Intepretación del Paisaje de Rioja Alavesa desde la Historia y la Viña (I)

Si el rey de Navarra Carlos III el Noble, gran benefactor de Rioja Alavesa, resucitara y volviera a hacer ese viaje que hizo por aquí en el año 1382 vería un paisaje urbano muy similar al que vio aquel invierno. Incluso si su antepasado Sancho el Sabio (fundador de Laguardia, Vitoria y San Sebastián) se diera una vuelta por estas sus tierras, se sorprendería al ver una organización urbana muy parecida a la que dejó diseñada a finales del siglo XII, pero igual le pasaría a algún guerrero vascón que desde lo alto del “León Dormido” viera hoy el panorama y lo comparara con los castros aquí existentes  hace veinticinco siglos.

Rioja Alavesa es una pequeña comarca que tiene una gran historia, avalada al menos con tres tipos de evidencias que reflejan cómo ocuparon el terreno sus primeros pobladores: los dólmenes prehistóricos, los castros de la Edad de Hierro y las necrópolis altomedievales.

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LOS PASTORES de los dólmenes se ubicaron hace más de 5.000 años en lugares próximos a los pueblos actuales (Elvillar).

Los primitivos pastores constructores de dólmenes que se instalaron aquí hace unos cinco mil años, en una época más húmeda y fría, buscaban en la falda sur de la Sierra un entorno relativamente abrigado y cálido en invierno que posibilitara la supervivencia entre octubre-abril de la gran cabaña ganadera de la cara norte. A la vista de las evidencias encontradas hasta el momento sabemos que se instalaron aquí por lo menos una decena de clanes familiares, a medio camino entre los altos pastos de la Sierra y los bajos pastos de los sotos del Ebro.

Estos clanes nos han dejado en lugares próximos a los volátiles poblados prehistóricos sus enterramientos colectivos: dólmenes de Layaza, S. Martín, Montecillo, Sotillo, Alto de la Huesera, la Hechicera, el Encinal, Los Llanos, el Hipogeo de Longar…, una colección sin igual en número, tamaño y concentración que confirman que en Rioja Alavesa hubo un  poblamiento prehistórico relativamente importante (varios cientos de individuos).

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LOS CASTROS de hace unos 3.000 años también están al lado de los poblamientos actuales (Navaridas).

Damos un salto en nuestra Historia y nos situamos hace unos tres mil años, cuando viven en la comarca unos dos mil  agricultores que se defienden de un entorno más poblado y hostil, situándose en castros amurallados ubicados en cerros que se distribuyen por toda la sonsierra: castros de Buradón, Alto de San Cristobal, Viñas Viejas y Castrijo (Labastida), la Nava( Peciña), Alto del Sabuco (S.Vicente), Valdegarú (Ábalos-Samaniego), San Quiles (Baños), Valdefrailes (Elciego), Alto del Somo (Leza), Castejón (Navaridas), La Hoya, el Estanque  y Cerro la Horca (Laguardia), La Balsa (Elvillar),  Pieza Redonda (Lanciego), Esquide (Yécora), Alarices (Barriobusto), Corral Nuevo (Labraza), San Cristobal (Moreda), La Custodia,… La colección encontrada es impresionante en número y dimensiones. Ese modelo de poblamiento desaparece hace XXI siglos, coincidiendo con un fuerte calentamiento climático.

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LOS CALORES del principio de nuestra Era redujeron la población a lugares muy concretos (el Estanque, Laguardia)

Durante el Imperio Romano, en los áridos primeros siglos de nuestra Era, la escasa población se dispersaba por granjas  ubicadas en unos pocos lugares estratégicos de la reseca Sonsierra, allí donde el agua estuviera garantizada incluso en los duros meses del estío. Tras la caída de Roma parece que la escasa población  que vivía en esta zona del Valle del Ebro lo hacía en unas condiciones de pobreza y hambre extremas.

Está acreditado que entre los años 400 y 800, lo que los historiadores llaman “los siglos obscuros”, el clima sufrió un importante enfriamiento y, simultáneamente, se produjeron varios episodios de peste que diezmaron Europa, también la Península Ibérica. Súmese a ello la guerra permanente en el Ebro, primero entre vascones y visigodos, y posteriormente con los moros instalados en Nájera, y no es difícil imaginarse una Rioja Alavesa muy poco poblada, con algunos eremitas por aquí y por allá, además de algunos pequeños asentamientos en Buradón y en el collado de Laguardia.

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LA NECRÓPOLIS bajo la Sierra evidencia un importante poblamiento de la comarca hacia el siglo X (Labastida).

En el siglo X, tras el repliegue de los moros y el fortalecimiento del reino de Pamplona, comienza lentamente un proceso repoblador de la Sonsierra. Las dos referencias escritas más tempranas de la comarca son los castillos de Buradón y Marañón, que fueron, con la torre situada en el vado estratégico de Assa, los centros articuladores de la comarca.  De ese siglo X tenemos esa tercera evidencia pétrea, las varias docenas de necrópolis que nos hablan de una población relativamente numerosa, especialmente en las faldas del monte Toloño.

Ese proceso repoblador de Rioja Alavesa se generalizará en el siglo XI cuando los textos escritos ya empiezan a citar los nombres de algunas pequeñas aldeas ubicadas a lo largo de los riachuelos más importantes, especialmente en los puntos donde confluyen dos o tres de ellos;  así a lo largo del río  Mesón surgen los poblados de Samaniego, Villaeskuerna y Baños;  a lo largo del río Mayor surgen Leza, Navaridas de Yuso y Suso y Elciego; y a lo largo de otros vallecitos paralelos van surgiendo  Viñaspre , Esquide, Yécora,  Oyón, Moreda…

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EN ÉPOCA muy seca, los repobladores altomedievales se instalaron donde confluían varios riachuelos.

En definitiva, esos pobladores altomedievales venidos en un periodo muy árido, eligieron cuidadosamente la ubicación más idónea y no debieron hacerlo mal porque hoy todavía permanecen sus descendientes instalados en la mayoría de aquellos primitivos asentamientos. Sin saberlo (porque los castros y los dólmenes estaban enterrados) escogieron lugares muy próximos a donde se ubicaron los agricultores celtas  o los pastores megalíticos  miles de años atrás.

Esta continuidad en el espacio puede dar una falsa sensación de continuidad en el tiempo, pero no hay tal, pues es Rioja Alavesa una tierra muy dura, con poco agua, que según las fluctuaciones climáticas atraía o expulsaba a las gentes del lugar, de modo que si siguiéramos a cámara rápida los poblamientos de Rioja Alavesa veríamos un rápido discurrir de gentes llegando y saliendo, ocupándola y abandonándola.

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LA COMARCA del río Moreta, uno de las primeras citadas hace casi mil años, ubicada junto al castro San Cristóbal (Moreda).

¿Qué comarca de Euskal Herria o de cualquier otro lugar nos puede presentar tan abundante colección de evidencias pétreas de una urbanización prolongada durante miles de años?

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