Canibalismo

Después de un largo mes de descanso, iniciamos el nuevo curso para retomar esta tribuna que nos brinda Público. Y lo haremos con una de las conclusiones más interesantes de la última excavación en los yacimientos de Atapuerca.

Ya en 1995 anunciamos en la revista Science el hallazgo de pruebas muy claras de canibalismo en los homininos descubiertos un año antes en el nivel TD6 del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina. Hoy día sabemos que el Homo antecessor practicaba un canibalismo reiterado, cultural, muy probablemente relacionado con la territorialidad propia de todos los homininos. Las evidencias de un estado de salud envidiable y la abundancia de recursos en el entorno (inferidos por el registro fósil de TD6), nos han llevado a pensar que aquellas poblaciones de casi un millón de años de antigüedad defendían o conquistaban el paraíso que entonces suponía la Sierra de Atapuerca y su entorno. Las víctimas de aquellas guerras del Pleistoceno Inferior eran aprovechadas como un recurso cárnico adicional. La mayoría de esas víctimas fueron los más jóvenes del grupo (infantes y niños).

En 2007, el yacimiento de la cueva de la Sima del Elefante había dado las evidencias del hominino más antiguo encontrado en Europa, que fue portada de la revista Nature en marzo de 2008. En la campaña de ese año se localizó una falange de mano y este año se ha encontrado un pequeño fragmento de húmero. Puede que los tres restos pertenezcan a un mismo individuo y la hipótesis más plausible para explicar su presencia en el fondo de la cueva, a más de veinte metros de profundidad (en aquella época, hace 1, 3 millones de años) es que fue consumido por otros humanos. El fósil del brazo tiene marcas de descarnado y el estigma de un certero golpe con una piedra, que probablemente lo rompió en varios pedazos. Así se pudo aprovechar también la grasa del tuétano de la caña del hueso.

Muy posiblemente estamos ante la evidencia más antigua de canibalismo del la historia de la evolución de los homininos. Sin embargo, no me cabe duda de que con el correr de los años se encontrarán evidencias de esta práctica antropofágica todavía mucho más alejadas del momento actual. Los chimpancés también practican el canibalismo, por lo que se puede postular que los australopitecos, que incluían algo de carne en su dieta, también pudieron ser caníbales ocasionales. Si fuera así, la hipótesis más sencilla y, por tanto, la más probable, es que chimpancés y humanos hemos heredado este rasgo etológico de nuestro antecesor común africano. El tiempo lo aclarará.

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos

Publicado por Público-k argitaratua