Inigo Arista

Enneko Enekez. Primer rey de Pamplona y fundador del Reino y de la dinastía.

Apenas se sabía nada de él hasta la aparición de nuevos textos del historiador árabe Ibn Haiyan. Gracias a ellos sabemos que se llamaba Eneko Enékez o, lo que es lo mismo, Iñigo Iñíguez. La noticia cierta de que en 812 tenía una hija casada nos orienta para suponer que habría nacido hacia 780, o antes. El patronímico Enékez nos dice que era hijo de otro Eneko anterior. Sea lo que fuere, las tres fuentes, Rada, Ibn Haiyan y el Códice de Meyá o de Roda concuerdan en que fue el primer rey de los pamploneses.

Códice de Meyá: «Ordu numerum Regum Pampilonensium, …nneco cognomento Aresta». En otra parte del mismo Códice, se lee una alusión al mismo rey aunque sin citar su título real: «…et accepti alia uxor filia de Enneco Aresta.» En los textos de Ibn Haiyan, publicados por Lévi-Provençal y García Gómez, se le llama Eneko con el sobrenombre «el Vasco» o si se prefiere, «el Vascón»: ..».Garsiva ibn Wannako al-Bascunisi..». Con su nombre y patronímico se lee en el mismo autor: «Se concertó también el aman con Wannako ibn Wanniko [Eneko Enékez] hermano de madre de Muza..». Hasta que se hicieron estos descubrimientos se decía Iñigo Jiménez, sin ninguna prueba. Quien sí pudo ser Iñigo Jiménez fue su padre cuyo patronímico desconocemos. Pero existe además un Iñigo Jiménez hermano de García Jiménez que encabezan una segunda lista, aunque ambos sin el título de reyes. De todos modos, el contexto de los hechos inclina a dar por probable esta genealogía: (Ver Imagen: Árbol genealógico de Iñigo Arista). En cuanto al origen de esta familia solamente existe el testimonio de Ximénez de Rada: (trad.)

«…un varón llegó del condado de Bigorcia acostumbrado a guerras e incursiones desde la infancia, llamado Enecho, al cual por su dureza en los combates, se le dió el nombre de Arista. «

Arista en grafía moderna vale tanto como Aritza, «El Roble», «El Fuerte». A Eneko Arista se le supone, pues, originario de Bigorra.

Su presencia en Roncesvalles en 824

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Iñigo Iñiguez «Arista» (Eneko Enekez) según Joaquín Espalter. Salón del Trono de la Diputación Foral de Navarra

Es indudable pero no consta documentalmente. Solamente se sabe que hacía diez años que el conde Aznar había sido despojado de su condado de Aragón por el yerno de Eneko Arista, Garsea «Malo». El año 824 llegan los condes francos Eblo y Aznar a Roncesvalles para imponer la autoridad imperial y al mando de un ejército de francos y vascones sometidos. Cruzan el Pirineo, entran en Pamplona y toman medidas para asegurar la dominación imperial en el sur de Vasconia, es decir desde el Pirineo a Tudela. El cronista franco no da explicaciones sobre las intenciones de los condes diciéndonos solamente que cumplieron su misión en Pamplona.

Nada se sabe de lo que allí hicieron o trataron pero lo cierto es que vuelven a repasar el paso ya famoso de Roncesvalles en ese mismo año 824. Al llegar al puerto de Zisa caen en una gran emboscada de los montañeses acaudillados, ya, indudablemente, por Eneko «Arista», Garsea «Malo» y Muza ben Kasi.

De este hecho de armas data una férrea alianza de los tres personajes bajo la jefatura de Eneko «Arista», quien supo aliar a los jefes vascones y Banu Kasis en intrincada red de alianzas matrimoniales. Desde este momento se puede ya hablar del Reino de Pamplona que tanta resonancia iba a tener en la historia.

Fundación del Reino

La estabilidad del nuevo Reino dependía en buena parte de las circunstancias por que atravesaba el Imperio Franco y la seguridad de la frontera musulmana protegida por los aliados banukasis. Eneko «Arista» asume la dirección de la familia vasca desde Pamplona. Desde este azaroso año 824, Pamplona va a ser la capital de los vascos y el centro de la resistencia. Eneko debió asumir muchos y graves problemas como estos:

 

La unión de los vascos de las distintas comarcas en torno a Pamplona.
Las relaciones de los vascones ultrapirenaicos, los condes de Vasconia citerior y ulterior.
La restauración de la frontera occidental, de Araba, gobernada por los Velascos y Velas.
El mantenimiento de la alianza con la familia Banu Kasi reforzando los vínculos familiares ya existentes.

