Patrimonio baskón y nabarro en el duranguesado (I)

Es conocida la fidelidad de Durango al reino baskón de Nabarra y su resistencia ante el invasor castellano de la que se han encontrado restos de lucha en el que fuera el castillo del monte Astxiki que controlaba el paso ancestral y la ruta comercial por Urkiola. Es el duranguesado el que más restos ha conservado de la Alta Edad Media en toda Bizkaia, por tanto de cuando los baskones éramos libres dentro del Estado que nos dimos.

De los primeros siglos, tras la caída del Imperio Romano Occidental y dentro del ducado de Baskonia, existen en Bizkaia sepulturas de los siglos VI al VIII en los montes Malmasín, Sollube, Ganekogorta y Oiz, éste último en el duranguesado. De los siglos IX al XII, ya con el reino baskón de Nabarra, el número de restos arqueológicos en el duranguesado son muy numerosos y son muestras de los primeros poblados alto medievales bizkaínos a media ladera del monte.

Parte del duranguesado, al menos la comarca de Zaldibar, tuvo que ser repoblado desde la corte de Nabarra (como también se sabe que lo fueron Galdakano, Etxebarri y Bedia o Igorre en Arratia), así lo comentaba el primer historia Lope de Salazar en el siglo XV en su libro “Las Bienandanzas y fortunas”: “El linaje de Çaldivar fueron allí poblados antiguamente, y el que pobló primero aquel solar de Çaldivar fue fijo de la casa e solar Ureta, que es Navarra de los más antiguos de ella…”. El historidor berriztarra José Ramón Iturriza y Garate (Berriz 1741-Munitibar 1812) añadió al respecto que: «Entre los edificios que se ven en Zaldua es memorable la torre de Zaldibar, fundada según escriben algunos Reyes Armas por el infante de Navarra Fortun Garcés hijo del rey D. Fotunio, y según otros por Sancho Abarca, que entró a reinar en el año 875».

Con la llegada del cristianismo a Bizkaia, desde la corte del reino baskón de Nabarra, aparecen numerosos monasterios o iglesia de patronazgo laico según explicaba el historiador bizkaíno Andrés de Mañaricúa. Alrededor de estas iglesias y ermitas, entre los siglos XI al XII, se agrupa y se consigue bajar al llano a la población y se crean las primeras villas o ciudades amuralladas prestas para defender el reino baskón de sus enemigos, como fue el caso de la “villa nueva de Tabira” de Durango.

La tenencia o condado de Durango dentro del reino baskón, estaba separada del señorío de Bizkaia, pero compartía tenente o administrador nabarro. Contaba probablemente el duranguesado al principio con un conde propio, pero desde el tenente Eneko López “Ezquerra” (1040-1077) y reinando Sancho Garcés IV “el de Nájera” (1035-1054), será el duque o señor de Bizkaia quien ostente ambos el títulos.

Los «14 pueblos» del condado de Durango se reunían en Junta ordinaria en el auditorio viejo de Kurutziaga, en los arrabales de la villa nabarra de Durango, con carta puebla dada sobre el año 1180 reinando Sancho VI “el Sabio” (1150-1194), y las Juntas extraordinarias se hacían en la campa de Gerediaga en Abadiño, delante de la ermita de San Salvador y San Clemente. No participaba de las mismas Elorrio, unida desde 1630 a la anteiglesia de San Agustin de Etxeberria.

Separado durante la conquista de la Nabarra Occidental (1199-1200), se integrará el duranguesado definitivamente en Bizkaia tras las Navas de Tolosa en 1212. De todo ello ya hablé en otros artículos: “Los aguerridos nabarros de Durango” y en “Bizkaia fue invadida entre 1199-1200”.

El listado adjunto de lo que queda de todo aquél patrimonio que construimos en libertad es aproximado, tomando como referencia la tesis doctoral de Iñaki García Camino publicada en el libro “Arqueología y poblamiento en Bizkaia, siglos VI-XII” (2002), del que desglosáramos para otro artículo lo perteneciente a la merindad de Zornotza.

1. Tabira (Durango): San Pedro de Tabira. El historiador Juan E. Delmas (1820-1892 Bilbao) decía que fue fundada por el poderoso Andeka muerto en el 714, señor de Bizkaia, en lucha contra los musulmanes, leyenda que carece de fundamento. El bilbaíno Javier Ybarra y Bergé (1913-1977) en “Catálogo de monumentos de Vizcaya” (1958) sobre San Pedro de Tabira razonaba que parte de las piedras del muro de mediodía son del siglo XII e incluso del siglo X la hilada de sillería toscamente labrada a una altura desigual de 2 metros de la misma.

