Entrevista: Toni Strubell I Trueta Autor del libro «Hasta aquí hemos llegado. claves para entender el hartazgo de Catalunya con España»

«En Madrid, en vez de reconocer que hay un problema con Cataluña, se dedican a echar más gasolina»

Toni Strubell i Trueta presentó ayer en Pamplona su último libro. El título, ‘Hasta aquí hemos llegado. Claves para entender el hartazgo de Catalunya con España’, es significativo de lo que el lector puede encontrar en sus páginas: que el independentismo gana terreno cada día

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Buen conocedor de la realidad sociopolítica de Cataluña, Toni Strubell advierte del distanciamiento cada vez mayor que existe entre este pueblo y el Estado español. Las 166 consultas celebradas el pasado domingo, en las que participaron el 30% de los convocados, que dieron un masivo sí a la independencia, es un buen termómetro para medir qué está pasando en esta comunidad. Strubell está convencido, además, de que las reivindicaciones catalanas se incrementarán en el caso de que el Tribunal Constitucional dé otro tijeretazo al Estatut que aprobaron el Parlament y los ciudadanos y que ya sufrió un primer recorte en su tramitación en las Cortes Generales.

Su libro se titula Hasta aquí hemos llegado. Claves para entender el hartazgo de Catalunya con España. ¿Tan hartos están los catalanes con el Estado?

Con las consultas se ha manifestado un malestar digno de tener en cuenta. No es normal que entidades populares organicen algo así. Creo que es el primer caso en Europa. Además, se han obtenido unos resultados comparables a los registrados en el referéndum de la Constitución europea o el propio Estatuto catalán.

¿Se refiere a la participación?

Y a la globalidad de los votos favorables. En muchos municipios ha sacado más votos la independencia que el Estatut, lo cual es muy indicativo del generalizado malestar que existe, exponenciado en las masivas manifestaciones que hubo el 18 de febrero de 2006 y el 1 de diciembre de 2007. Entonces, sin que nadie contara con ello, el centro de Barcelona quedó paralizado por las manifestaciones, y estas cosas no pasan por casualidad. En Cataluña hay una sensación muy generalizada de no ser tratados como a la mayoría de los europeos.

¿Dónde están esas diferencias de trato?

En Europa la mayoría vive en sitios donde, dentro de los límites que marca la UE, puede decidir sobre su economía, su cultura y sus infraestructuras, y lo hace contando con un Estado con el que se identifica. En cambio, en Cataluña ha habido tal cúmulo de despropósitos en los últimos años que sería difícil encontrar algo parecido en otra área de Europa.

¿A qué se refiere?

A la trayectoria que ha tenido Cataluña que, siendo una nación rica, en productividad per cápita ha bajado del primer puesto que ocupaba en el Estado hace 30 años a bajar al número 11. Y además, estamos viendo que las infraestructuras están muy mal.

¿Y quién tiene la responsabilidad de todo esto?

El pueblo, más que poner el dedo en la llaga, por de pronto está diciendo que hay un problema. Cataluña, según economistas independientes, está contribuyendo con un 10,2% de su PIB a las arcas del Estado, lo cual significa un récord en toda Europa después de Baleares. En Alemania no hay ninguna región que contribuya con más del 4,5% de su PIB en solidaridad territorial. Lo curioso es que por un lado los catalanes tienen que contribuir con una proporción aplastante de su PIB y por otro lado la balanza fiscal con el Estado ha sido concienzudamente ocultada, lo cual creaba un sentimiento anticatalán en el Estado. Es decir, Cataluña es muy impopular en España y se la tiene como una región insolidaria. Ahora que se ha demostrado lo contrario, los mecanismos de reequilibrio de este menosprecio hacia Cataluña no se corrigen, lo cual es señal de algo más grave. No es sostenible que al pueblo catalán se le pida que conviva con el Estado teniendo tantas cosas en contra.

¿El hartazgo es más económico que cultural?

