Sanz rompe el gobierno por el euskera y los socialistas son ya sus únicos aliados

EL PRESIDENTE NAVARRO ATRIBUYE LA RUPTURA AL «CAMBIO DE ESTRATEGIA POLÍTICA» DE CDN.

La decisión del líder regionalista pone fin a seis años de coalición y abre la vía a una mayor colaboración con el PSN.

IRUÑEA. Miguel Sanz oficializó ayer la ruptura del pacto de Gobierno con CDN, al que generosamente invitó a ser su socio tras el convulso periodo post-electoral del verano de 2007, y cuya salida era sólo cuestión de tiempo. Los regionalistas navarros se quedan así con los socialistas como únicos aliados para poder seguir manteniéndose en el poder. La abstención de los dos parlamentarios convergentes en la admisión a trámite de la reforma de ley de euskera ha sido el detonante de una salida que el presidente atribuye a «los últimos desmarques» de la formación que preside José Andrés Burguete. Además del respaldo a la declaración de zona mixta para toda la Comarca de Pamplona, también se habían producido discrepancias con la «limitada» reforma del Amejoramiento y la forma con la que el presidente está gestionando el pacto contra ETA. La ruptura de la coalición se hizo oficial pasadas las ocho de la tarde. Sanz había convocado una hora antes a la comisión de seguimiento del pacto presupuestario, integrada por los máximos responsables de UPN y CDN, en un último intento por evitar lo inevitable. De nada sirvieron los esfuerzos de Convergencia por evitar su salida del Gobierno. Sanz desoyó la petición de calma que le hizo Burguete, que reclamó tiempo para poder buscar durante el trámite parlamentario de la reforma de la ley una salida airosa para ambas partes. El presidente quería una respuesta clara y concisa, y CDN se la dio: la abstención era lo máximo a lo que podían llegar. «Podíais haber empezado por ahí. Nos hubiéramos ahorrado una hora de reunión», dijo Sanz, tranquilo y sonriente. Según su particular interpretación del pacto de Gobierno, CDN estaba en la obligación de votar lo mismo que el socio mayoritario. Pero Convergencia no tenía más margen de maniobra. La abstención era ya una cesión al presidente. El apoyo a la iniciativa de IU era una decisión de la ejecutiva del partido que, ayer, en una nueva reunión ya con la amenaza de expulsión sobre la mesa, acordó aguantar el órdago de Sanz. Lo contrario suponía asumir el criterio de UPN en todos los asuntos importantes y, en la práctica, diluir la personalidad propia partido. SEIS AÑOS DE GOBIERNO La salida de CDN del Gobierno pone fin a seis años de una colaboración estable y cohesionada, que más allá de detalles puntuales, apenas ha vivido sobresaltos. La buena experiencia de la primera legislatura, apoyada en la mayoría absoluta, y la necesidad de evitar la soledad de UPN tras el veto del PSOE al cambio de Gobierno, llevó a Sanz a reeditar la coalición, cediendo las consejerías de Vivienda, para Carlos Esparza, y Educación, para Carlos Pérez-Nievas. La salida de ambos del Gobierno es ya un hecho, aunque Sanz evitó hacerla oficial. «Anunciaré los cambios cuando los tenga claros», dijo ayer el presidente, que negó haber llevado los decretos de cese preparados al último pleno parlamentario. Sanz tampoco quiso dar los nombres de sus sustitutos, pero anunció que serán personas que actualmente integran el Ejecutivo, por lo que el número de departamentos pasará de doce a diez. El relevo, en cualquier caso, previsiblemente se hará oficial hoy. UN FUTURO LIGADO AL PSN El cambio en el Gobierno supone la pérdida del principal apoyo parlamentario que ha tenido UPN estos seis años, pese a ser insuficiente para garantizar la mayoría. «Seguimos dependiendo del PSN», recordó Sanz, que negó que la salida de CDN del Gobierno vaya a suponer un cambio en las relaciones con Convergencia, y subrayó que ambos partido han acabado «bien». El presidente se desprendió además de cualquier responsabilidad en una ruptura que, subrayó, «no es buscada», y que atribuyó a un interés electoral de su socio. «Mi olfato político me dice que es una cuestión de estrategia de CDN», consideró. Su salida, sin embargo, supone un nuevo giro en la política de alianzas de UPN, que en sólo un año ha roto con los dos partidos que le han ayudado a liderar la Comunidad Foral los últimos 13 años. Borrada cualquier vinculación con PP, y forzada la salida de CDN, el Partido Socialista se convierte ahora en el principal sostén y colaborador preferente del regionalismo foral, necesitado de apoyos en las principales instituciones en las que gobierna. Una colaboración que Sanz parece querer afianzar también para el futuro.

Publicado por Deia-k argitaratua