La planta actual de la iglesia es del siglo XVI, sólo la pila bautismal del siglo X-XII y los sepulcros altomedievales típicos del todo el duranguesado son anteriores. Estos sepulcros están formados por dos cajas con tapas que no les corresponden. Las dos se sitúan bajo el coro, son el típico sarcófago trapezoidal por fuera y antropomorfo por dentro probablemente del siglo XII. Uno de ellos se atribuye a Sancho Esteguiz, muerto de un saetazo en la legendaria Batalla de Padura (s. IX) contra los invasores asturianos según narra el historiador muñatón García Salazar en el siglo XV (y que también recoge J.E. Delmas), pero es poco probable o imposible, pese a que se rescataron dos cuerpos del mismo y uno tenía una hendidura frontal en el cráneo. Se sabe que Sancho VI el Sabio dio la carta de villa en el siglo XII a Villanueva de Tabira en Durango, por lo que ya debía de existir para entonces (así lo apoyan los historiadores Labayru, Iturriza, Garibay o Henao entre otros).

El “Fuero de Labradores de Durango” no es un fuero municipal o de villa, es un texto que ha llegado hasta nosotros de forma defectuosa e interpolada y que algunos han atribuido a los reyes nabarros Sancho “el Sabio” o a su hijo Sancho VII “el Fuerte”, los cuales reinaron en la segunda mitad del siglo XII. Ciertamente se trata de un Fuero dado a los Labradores de Durango, por tanto es el Fuero nabarro escrito más antiguo conservado, muy anterior al Fuero Antiguo de Teobaldo I “el Trovador” de 1238, ya que del Fuero General de Sancho VI “el Sabio” sólo tenemos referencias indirectas de su existencia. El Fuero de Labradores de Durango tiene como objetivo regular y regir las condiciones de la tierra y de sus cultivadores.

Tal y como describen en la “Colección documental del archivo municipal de Durango” los historiadores Concepción Hidalgo de Cisneros Amestoy, Elena Largacha Rubio, Araceli Lorente Ruigomez, Adela Martínez Lahidalga:

(…) Con esto tendríamos que afirmar con la doctrina historiográfica, que Durango fue fundada por algún rey navarro en fecha posterior a 1051 en que cita García el de Nájera a Durango como “patria» o tierra en significación paralela a la de Vizcaya. Garibay e Iturriza dan la paternidad de la villa de Durango al rey navarro Sancho el Sabio. De ser así y relacionando la fundación de Durango con otras villas navarras terminales de su reino, San Sebastián en 1180, Vitoria en 1181, habría que coincidir con Henao y Llorente y afirmar que la villa de Durango habría sido fundada por el rey navarro Sancho el Sabio después de 1180” (Fuentes documentales medievales del Pais Vasco, Eusko Ikaskuntza, Sociedad de Estudios Vascos, San Sebastián-Donostia 1989).

2. Mikeldi (Durango): Ermita de San Vicente de donde se rescató el verraco que aprisiona un disco entre sus extremidades y vientre (probablemente una representación solar), anterior a la Edad la Segunda Edad de Hierro (s. V-II a. C.). En las cercanías de la ermita hay una necrópolis de diferentes siglos, siendo algunas sepulturas en lajas y una central en muro, no muy comunes al resto del duranguesado aunque también se han hallado. Es datable de los siglos X-XIII.

3. Goiuria (Iurreta): Monte Oiz. Ermita de Andra Mari de estilo barroco pero que reutiliza elementos de una fábrica anterior altomedieval. Así, existe una ventana de arenisca horadada con dos luces verticales separadas por una columna con arcos ultrapasados del primer románico (s. XI). Hay dos estelas funerarias, una prismática y otra discoidea, con inscripciones con el formulario más usado en el condado: “in dei nomine ego (y el nombre del difunto)”. También hay tres sepulcros monolíticos trapezoidales típicos usados como abrevaderos. Por tanto la ermita cabe situarle el siglo X-XI.

4. Gastañatza (Iurreta): Un sepulcro usado como abrevadero camino de la ermita de San Cristóbal desde el barrio de Gastañatza, trapezoidal por fuera y antropomorfo por dentro como tantos otros, estarían dentro de los pertenecientes al siglo X (cercano a la antigua central de EITB).

5. Amatsa (Iurreta): San Martín de Amatsa, donado en 1072 a San Millán de la Cogolla por los reyes de Nabarra: “in confinio Duranci, cum decania partis Vizcaie, nomine Yhurreta, reliquias sancti Martini ferens”. Tiene una ventana reutilizada en su muro testero altomedieval. Queda también una pata del altar original y dos sarcófagos completos, así como cuatro fragmentos empotrados en la fábrica del templo. Formarían parte de una necrópolis totalmente arrasada de la que apenas se ha recuperado cerámica “indígena” altomedieval, pero que tiene una continuidad desde la Edad de Bronce.