No se puede hablar de un solo factor. Hay un cúmulo de factores que ha provocado que mucha gente que hace 10 años estaba despolitizada, ahora tiene un sentido de indignación muy fundado, que debería tenerse en cuenta. Prueba de ello es la reacción que ha habido a las consultas. Nadie en Madrid reconoce que hay problema ni se plantea cómo solucionarlo. Al revés. Se tira más gasolina al problema y se plantea todo en clave moral. Además, se utiliza a la Iglesia como un arma de confrontación entre comunidades. El papel de la Conferencia Episcopal en contra del pueblo de Cataluña es incontestable y hasta la prensa británica ha hablado de esto.

Entonces, ¿dónde está el principal problema?

En la falta de democracia y en lo moral. La actitud de los responsables políticos de España enfrenta a la población española con Cataluña. Y lo hacen de una manera tan visible como sucedió en la negociación del Estatut. Entonces, mientras el PP recogía cuatro millones de firmas en contra del Estatut, apoyaba y redactaba los estatutos andaluz y valenciano, que tenían muchos artículos idénticos al Estatut. Y esto es un problema moral.

Si este problema no se afronta a corto plazo desde el Estado, ¿el independentismo puede ir a más?

Creo que sí. En una cosa estoy de acuerdo con González Pons cuando dice, para azuzar a Zapatero, que lo que ha pasado en Cataluña es de una gravedad muy grande. Otra cosa es la actitud que tienen ante un grave hecho y que no aplican la lectura ecuánime que una responsable política de Estado requeriría en estos momentos, ya que la única política que aplica el Estado es el la del enfrentamiento con Cataluña y no se plantea para nada la necesidad de comprensión. Entonces, volviendo a la pregunta, el independentismo puede convertirse en algo más fuerte.

¿Observa realmente un deseo mayoritario de la sociedad catalana de reivindicar la independencia o cree que, llegado el momento, le entraría vértigo a desvincularse de España?

No creo en la política de las fotos fijas. En 1989, en Eslovenia sólo el 10% quería la independencia de Yugoslavia. Sin embargo, una vez lograda, nadie ha pedido la vuelta atrás. En Cataluña puede pasar que cada vez se sume más gente a esta causa. Para ello, o para lo contrario, hace falta un liderazgo político importante que ahora no hay.

¿Sería más fácil liderar el independentismo en Cataluña si ERC y CiU fueran de la mano?

Recordemos que un líder nacionalista como Artur Mas se encerró en su casa el pasado domingo. Es de lo más triste que ha pasado en los últimos tiempos. Usted ha mencionado dos partidos y yo me pregunto si no será necesaria una tercera vía, otros movimientos políticos que no debieran aprovecharse de la situación producida por las consultas, pero que pueden ser necesarios por la falta de liderazgo que han demostrado ERC y CiU, que deberían haber hecho mucho más por estas consultas.

¿Y cree que la reivindicación independentista se incrementará en el caso de que el Constitucional recorte el Estatut que aprobaron el Parlament, las Cortes Generales y los ciudadanos en referéndum?

Por supuesto. Sé de mucha gente que no ha votado en las consultas que sí lo haría en el caso de que el Constitucional rechace el Estatut.

Da la sensación de que el Gobierno de Zapatero toma las decisiones contrarias para aplacar el sentimiento independentista.

Así es. La victoria de Zapatero en 2004 desembocó una serie de dinámicas sociales que han dejado al descubierto la mala intención del Estado con Cataluña. El hecho de que Zapatero hiciera promesas que no ha podido cumplir ha abierto los ojos a mucha gente. Otro factor es el que llamo pared. Cuando se retiró, Pujol dijo a su partido que le había llevado hasta la pared y que a ellos les tocaba decidir qué hacen con esa pared. Después, Maragall hizo un Estatut, todo el proceso salió mal y acabó renunciando al propio Estatut. Todo esto ha provocado que el pueblo catalán haya visto los límites que la democracia española pone a Cataluña, lo que ha hecho reaccionar a mucha gente.

¿Ve alguna relación entre el independentismo catalán y el vasco?

Cada país hace su camino, pero la solidaridad entre catalanes y vascos debe ser muy tenida en cuenta. Aunque no podamos coincidir totalmente en las estrategias, lo lógico es que nos ayudemos en lo que podamos. No sé si he respondido a la pregunta, pero como catalán que vive en el País Vasco, es patético oír a políticos catalanes hablar contra el Cupo vasco.

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua