El arte de sobrevivir

EL dato histórico es suficientemente conocido y relata la desmedida pretensión de una institución por conseguir su supervivencia, mediante la concesión de favores al poder político: el Consejo de Estado francés, creación del genio de Napoleón Bonaparte durante el Imperio, sintió tambalear su existencia al llegar la Restauración borbónica. Una forma de hacerse perdonar sus espúreos orígenes fue encadenar una serie de decisiones exculpatorias de medidas gubernamentales, totalmente arbitrarias, contra la familia del exemperador, inventando de pasada la tortuosa construcción el acto político. El Consejo de Estado perdura en la actualidad.

Situación que pensamos es parangonable a la que se ha producido con ocasión de la sentencia de la Audiencia Nacional en el reciente caso Bateragune: decisión cuya propia estolidez nos impide entrar en mayores comentarios, salvo reseñar que pocas veces en la historia judicial se ha visto un relato más fantasioso, carente de fundamentación jurídica y más bien comparable a un guión de película de aventuras. Las inferencias ad probandum de su contenido pueden animar a su lectura, pese a la prolijidad de la exposición, pero difícilmente, muy difícilmente, pueden configurar una auténtico discurso judicial.

Es en el contexto y en los arcanos de esta decisión del tribunal, presidido por quien ha hecho sempiterna gala de una facundia arrabalera, donde podemos encontrar las razones últimas de tal decisión. Como el Consejo de Estado francés, la Audiencia Nacional en su sección penal es directa consecuencia de la desaparición del Tribunal de Orden Público franquista, a quien sucede en el enjuiciamiento de los delitos de terrorismo fundamentalmente. Si desaparecen las acciones terroristas, poco margen de actuación le resta a la mencionada Audiencia. Luego no propiciemos, en la medida de lo posible, la finalización inmediata de tal lacra, aunque en la superficie emerja una posición de frontal dureza contra la organización ETA, sus entornos y contornos, tal y como el magistrado Garzón nos ha ilustrado con sus celebérrimas instrucciones.

Sentencia que ha sonado muy gratamente en los oídos del partido político que probablemente acceda al poder en las próximas elecciones. Luego fidelitas a ese poder emergente por parte del tribunal, que espera de tal modo consolidar su reválida institucional y personal. Solo desde esta perspectiva puede entenderse que se sancione con 10 años a encausados por tratar de configurar una organización política.

También existe en esa sentencia una clara voluntad de dar un palmetazo al Tribunal Constitucional. Si, en su opinión, Bateragune es una entidad terrorista, propulsada por terroristas y bajo las órdenes de ETA, su actual conformación, Bildu, tiene las mismas esencias. Luego su legalización por el Tribunal Constitucional es una aberración desde el prisma jurídico-democrático, aberración en la que ha incurrido -aunque no se diga formalmente- el intérprete de la Constitución. Nunca unos jueces han volado tan alto, con unas pretensiones tan bajas.

Sentencia que se inserta igualmente en ese final de ETA, mediante la victoria de las fuerzas policiales y judiciales, con la excepcional ayuda de la República francesa. Una vez más, señalar que la actuación de policías y jueces no puede ser el exclusivo argumento para acabar con el terrorismo. ¿Tanto han cambiado los tiempos desde el Acuerdo de Ajuria Enea («final dialogado de la violencia»), hasta el momento presente? Es indudable que de existir victoria con derrotados (¡vae victis!), resta un problema de fondo irresoluto que afecta a una parte sustancial de la ciudadanía, y que como espada de Damocles, penderá sobre el futuro de este país. Queremos indicar, por citar otra vez el evento histórico, que la Paz de Zanjón que finalizó la primera Guerra de Independencia cubana, con la victoria militar del general Martínez Campos, no fue óbice para la inmediata insurrección de los mambises que desembocó en la Cuba independiente.

Lo hacemos notar porque un retorno a las prácticas terroristas es un paso que no podemos permitir quienes habitamos por estos lares. En mayor medida cuando las últimas elecciones han revelado que los sucesores de Bateragune tienen un basamento electoral de notoria consistencia. Que ETA está en su final es un dato difícilmente cuestionable. ¿No habrá llegado el momento de la generosidad y del reconocimiento de una realidad? Paz civil por lo tanto, partiendo de que la época de los conflictos que desembocan en las armas pertenece a un pasado particularmente denigrante.

 

José Manuel Castells, Pedro Ibarra, Xabier Ezeizabarrena y Jon Gurutz Olaskoaga

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2011/10/14/opinion/colaboracion/el-arte-de-sobrevivir