Ya viene Paco con la rebaja

QUÉ sabios eran los que escribieron aquellas fábulas y cuentos que todos hemos escuchado y leído decenas de veces hasta incorporarlos a nuestra memoria. Pasan los años, las situaciones se reproducen, y nos acordamos de ellos muchas veces porque la realidad nos recuerda sus textos.

Al lobo no le abrían la puerta y, como seguía acechando, le pedían que enseñara la patita por debajo para poder identificarle. Lo ocurrido con el Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca me ha recordado ese cuento. Durante años, el PSOE ha estado cubierto con piel de oveja, enseñando su falsa pata, esperando la oportunidad de asaltar el poder de esa instancia. En cuanto se ha dado la oportunidad, se ha quitado la piel y ha descubierto su condición, prescindiendo de principios y de cualquier otra consideración.

Una vez colocado López como presidente, superados los primeros embates causados por un pacto aparentemente anti natura con el PP, el Gobierno salido de ese acuerdo se vistió de nuevo de lana para aparecer como lo que no era. No era difícil, pues su estructura de cartón piedra, nada por dentro y nada por fuera, posibilitaba presentarse como una tierna criatura que iba a regentar un país de dibujos animados.

Amparados en la cobertura otorgada por medios de comunicación afines, de aquí y de allá, que son mayoría aplastante, quisieron presentar al nuevo Ejecutivo como el Gobierno de todos. Iba a superar los sectarismos anteriores y erradicar los excesos que los nacionalismos (de los demás) contienen intrínsecamente.

Pero lo mismo que ocurre con cuentos y fábulas, ocurre con proverbios y refranes. Y en muy poco tiempo, ha llegado Paco con la rebaja. El «Patxi lehendakari» a las primeras de cambio se ha transmutado en su verdadera personalidad, «Paco Presidente». Y su gobierno de todos, ya es la versión local del «Ejpaña, Ejpaña, Ejpaña».

Con la finura y cintura a que nos tiene acostumbrados, Celaá nos explicó que la forma de hacer iguales al euskera y castellano, es eliminar la posibilidad de que las generaciones que vienen lleguen a dominar las dos lenguas. Así se va a diseñar la nueva enseñanza en libertad. Sería curioso ver cómo explica, con su mismo esquema mental, que la manera de igualar la condición de la mujer y el hombre en nuestra sociedad, pasaría por eliminar cualquier discriminación positiva a favor de ellas. Como todos somos iguales por definición legal… Profundo pensamiento que presentó gozosa, como una buena noticia, y posiblemente convencida de que se adecuaba a la realidad lingüística y de la educación. No hay más que ver cuántos miembros y «miembras» del Gobierno del que forma parte, usan el euskera en la intimidad.

Del consejero de la porra, qué decir. Por él vestiría de rojo charol a la Ertzaintza, para mejor integrarla en la nación, española por supuesto. Y cerraría hasta las tiendas de fotografía. ¡Que ya está bien tanta foto! Hasta los símbolos y colores le molestan y no digamos si van combinados en forma de ikurriña. Ha descubierto en tal poco tiempo él, perspicaz donde los haya, que los ciudadanos de la comunidad no podían soportar una Policía tan escorada a lo vasco. Ni dormían de la preocupación. Y lo trata de superar como sabe, es decir a palos con unos, los de siempre, y queriendo homologar a «su cuerpo» con otro más amplio, que actúa en todo el Estado y parte de Francia. Que eso sí que dará normalidad a las gentes de bien.

El Consejo Vasco de Finanzas sencillamente lo aparcan porque no les apetece desarrollarlo. ¿Cómo se puede pretender que los vascos tengan finanzas propias? Eso sólo se les ocurre a los nacionalistas.

La pluralidad informativa, que estaba reprimida hasta que han llegado ellos, ahora se va a desarrollar a velocidad de vértigo. Ya han cambiado de editores y presentadores, y las primeras noticias de los informativos empiezan con la presencia de miembros del Gobierno, español, o subsidiariamente de Gasteiz. Luego se incluyen numerosas noticias de las regiones españolas, hermanas de la comunidad de aquí. Porque antes no se notaba suficientemente la presencia de España en los medios públicos.

Para rematar el cambio hacia la libertad, se va a superar el sectarismo anterior, y se emitirá el discurso de su alteza real en las fiestas navideñas. Ya estamos viendo familias pegadas al televisor y txokos y bares en silencio escuchando el mensaje que antes no se podía escuchar (salvo que se sintonizasen TVE-1, TVE-2, Tele-5…). Por fin tenemos pluralismo e igualdad, como con el euskera y el castellano.

Para que quede claro lo que somos, se va a construir un eje ferroviario de alta velocidad que va a unir el mar Cantábrico y el Mediterráneo. Y así se va a vertebrar mejor España, por supuesto. No recuerdan que Franco ya inició la obra, de la que es un monumento ejemplar el túnel de La Engaña.

Se trata de dejar claro que los vascos forman parte de España, y no tienen especialidad alguna que los diferencie. Que la Comunidad que preside López es idéntica, por poner ejemplos, a Murcia, Ceuta o Madrid. Lugares con tradición identitaria histórica y equiparable a la nuestra.

Este es el trabajo esencial del Gobierno que preside Paco. Lo demás es secundario. Descubierta la garra que ocultaba el disfraz de oveja, no van a parar en su cruzada. Porque de eso sí saben los españoles.

Por ello no debemos extrañarnos de su ausencia en lo referente al secuestro del Alakrana. Títeres de Moncloa, ni han sabido estar, ni han sabido decir nada en tantos días de zozobra para la sociedad vasca. Ellos que se dicen Gobierno de todos, han aparecido como lo que son, apéndice del Gobierno español y de sus intereses.

Sus gabinetes de imagen, auténticos diseñadores de la línea política de López y sus adláteres, han acuñado la palabra tabú que hay que introducir en las mentes de toda la ciudadanía: «normalidad». Todo esto y más que está ocurriendo, es síntoma de «normalidad». Así lo repiten tertulianos, opinantes y sesudos analistas políticos de ambos sexos. No han debido caer en la cuenta que entre normalidad y anormalidad, solo dista una letra. Muchos y muchas ya han superado la distancia.

Publicado por Deia-k argitaratua