El reconocimiento de su autogobierno y de sus idiomas

Naciones sin estado intentarán un día cercano formar un Estado libre, independiente y soberano dentro de una Europa unida y federal. Estas naciones están reaccionando de su letargo y de su plan de dormidas.

A Irlanda le falta un retal para ser un estado libre e independiente. Lo que hoy se denomina Irlanda del Norte, que es un poco más que el Ulster, no está unida a la República de Irlanda, al Eire.

Nuestras tierras vascas, en su conjunto denominado como Baskonia, Euskal Herria, Nabarra (la Marítima, la Alta y la Norpirenica) o Euskadi, dividida en dos estados y tres administraciones, sigue sin unirse y, mucho menos, ser independendiente de España y Francia.

Escocia, supongo que tras el brexit, logrará su independencia del Reino Unido y serán soberanos en Europa.

Catalunya intentará consultar al pueblo catalán su derecho a decidir entre ser una comunidad de España o un estado en Europa. Quizá los tanques y el desavainar de los sables también actúen.

Hay sociedades nacionales diferentes al Estado con su personalidad, identidad, y cultura propia, que por razones de sometimiento estatal van a dar un paso al frente con grandes posibilidades de conseguir un nuevo estatus: Feröe, Groenlandia, Quebec, Kurdistán, Flandes, Galicia, Córcega, y Palestina, pero los poderosos impedirán su planteamiento. A otros, aunque lo deseen, ni lo intentarán, Bretaña, la Liga Norte, Tirol, Occitania, Sáhara, Laponia…

El boicot práctico a sus idiomas nacionales merece un respaldo democrático, y cultural, basado en el respeto a su identidad e historia. Da igual que el occitano y el catalán con sus variedades y dialectos lo hablen millones de ciudadanos y que el sardo, el bretón, el euskera y el galés sean patrimonio cultural de esos pueblos, pues el centralismo está muy arriegado en estados invasores y conquistadores.

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