Plaza del Castillo

La plaza del pueblo. Capítulo I: El proyecto.

Hoy se cumplen 16 años de la aprobación de la construcción del parking subterráneo de la Plaza del Castillo. Un año más tarde, el 11 de Enero de 2002 se anunció durante las obras, el hallazgo de una inmensa muralla medieval, hoy hace 15 años. Otro de los muy sonados episodios  relacionados con el patrimonio histórico de nuestra ciudad. Es el mayor destrozo perpetrado en la capital, la destrucción del mayor yacimiento  arqueológico del norte de la península ibérica, según muchos expertos. Nos produce un inmenso dolor y vacío interior recordar lo que pasó. Restos de todas las épocas desde  hace más de 2000 años, que se perdieron y nunca volverán. Los hechos son de tal magnitud, que hemos decidido dividir el articulo en tres capítulos: El proyecto, las obras y sus consecuencias.

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La Plaza del Castillo en una foto anterior a 1999. (memoriasdelviejopamplona)

La Plaza del Castillo es también conocida como el “cuarto de estar Pamplonés”, lo que denota el fuerte vínculo sentimental de los Pamploneses, además de su importancia histórica. En la edad media era un espacio abierto entre las murallas de la Navarrería y la población de San Nicolás, sirviendo incluso de campos de cultivo de trigo.

El primer castillo que se construyó fue bajo el mando del Rey de Navarra Luis el Hutín entre 1308 y 1312, se situaba más o menos en el lugar que hoy ocupa el Hotel La Perla. Tras la unión de los burgos y unificación de sus murallas, el castillo quedó inservible dentro del recinto amurallado, por lo que Fernando el Católico,  tras conquistar el reino en 1512, decidió reforzar su defensa construyendo un nuevo castillo en el lado sur de la plaza, lugar que hoy ocupa el arranque de la avenida de Carlos III. Para este nuevo Castillo, llamado de Santiago, se utilizó la misma piedra extraída del derribo del anterior Castillo de Luis el Hutín, por lo que no quedan apenas restos de el primero.

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Mapa del recinto amurallado de Pamplona de 1571. Se aprecia la futura ciudadela, en superposición con la planta de las antiguas defensas y castillo de Santiago. AMP

Ya finales del siglo XVI con la ciudadela en construcción para frenar el avance de la artillería, el castillo se desmontó para reutilizar su piedra en el moderno recinto defensivo. Hacia el año 1600 la plaza ya tiene prácticamente definido su actual trazado urbano. En el lado de la actual Avenida Carlos III, construyeron su convento las carmelitas descalzas, edificio que se mantuvo hasta 1838, año en que se derribó para construir en su lugar el Teatro Principal y el Palacio de Diputación, ambos en estilo neoclásico.

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Dibujo de Juan Mari Cía, que representa la plaza del castillo 1521, se ve el castillo de Fernando el Católico, y el castillo de luis hutín parcialmente derribado.

Hasta 1843 se llevaron a cabo en ella los festejos taurinos, colocándose gradas de madera para cerrarla. En 1790 se había instalado en el centro de la plaza, la Fuente de la Abundancia, diseñada por Paret, que lucía en lo alto la popular “Mariblanca”, estatua que fue trasladada a la taconera tras el derribo de la fuente en 1910. Su lugar lo ocupó un quiosco de madera, que fue sustituido por el actual en 1943, año en que se hizo la pavimentación y el mosaico de cantos que se mantuvo hasta la construcción del parking.

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Quiosco de madera que permaneció en la plaza desde finales del siglo XIX, hasta ser sustituido por el actual en 1943. AMP

En 1931 se había trasladado el teatro Principal (ya rebautizado como Teatro Gayarre),  para abrir la avenida Carlos III. Los edificios que hoy ocupan la plaza son fruto de siglos de evolución urbanística y van desde los palacios y casas del XVIII hasta los últimos construidos en el XX.

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Una imagen de la plaza del castillo, en aquel entonces Plaza de la Constitución, con la fuente de la beneficiencia, y el Teatro Principal en la entrada a Carlos III. AMP

No estaba del todo claro su trazado primitivo, en especial lo anterior a época medieval. Lo que sí estaba claro, por su céntrica ubicación a escasos metros del nacimiento de la ciudad, era que probablemente en su subsuelo descansaban multitud de restos arqueológicos que podían arrojar luz sobre su pasado. Los hallazgos que se produjeron meses después obligaron a reescribir la historia, y confirmaron el importante tamaño de la ciudad romana, bastante mayor de lo que se pensaba hasta entonces.

