualidad se halla establecido en gran parte de la costa mediterránea europea y península itálica. Está considerada una especie peligrosa, no sólo por su dolorosa mordedura, sino porque puede transmitir enfermedades graves, como el dengue. Más recientemente -en 2010- ha llegado hasta nosotros la avispa asiática procedente del sudoeste francés, aunque es una especie originaria del Sudeste de Asia. Ataca a las abejas melíferas para comerlas, causando un daño enorme a las colmenas; por esa razón, es susceptible de causar un efecto devastador sobre la polinización de numerosas especies de plantas.

El galápago americano de Florida se introdujo en 2010 como mascota en la Península Ibérica, y hoy está considerado como una peligrosa especie invasora, tanto por su carácter depredador como porque puede transmitir enfermedades. Varios peces de agua dulce, como la perca sol, el siluro o el black bass han sido introducidos en diferentes momentos con fines de pesca recreativa y hoy constituyen una amenaza muy seria para la fauna piscícola autóctona. El mapache y el visón americano fueron introducidos en diferentes momentos para su explotación por la industria peletera y son peligrosos para la fauna autóctona por su agresividad y su carácter depredador.

Las anteriores no son sino una pequeña muestra de las numerosas especies que, por muy diversas razones, se han introducido en nuestro entorno procedentes de otras latitudes y que constituyen una seria amenaza para la biodiversidad. El comercio internacional y el tráfico de personas han multiplicado las ocasiones para su expansión lejos de sus lugares de origen. Con todas ellas deberemos acostumbrarnos a convivir, porque están aquí para quedarse.

DEIA