 

Eneko «Arista» se enfrenta así a Pipino I de Aquitania iniciando una emancipación del poder franco y del poder musulmán. La historia del nuevo Reino abre un proceso de integración vasca cuyo punto de apoyo es la ciudad de Pamplona y las comarcas y valles que la rodean. La tierra así independizada se halla protegida al norte por los valles del Pirineo y al sur por el pacto con los banukasis, sellados con vínculos matrimoniales. En cambio por occidente la situación no es tan clara ya que el centro integrador de Asturias trata de expansionarse indefinidamente, tanto por el ex-imperio godo, ahora musulmán, como sobre el territorio vascón.

El reinado de Eneko

 

Por el occidente de su pequeño reino aparecen todos los años peligrosas aceifas de los musulmanes (incursiones militares que se hacían principalmente en verano) contra los alaveses, que se encontraban en una difícil situación entre asturianos, francos y banukasis. Así fue por ejemplo la incursión musulmana del 838. Por otra parte, Pamplona se hallaba a merced de las oscilaciones de alianza o rebeldía de los banukasis con respecto a Córdoba.
[Iñigo Iñiguez «Arista» (Eneko Enekez) según Joaquín Espalter. Salón del Trono de la Diputación Foral de Navarra]

 

En 842, como respuesta a la actitud de rebeldía de Muza, el emir envía una gran fuerza militar con la orden de aniquilar al caudillo rebelde. El general Harit, cumpliendo las órdenes, ataca en Borja conquistándola. Acto seguido ataca a Tudela, que capitula, abandonando Muza la ciudad y trasladándose a Arnedo y luego a Zaragoza, pero el caudillo banukasi busca la ayuda de su pariente el rey de Pamplona. El resultado de esta alianza fue fulminante. Las tropas de Harit invaden el Reino de Pamplona cayendo en la emboscada de Balma (Sesma) y son derrotadas hasta el punto de caer prisionero el propio general musulmán. Fue el estreno bélico del nuevo Reino. Las consecuencias eran de esperar.

Rota la paz, los musulmanes invaden y ocupan las tierras banukasis (Tudela) y se presentan delante de Pamplona. Se trata indudablemente de un escarmiento para que los vascos no se entrometan en los asuntos del emirato. Las tropas de Abderramán II causan estragos y vencen al rey de los pamploneses. A partir de este momento las aceifas se convertirían en algo habitual.

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Árbol genealógico de Iñigo Arista

La política religiosa deja ver un florecimiento de los monasterios y sus bibliotecas y estudios. La política diplomática con Carlos el Calvo, rey de Francia y de Aquitania, culmina en 850 cuando se presentan en Berberie (Oise) embajadores de los duques navarros Induo y Micio solicitando la paz y portando abundantes y valiosos obsequios. La acogida de El Calvo fue afable, concediéndoles la paz solicitada. Los medievalistas han interpretado estos nombres identificando a Induo con Eneko y a Mizio con Muza de Tudela. Lo que da que pensar es por qué motivo firmaban la paz si no hay ninguna noticia de guerra en tierras ultrapirenaicas, aunque en 843 se hallaban coaligados los vascones de esas tierras con Eneko «Arista».

En 851 tenía lugar la primera batalla de Albelda, gran triunfo de Muza sobre los yalaskiyyin, vascones ducales, que llegaban a sus dominios por la parte de Araba y el Ebro. Eneko «Arista» permaneció a la expectativa.

Ultimos días del Rey

Ya anciano, rayando los ochenta años, se le declara una parálisis de la que no había de recuperarse hasta la muerte. Este dato lo da Ibn Haiyan sin decir si esa parálisis se derivó de las heridas sufridas en la acción de 843. En estas fechas, figura ya como rey pamplonés, de hecho, su hijo García Enekez o Íñiguez. Es probable que el Rey se hubiera retirado al monasterio de Leire, lugar tranquilo y seguro, al que favorecía, y quizá también cuna de la monarquía vascona. Leire, y sus valles pirenaicos, fueron las primeras tierras de Eneko «Arista» cuando se fraguaba el nacimiento del Reino. Un documento del 852, copia, y de dudosa autenticidad, hace concurrir a Eneko «Arista» a un solemne y postrer acto del traslado de los cuerpos de las Vírgenes Nunilona y Alodia a Leire, recordando las palabras que tanto el Rey como el obispo Wilesindo pronunciaran en esa ocasión. Sea lo que fuere de la autenticidad del documento, lo que en él se dice es eco indudable de algo cierto e histórico. Dentro del año 852 en que muere también Abd al-Rahman II y triunfa Carlos el Calvo en Francia y Aquitania, dejaba de existir el rey Enneko Ennekez «Arista o Aritza», «El Vascón».

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Se puede encontrar abundante bibliografía y un análisis historiográfico de la Historia Medieval de Navarra en: GARCÍA ARANCÓN, María Raquel: «La historia medieval de Navarra (1983-2003)». Vasconia. Cuadernos de Historia, nº 34, pp. 139-184. San Sebastián: Eusko Ikaskuntza, 2000.

http://nabarra.wikidot.com/inigo-arista