Alarma

QUIEN no sepa euskera se pierde, entre otras muchas cosas, las geniales tiras del dibujante pamplonés Patxi Huarte Zaldi Eroa, publicadas a diario por Berria, y los sábados por el suplemento Ortzadar de este periódico. Ayer, una vez más, dio en el clavo: una alarma suena con fuerza en el interior de la Estatua de los Fueros, en el refugio secreto de dos superhéroes navarros. La Subcomandante Petilla grita alterada: «¡Es la alarma anti-ataques al euskera!». El Capitán Nafarroa responde aburrido: «Ya la he oído, ya. Bájale el volumen de una vez. Vivimos en Navarra. Aquí la dichosa alarma anti-ataques al euskera suena seis veces al día». Me siento muy identificado con el Capitán Nafarroa. Estoy más aburrido de tanta denuncia que un alumno de primer año de euskaltegi en un campeonato de bertsolaris. Estoy más harto de la dinámica de enfrentamiento con esos cansos gobernantes euskarófobos que un alumno de EGA de empollarse el nor-nori-nork potencial hipotético. Estoy convencido de que vende mucho mejor el euskera la cara de felicidad con la que salió la gente el jueves del concierto de Gorka Urbizu y su Katamalo -llenaron hasta los topes el salón de actos de los institutos de la plaza de la Cruz-, que la cara de estreñidos se nos pone en las ruedas de prensa. Aun así, creo que la Subcomandante Petilla tiene razón. Por mucho que se repitan no podemos dejar de alarmarnos con los recortes contra el euskera. Precisamente porque se repiten son más graves. Nos quieren vender que son objetivos tecnócratas que, guiados por criterios estrictamente económicos, recortan las partidas del euskera mediante un aséptico bisturí. En realidad son psicópatas aizkolaris que, cegados por el odio visceral para con una de las dos lenguas propias de nuestra comunidad y en contra del sentir mayoritario de la sociedad, la emprendieron a hachazos contra el euskera mucho antes de que comenzara la crisis. Ya habían recortado todo lo recortable. Ahora talan sobre podado. Arrasan con todo. En el proyecto de presupuestos para 2012, la partida destinada al euskera se reduce un 3%. No parece mucho, pero tiene trampa: 3 de cada 4 euros son para gastos corrientes y de personal de Euskarabidea, instituto navarro de dilapidación del dinero del euskera. Los recortes se ceban en sectores estratégicos. La ayuda a los euskaltegis baja el 30%. Las ayudas para los medios de comunicación en euskera desaparecen. Ni ayudas, ni publicidad institucional, ni licencias, ni TDT. Discriminación pura y dura frente a los medios en castellano. Queda claro que más que cambiar el mapa de la ETB, querían hacer desaperecer el euskera del mapa mediático. Alarma roja. Toca responder. Sin estreñimiento, con inteligencia, pero hay que responder.

 

http://www.noticiasdenavarra.com/2011/11/19/opinion/columnistas/la-entibadora