Palabras de Rajoy


He escuchado un discurso del Sr. don Mariano Rajoy en que decía, con mucho de énfasis y muchas eses que «los únicos enemigos de las lenguas son quienes las prohíben y quienes las imponen». ¡Buena frase, sí señor! Seguro que luce mucho en los titulares periodísticos. Sobre todo en los de los medios leales y afectos. De acuerdo con este enunciado, y sin ánimo de ser exhaustivos, podemos listar una serie de conocidos y claros enemigos de las lenguas, como por ejemplo:

(1) La legislación española vigente, que prohíbe explícitamente el uso de cualquier lengua que no sea el castellano, en un amplio conjunto de ámbitos y situaciones, como por ejemplo comunicaciones ferroviarias y aéreas, etiquetado, documentos públicos, etc.

(2) La Sra. doña Esperanza Aguirre, camarada del tornadizo y muy reciente defensor de las lenguas, que preside una comunidad autónoma que practica una inmersión lingüística radical, en la que todos los escolares son obligados a estudiar en castellano, prescindiendo totalmente de cuál sea su lengua familiar.

(3) La Generalitat Valenciana, que -en complicidad con sindicatos como CC.OO- se niega a pedir el requisito lingüístico valenciano en el acceso a la función pública y -por lo tanto- obliga a los ciudadanos a expresarse en la lengua de los funcionarios, revirtiendo así el orden normal de las cosas, según el cual, tendría que ser quién cobra del erario público quién se adapta a los ciudadanos, y no al revés.

(4) La comunidad autónoma de Murcia (entre otras muchas, incluyendo la valenciana) que obliga a los médicos a saber castellano para poder ejercer en el territorio que administra, a pesar del hecho -muy conocido– de que hay médicos que no saben esta lengua, y aun así tienen una calidad profesional excelente, y podrían hacer un trabajo sanitario magnífico.

(5) Todos los padres y madres del mundo, que imponemos a nuestros hijos una o más lenguas (generalmente, las nuestras), sin ni siquiera consultarles si no preferirían ser educados en otro de los idiomas del mundo.

Así pues, Sr. Rajoy, se ve que los enemigos de las lenguas somos todos (y todas). Ahora bien, también hay que decir que no todo el mundo llega a extremos como el de Vd. mismo, que ignora violentamente la lengua del lugar donde ha nacido, y cuando viaja a Galicia, impone a diestro y siniestro el único idioma que sabe hablar, mientras probablemente -y en la intimidad- suspirá y sueña el momento en que pueda finalmente prohibir -si puede ser, por decreto- toda lengua que no sea el castellano.

Publicado por BLOG «de l’horta estant» argitaratua