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Foto de la plaza del castillo de 1860, con el teatro principal cerrando su acceso por el sur. A la izquierda se observa pare del pavimento de la fuente de la beneficiencia. AMP

El proyecto de parking para la emblemática plaza venía de lejos, y en principio, era una actuación más enmarcada en el plan para la recuperación del casco antiguo pamplonés, que hasta los años 90 había sufrido el abandono del consistorio debido al rápido crecimiento y la necesidad de dotaciones en otros barrios de la ciudad como San Juan, Iturrama, Ermitagaña, Azpilagaña…

Otros parkings ya le precedían: Plaza de toros (1990), San Francisco(1993) y  Rincón de la Aduana (1997). En todos ellos se hallaron restos arqueológicos de diferente importancia, que fueron destruidos para la construcción de  los aparcamientos: la necrópolis vascona (Plaza de Toros), o muralla medieval de los Burgos de San Cernin y San Nicolás (Rincon de la Adunana y San Francisco). Es llamativo que únicamente la primera necrópolis descubierta en la plaza de toros en 1990 fuera denominada “necrópolis vascona”. Todas las halladas posteriormente, a pesar de ser de características y época idéntica, se catalogaron como “necrópolis de cronología visigoda”.

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Imágenes de excavaciones en la plaza san francisco y su posterior mutilamiento para la ínfima conservación.

Tras un fallido proyecto en los años 70 desechado por el ayuntamiento (Rouzaut advirtió que iba a suponer “la destrucción de un patrimonio arqueológico importante”), en las elecciones del 1999 el PSN, con Javier Iturbe y Roberto Jimenez a la cabeza, llevó en su programa electoral el parking de la Plaza del Castillo. Poco tardó la recién elegida alcaldesa Yolanda Barcina en dar a conocer el proyecto.

Desde sus primeros pasos, muchos colectivos populares se posicionaron en contra del proyecto, ya que era seguro que en el subsuelo de la plaza había cantidad de restos arqueológicos de gran valor histórico. Expertos historiadores hicieron un listado de los  restos que previsiblemente aparecerían en el subsuelo, cuando aún no podían ni imaginar que la magnitud del yacimiento superaría todas las previsiones. Incluso se contempló la idea de utilizar un geo-radar para sondear el subsuelo en busca del posible mapa arqueológico, antes de comenzar el vaciado de la plaza. La empresa constructora desestimó la posibilidad en vista de que la magnitud del yacimiento pudiera poner en peligro las obras, y decidió proponer unas primeras catas vaciando un metro de profundidad en todo el perímetro. Era evidente que después del destrozo del pavimento y vaciado inicial, la marcha atrás sería imposible y le seguirían los metros de vaciado necesarios para la construcción del aparcamiento. En previsión de las trabas que pudieran poner estos hallazgos a la ejecución del proyecto, el aparcamiento se planificó en la mitad más alejada al núcleo de la Navarrería, pensando que esto reduciría las probabilidades de encontrar restos de importancia.

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Excavaciones en el rincón de la aduana en 1997. Muraria (Gobierno de Navarra)

A pesar de todo ello, el proyecto de Parking con 800 plazas, se presentó el 26 de Diciembre del 2000, sin condicionarlo de ningún modo a los descubrimientos que se producirían. Nos parece importante reseñar que tan solo 2 meses antes, el legendario hotel “La Perla”,  tras 120 años perteneciendo a la familia Moreno, cambió su propiedad. La familia Alemán entró a formar parte de la nueva sociedad “La Perla Pamplona S.L.”. La familia Alemán es propietaria del también céntrico Hotel Maisonnave, el cual se benefició anteriormente del mencionado parking de San Francisco, reservándose para su uso exclusivo un porcentaje de las plazas. Una vez terminado el de la Plaza del Castillo, “La Perla S.L.” se reservará un 10 % de las plazas de aparcamiento, consiguiendo de este modo aumentar su categoría a cinco estrellas. Muchos relacionaron  estos dos hechos simultáneos en el tiempo y observaron una mano negra que parecía destinada a la construcción del aparcamiento por encima de cualquier obstáculo.

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Comparativa de la Plaza del Castillo antes y después del parking.

