El palacio de Olloki

hacía tiempo que no volvía por Olloki. En alguna de las caminatas por la cuenca de Iruña, solía acercarme hasta esta localidad y visitar su palacio y, en una ocasión, su iglesia, que encontré abierta y alguien me la mostró, incluidos los restos de las pinturas entonces recientemente descubiertas. Luego este conjunto armónico, como tantísimos otros de las cercanías, fue rodeado de edificaciones, todas iguales, que despersonalizan a nuestros pueblos.

El palacio de Olloki desde muy joven despertó en mi cierta fascinación. Aunque le faltan las dos torres situadas más al norte, se había salvado de la destrucción ordenada por Cisneros. Había padecido muchas modificaciones evidentes, pero se apreciaba que había estado habitado hasta fechas recientes. Durante los trágicos tiempos de la conquista de Navarra por parte de España (a los defensores los llamaban franceses) era señor de este palacio Juan de Olloki, emparentado con los Jaso de Xabier, quien participó activamente en la defensa del Reino desde el primer momento y hasta la pérdida definitiva de la independencia (batalla de Noáin).

Hoy he vuelto a visitar este lugar y con enorme tristeza he visto que el deterioro de este palacio histórico es tremendo, que ha avanzado de una manera alarmante en todas sus partes. La puerta principal está rota y una más pequeña que se encuentra al este está totalmente abierta, por donde entran personas y, sobre todo, chavales a jugar con evidente peligro, según me ha comentado una amable vecina.

Se vuelve a repetir lo sucedido con el Palacio Real de Iruña, lógica residencia del virrey cuando llegó la conquista, que lo fue siendo del capitán general y del gobernador militar conforme Navarra iba descendiendo de categoría, hasta que en los años setenta del pasado siglo paso a manos de nuestra Diputación. Eso ya fue el desastre y al contrario de lo que muy bien se hizo con la Ciudadela de los conquistadores, nuestro palacio real, construido en tiempos de Sancho VI El Sabio cayó, para mí intencionadamente, en el más absoluto abandono. Fue ocupado, ante la más absoluta indiferencia de nuestras instituciones, sufriendo robos y destrucciones generalizadas, así como numerosísimos incendios provocados conscientemente (en 1983 durante 15 días tuvieron que intervenir los bomberos en 12 ocasiones) a pesar de lo cual no se protegió el edificio ni se puso vigilancia.

Todo hace pensar que, precisamente por parte de quienes se autotitulan defensores de la identidad de Navarra, hay una decidida voluntad de borrar cualquier vestigio de nuestra historia como estado independiente, de lo que se podrían poner innumerables ejemplos. Hoy y por parte de una inmobiliaria, se anuncia la venta de este palacio, lo que indica que es de propiedad particular y se sugiere para usos de residencia, hostería y alimentación, pero de continuar a este ritmo el deterioro, me temo que en poco tiempo su estado sea irreversible.

Por ello, solicito de este Gobierno, al que le supongo mayor sensibilidad para con nuestra historia y honradez, intervenga inmediatamente y se haga con la propiedad del edificio, en la forma que legalmente sea posible, y acometa las obras necesarias para su rehabilitación o, por lo menos, se pongan los medios para detener su deterioro.

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