La gestión de la demanda eléctrica

Juanjo_Gabina

En base a lo que se denomina ‘respuesta de la demanda’ —demand response— algunas grandes empresas han acordado reducir su consumo en horas pico o durante las horas en las que se produce la máxima demanda eléctrica. Una red eléctrica inteligente permitiría que todos los consumidores sean capaces de reducir sus consumos con facilidad. Con una versión muy básica y elemental de una ‘smart grid’, se obtendría información en tiempo real sobre su uso y se podría apagar la secadora u otros aparatos devoradores de energía.

La gestión de la demanda intenta influir en la manera de consumir electricidad, es decir, en cuánto y cuándo ésta se ha de consumir. La utilidad de la gestión de la demanda para la operación del sistema eléctrico muchas veces consiste en identificar cuáles son las innovaciones estratégicas que podrían conseguir optimizar las curvas de demanda eléctrica. Hasta la fecha, los proyectos piloto realizados han demostrado que contando con una red eléctrica inteligente que fuera básica y elemental sólo se reduciría el consumo en un 6,5% como media.

Pero, si los precios de la electricidad también variaran en función del aumento de la demanda —en especial, en horas pico, se reduciría el consumo en un 10-15% durante las horas pico. Esta cantidad podría duplicarse de nuevo, llegando a valores de reducción del consumo de un 20% a un 30%, si los contadores inteligentes pudieran, a su vez, apagar aparatos eléctricos automáticamente si los ratios de consumo aumentan por encima de un determinado punto.

Cuando la demanda en horas pico disminuye significativamente, las compañías eléctricas ya no tendrían que sostener tanta reserva de capacidad porque resulta muy cara. Debido a que muchos de sus clientes tienen aire acondicionado, Pacific Gas and Electric (PG&E) —una empresa eléctrica de California— debe ser capaz de tener una capacidad instalada de más de 20.000 MW en los meses de verano, para satisfacer casi el doble de la demanda promedio.

Según declara Andrew Tang —supervisor de uno de los proyectos más grandes de red eléctrica— la reducción de tan sólo el 10% del consumo de electricidad por medio de técnicas basadas en la respuesta a la demanda y en los programas de ahorro y eficiencia energética ahorrarían a los clientes más de 100 millones de dólares al año. La empresa eléctrica californiana PG&E está instalando unos 10.000 contadores inteligentes al día con el objetivo de equipar a cinco millones de viviendas, para finales de 2011.

Un mayor nivel de inteligencia en la red también ayuda a integrar las fuentes renovables de electricidad, tales como la producida por los paneles solares o por los aerogeneradores. Tal como están las cosas, el problema es que su producción, siendo rehén de la intemperie, resulta ser muy variable. Una red eléctrica estándar se convierte en algo difícil de manejar si muchos de estos equipos de generación eléctrica en base a las energías renovables están conectados a la red. La oferta y la demanda de electricidad debe mantener siempre un equilibrio con los sistemas de transporte eléctrico.

Una red inteligente podría encender aparatos eléctricos cuando, por ejemplo, el viento soplara con más fuerza. La inteligencia añadida a la red eléctrica también debería hacer mucho más fácil hacer frente a la demanda de electricidad de los coches eléctricos, asegurándose de que no todos los vehículos de un determinado barrio se están cargando al mismo tiempo. Si bien quedan aún muchos años para que ello sea cierto, las baterías de los coches podrían incluso ser utilizadas como sistema de almacenamiento dentro del sistema eléctrico, alimentando a la red eléctrica si fuera necesario.