Tras el día de la presentación del proyecto hasta el inicio de las obras se desencadenaron una serie de movilizaciones sin precedente en la ciudad. La oposición municipal mostró su rechazo a  la política de movilidad del Ayuntamiento, y planteó construir  el aparcamiento en la periferia del casco antiguo enlazándolo con el transporte público, para no atraer el tráfico al centro histórico, evitando de paso la destrucción de los restos arqueológicos que a buen seguro descansaban en su interior. Los críticos argumentaban que la política de movilidad debía gestionarse en términos de potenciar el transporte público y no fomentar el uso del vehículo privado hasta el mismo centro de la ciudad, ya que ello podía conducir a una congestión del tráfico en las calles colindantes. Veían incoherente  peatonalizar el casco histórico, calles y avenidas, al mismo tiempo que se construía un inmenso parking de rotación en el corazón de la ciudad. Otras ciudades cercanas ya estudiaban actuaciones diferentes como el tranvía en Vitoria, el carril bus y tren de cercanías en San Sebastián… En otros países como Holanda se incluyen exenciones fiscales para las empresas que ofrezcan la gratuidad en el transporte a centros de trabajo.

La fuerte oposición al proyecto obligó  a modificar el proyecto inicial, de modo que se conservaría el mosaico, mobiliario, quiosco y arbolado. Incluso la alcaldesa llegó a afirmar que “la plaza del Castillo quedará como la conocemos hoy, el único cambio es que se va a restringir el tránsito de coches”.

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Imagen del proyecto de parking para la Plaza del Castillo tras su modificación para incluir el mosaico y el arbolado.

Una pregunta que nos surge es: ¿Porqué se metieron en un proyecto tan polémico y sensible, a sabiendas de que de haber propuesto el parking en cualquier otra plaza, no hubiera tenido apenas oposición por parte de la ciudadanía Pamplonesa?

La concesión a FCC fue otro de los puntos polémicos antes del comienzo de las obras. La empresa de las nobles (por títulos) hermanas Koplovitz, ya gestionaba cientos de plazas de aparcamiento en diferentes ciudades, así como el transporte urbano de varias capitales, estando sus propietarias entre las personas más ricas del estado.  La  empresa se comprometió a construir la infraestructura en 450 días a coste cero para el Ayuntamiento, a cambio de la adjudicación de la gestión del mismo durante 75 años, algo que incumplía la legislación foral en la materia. El equipo de gobierno fue informado de la posible infracción pero a pesar de todo aprobó la  concesión por 75 años desechando el contrario informe. La empresa tuvo que ser indemnizada posteriormente por lucro cesante, debido a esta infracción cometida por el Ayuntamiento en la concesión.

Llamativo es también el plazo fijado para la construcción, sin condicionarlo de ningún modo a la excavación arqueológica antes de saber de qué magnitud eran los restos, y sin consultar con expertos los tiempos necesarios para un correcto estudio del subsuelo de la Plaza, añadiendo una importante presión a los arqueólogos que trabajarían en ella bajo la tutela de la dirección de obra del Parking.

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Aspecto del frondoso arbolado que lucía la plaza en una imagen anterior a las obras. (memoriasdelviejopamplona)

Todos sabemos cómo continuaron los acontecimientos de le Plaza del Castillo, y fueron coetáneos a otros proyectos irrespetuosos con el patrimonio histórico pamplonés y navarro. La mutilación del Palacio Real de Pamplona, el Museo de Arte Contemporáneo en la Ciudadela (parado por el ministerio de cultura), el Museo de los Sanfermines (paralizado porque amenazaba la muralla), sustitución de adoquinado por losa, sustitución de las farolas de forja por modernas en el Redín, demolición del baluarte de San Antón, construcción del Corte Ingles en suelo municipal reservado para dotaciones públicas… La institución Principe de Viana tuvo en esa época también decisiones letales como el derribo de la Torre de Gollano (único vestigio del castillo medieval del reino navarro), el derribo de murallas medievales de Tafalla…

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Excavación del baluarte de San Antón, que fue mutilado para una ínfima conservación. (youtube)

En definitiva, se estaba a punto de dejar pasar la mejor oportunidad para que Pamplona pudiera abrirse al mercado de turismo cultural, ya que exceptuando algún edificio medieval, apenas tenemos patrimonio histórico además de las murallas modernas. Hay  cientos de ejemplos de conservación de patrimonio en aras de proporcionar un valor añadido a la oferta de turismo cultural. En casi todas las ciudades europeas o nacionales de importancia histórica similar se cuidan muy mucho cualquier actuación que que implique cambiar la estética del casco histórico, prácticamente lo contrario que se ha venido haciendo en Pamplona.

https://pamplonahistorica.wordpress.com/2017/01/11/la-plaza-del-pueblo-capitulo-i-el-proyecto/