30 años no son nada… ¡ya lo decía el tango!

Os proponemos un ejercicio de imaginación para comenzar este artículo: imaginemos por un solo instante, que en esa Ley del Vascuence aprobada hace ahora 30 años en el Parlamento de Navarra, no se separan los derechos por zonas y que, por consecuencia, el euskera y el castellano comparten oficialidad en todo el territorio. ¿Que tal? ¿Cómo os sentís? ¿Cambiaría el panorama, verdad?

El tango de Gardel decía que veinte años no son nada, pues en nuestro caso son ya treinta los años que cumple la Ley del Vascuence, con su maldita zonificación. Se legalizó, de esa forma, la violación de los derechos lingüísticos de las navarras, y durante todos estos años, a golpe de decreto foral, han seleccionado los derechos según el pueblo de nacimiento o domicilio de la población navarra. Hubo quien inventó el término Napartheid para dar nombre a esta situación.

Los gobernantes navarros de aquel entonces sabían que no se le puede poner puertas al campo, pero sabían perfectamente cómo regular, prohibir, y denegar ayudas al euskera, de modo legal; y ese ha sido su quehacer durante todos estos años.

Realmente incomprensible el intento de hacer desaparecer el idioma propio de Navarra de toda la zona denominada “no vascófona”. Por otra parte, merecedora de admiración es el esfuerzo realizado por esas familias de la zona discriminada que abrieron las ikastolas o el recorrido realizado por profesorado y estudiantes de AEK o la determinación demostrada por las familias que llevan a sus hijas desde “pueblos no vascófonos” a centros de la zona mixta o el valor demostrado este último año por esas familias que han matriculado a sus hijas en el modelo D de los centros públicos de Tafalla, Lodosa y Caparroso. Vosotras sois ejemplo a seguir, la luz que nos ha enseñado el camino durante la larga noche de los ataques contra el euskera.

En este sentido, debemos recordar que la anterior Administración navarra desarrolló un plan específico contra el derecho a vivir y estudiar en euskera, y más concretamente, el Departamento de Educación se ha movido en varios frentes: cerrando las puertas al modelo D en los centros públicos de toda la zona, campañas de intoxicación contra la educación en euskera, buscando el enfrentamiento euskera vs inglés a través de programas-fraude como el PAI, poniendo continuas trabas económicas y administrativas a la inmersión en euskera en la zona… Creemos que es el momento de recordar todo ese azote político que hemos sufrido a manos de la anterior Administración, ya que tuvo sus responsables concretos.

Y esa política lingüística dedicada a no respetar los derechos de las navarras ha dejado consecuencias claras, también, en el sistema educativo navarro. Consecuencias que duran hasta nuestros días. Si no, ¿cómo podemos entender que en el año 2016, el único modelo educativo que garantiza el aprendizaje de las dos lenguas oficiales de Navarra no se haya difundido por todo el territorio? ¿Por qué el Departamento de Educación no hace campaña a favor del único modelo educativo que asegura el plurilingüismo? ¿Por qué el conocer la lengua propia no puntúa más en las pruebas-oposiciones de empleo público? ¿Por qué, aun con el cambio político sucedido en el Gobierno de Navarra, sigue en vigor esa zonificación que segrega los derechos de la ciudadanía navarra según su lugar de residencia?

El hecho de saber euskera y querer vivir y estudiar en esta lengua no nos hace ciudadanas de segunda, y en consecuencia, el alumnado de modelo D no tiene por qué tener menos derechos… son estudiantes euskaldunes y plurilingües, que día a día conviven en los centros de estudios, con al menos tres idiomas. Somos ciudadanas navarras del siglo XXI, es por ello que queremos mismos derechos lingüísticos en todo el territorio. Para ello, es necesario un nuevo marco legal, una seguridad jurídica que revierta la situación de injusticia actual. En ese sentido, no se le escapa a nadie que la oficialidad del euskera no tendrá el mismo recorrido, ni en ritmos ni plazos, en Doneztebe, Burlada o Falces; pero tenemos claro también que, sin la oficialidad del euskera en todo el territorio, los derechos de las navarras no serán los mismos en las diferentes zonas. Resumiendo: ¿quién se atreverá a cantarle a esa flor que se marchita mientras ni el jardinero la riega?

Entonces, ¿qué? ¿Hacemos una apuesta? ¿A que no llega esta ley al 31 cumpleaños? Es necesario, es vital, igual que necesitamos el aire, la luz y el agua para vivir. Abrir las ventanas, que entre el aire, mientras los chorros de agua que se escapan por el muro se transforman en vivos arroyos de agua fresca. Utilicemos pues todas las metáforas que nos permita la poesía, para el que no quiera oír, lo oiga, y para el que no lo quiera ver, lo vea: el euskera es de todas, ya que no podríamos entender Navarra de otra forma.

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