Cambiar el pasado

Empezamos de nuevo semana, mes, año … Vuelve Jano bifronte, el dios romano de los dinteles y las puertas (janua), simbólicamente abiertas en tiempos de guerra y cerradas en tiempo de paz … Se le representaba con dos caras opuestas , la una mirando adelante y la otra mirando atrás, dibujando el tiempo único donde se encuentran, indisociados, el pasado y el futuro. Y es hoy, ahora mismo, en este momento de los buenos propósitos que quizás nos hacemos para mejorar el pasado.

Un pasado que tal vez no nos queda a la espalda, como solemos creer, sino extendido ante nuestros ojos, tal como lo veía el Ángel de la Historia, según Walter Benjamin: “En lo que a nosotros se nos aparece como una cadena de eventos, él ve una catástrofe única, que acumula sin fin ruina sobre ruina… “ Sí, el pasado está muerto y el futuro nos empuja desde atrás y no lo vemos.

Pero ¿qué progreso es posible sin memoria? Cuando el presente no incorpora el pasado, cuando no lo modifica en la conciencia, o sea: en la cultura, a menudo el pasado retorna con toda su carga de errores. Hay dos maneras de afrontar el pasado, sintetizaba Ferrater Mora. Hay quien lo lleva incorporado de manera natural, sin sentirlo, o sin sentirlo como una carga. Y hay quien parece empeñarse en borrarlo, en invalidarlo, en destruirlo (y más, podría decirse, si da vergüenza o duele).

Ferrater Mora lo escribe desde el exilio en Las formas de vida catalana, cuando está construyéndose un presente tan lejos de su tierra de origen como de su pasado. Es un ciudadano no nostálgico ni paralizado por el resentimiento, alguien que debemos suponer trabajando en un nuevo país para conquistarse a sí mismo sobre los recuerdos, pero sin ser esclavo de ellos.

¿Se puede construir un futuro sólido sin una conciencia equilibrada del propio pasado? Observa Ferrater que “la vida supuestamente orientada sólo hacia el futuro es un modo de existir en el que, a fuerza de innovar, no se renueva”. De hecho, las personas y los pueblos que avanzan lo hacen sobre un pasado que conviene haber trabajado. “Cuando estos hombres –o estos pueblos– innovan, no se limitan a producir un futuro: modifican también su pasado. Lo que se va `agregando´ al pasado no es su repetición; es más bien una apropiación. Tanto como decir que el futuro continúa el pasado, puede decirse que el pasado continúa el futuro”.

“Lo nuevo viene de algún modo de lo viejo. Pero lo viejo va siendo, por decirlo así, `innovado´ sin tregua”. Lo que va cambiando de la historia no son los hechos, sino el sentido que les damos. “La vida orientada de algún modo hacia el pasado –pero no determinada por el pasado– es un modo de existir en el que cada `acción´ hace al mismo tiempo el pasado y el futuro”, escribe Ferrater. Sí, el pasado merece ser modificado, tanto como proyectado el futuro. Ahora que empezamos temporada con tan buenos augurios como incertidumbres, puede ser un buen momento para pensar en ello. Buena semana, buen mes de enero, buen año nuevo 2017!

LA VANGUARDIA