¡Camarero!, ¡otra ración de normalidad!

 

Joxerra_Bustillo

En los últimos tiempos la palabra normalidad me chirría en los oídos de forma exasperante. No hay día en el que los actuales gobernantes en Casa Ajuria y sus costillas del PP, además de la prolija cohorte de aduladores y arietes derechistas diversos, no la usen para tratar de dar fundamento a su arrolladora obsesión por derribar las aspiraciones de un nuevo espacio político y cultural para Euskal Herria. Los ejemplos son muchos, pero ahora me fijaré en dos claros botones de muestra. El pasado lunes, día 9 de noviembre, tomé nota de la intervención de Alberto Surio -rebautizado Censurio en algunos foros- y de algunos representantes del PP y PSOE. El primero, director general de EITB, argumentó los cambios de responsables en los servicios informativos aduciendo a la -ya va- normalidad, de acuerdo a la nueva dirección emprendida en su dominio, mientras que los segundos interpretaban la más que posible retransmisión del mensaje navideño del rey español Juan Carlos, como un signo -no podía faltar- de normalidad en la televisión vasca. ¡Maldita la gracia ésa de la normalidad! Ellos, los menos si miramos los votos y el respaldo social, son capaces de hablar de normalidad cuando toman decisiones desde una posición legal (por sus leyes), pero ilegítima a todas luces.

Ahh! Los cambios de la normalidad se van haciendo hueco poco a poco en todos los espacios, lugares, mapas, subtítulos y textos varios en ETB. Por ejemplo; el flamante alcalde de Mundaka, que hablaba sobre el Alakrana, se quedó en alcalde de Mundaca por la gracia del programa Plató 2.0. Una nimiedad, podría decirse, pero todo un síntoma en estas circunstancias. La ikurriña, por otro lado, también está siendo avasallada en nombre de ese invento diabólico de la normalidad. Para empezar, tiene que soportar, desde hace tiempo y a escasos centímetros, la presencia amenazante de la imperial rojigualda cuando aparece en algún balcón institucional. Y, todavía más, está a punto de desaparecer de la geografía textil de los uniformes de la Ertzaintza. Faltan detalles sobre la operación, pero todo invita a pensar en que pasará, como poco, a la reserva. ¿Le sustituirá la rojigualda? Espero no haber dado ideas.

Para remate, aunque no venga mucho a cuento, me gustaría decir que esta enfermedad de normalitis está más extendida que la gripe A. Así, en una televisión se le ocurrió a una locutora, después de dar cuenta de los fastos para conmemorar la demolición del muro de Berlín, añadir que la ciudad volvía a la normalidad, pero que de hecho la normalidad había vuelto a la ciudad hace veinte años; el día en el que se echó abajo ese dichoso muro. No lo tengo claro, pero uno empieza a pensar que la población nacida al otro lado se está volviendo cada día más desafecta a la pomposa democracia occidental. Les está dejando de hacer chiste el actual estado natural de las cosas o las normas fijadas de antemano a las que han debido plegarse en este tiempo. Lo normal.

*Juan de Zubileta, afamado navegante vasco de tiempos de Elkano.

Publicado por Nabarralde-k argitaratua