San Martín de Tours (s. IV, nacido en Hungría y fallecido en la Francia actual), pasó a la mitología vasca como el primer cristiano, de ahí la antigüedad de esta advocación. Según la mitología, fue el primer agricultor, el primer carpintero y el primer molinero a los cuales, según esas mismas leyendas, Martín Txiki (San Martín) les habría robado esos «inventos» a los Jentiles o paganos (salvo el temple del hierro, que se lo sonsacó al diablo).

6. Arandia (Iurreta): existe una disputa, según en un texto mencionado anteriormente, entre el rector Belasio de San Millán de la Cogolla y Munio de Abadiño sobre el lugar de Arandia en Iurreta. Ganó el riojano pero tuvo que dar a cambio “sex baccas óptimas”. La ermita fue restaurada y consagrada por el obispo de Alaba en 1080. En este barrio, se erige en la actualidad la ermita de Santa Polonia.

7. Iurreta: Iglesia de San Miguel, patrono de Nabarra, culto extendido desde San Miguel Excelsis en Aralar (s. IX). Aparece en documentos del siglo XI. En su dintel de ingreso a la sacristía aparece reutilizada una estela tabular de arenisca de planta trapezoidal con un motivo solar de radios curvos, más otros temas geométricos de aspas y ángulos dentro de una orla dentada típica. No es fácil de datar, pero parece altomedieval.

8. Garaizar (Iurreta): a 500 metros de Amatsa hacia Momoitio. En la campa que rodea la ermita de San Mamés se detectó una gran losa monolítica con inscripción, hoy desaparecida pero está confirmada por los lugareños su existencia reciente y que pudiera formar parte de una necrópolis no excavada.

9. Saniurgi (Izurza): Ermita desaparecida de Saniurgi de Bitaño de la que proceden dos estelas tabulares de contornos irregulares con inscripciones funerarias en alfabeto visigótico-árabe y con el nombre posiblemente en euskera “Ashostar”, que debe de ser de los siglo X-XI, pese al parecido con estelas de época romana e incluso el nombre tiene reminiscencias akitanas.

10. Erdoitza (Izurza): Ermita barroca de Santa María, construida sobre otra adosada al cercano cementerio de la que proceden 5 estelas tabulares de contornos irregulares y una discoidea con inscripción visigótico-árabe con nombres como Armentari, Legoar, Munio o Quentunke y la fórmula habitual “in dei nomine ego”. Datados de los siglos X-XI.

11. En la cercana Mañaria se encontró en Iturreta un jarrito de los siglos VII o VIII.

12. Zengotita (Mallabia): Monte Oiz. Restos funerarios de los siglos IX-X alrededor de la ermita de San Juan Bautista, que además tiene una estela tabular empotrada inscrita en su muro testero. En el exterior de la ermita, junto al ábside, se conserva una cubierta monolítica de las conocidas como “necrópolis de Oiz”. La estela epigráfica de San Juan de Zengotita es semicircular con un diámetro de 41 de alto y 48 de largo y se encuentra incrustada debajo de su espadaña.

13. Goitana (Mallabia): Monte Oiz hacia Trabakua. Aparecieron varias sepulturas de las que sólo se conserva una cubierta monolítica relacionada con las demás necrópolis de Oiz de los siglos IX-X.

14 Santa María de Mallabia: Iturriza documenta 70 sepulturas altomedievales en Santa Maria de Mallabia, en los costados de la iglesia parroquial, «una de ellas que está en el umbral de la puerta Septentrional dice INE DNI EGO, le falta un trozo por lo que no se puede tener conocimiento de qué año sea aquella inscripción latina”. Existía también una estela desaparecida.

15. Nuestra señora de la Asunción, la que fuera parroquia de Mallabia, se cree que es del s. XI, pero no quedan restos aparentes.

16. La casa torre de los Zaldibar: la torre original, tal y como hemos visto en al comienzo es de este artículo: “solar de Çaldivar fue fijo de la casa e solar Ureta, que es Navarra de los más antiguos de ella…”

17. En el monte Astxiki (montes del duranguesado) se han encontrado 2 monedas del invasor de la Nabarra Occidental Alfonso VIII (1154-1218), 41 puntas de flecha que por su tipología (sin alas) son de finales del siglo XII, así como restos de 4 espadas cortas o scramax, usadas habitualmente por el ejército nabarro. El castillo es al menos de finales del siglo X. Los restos de lucha demuestran la cumplida resistencia de los durangueses al invasor y su enconada voluntad de seguir libres dentro del reino baskón de Nabarra que nos dimos entre todos.

En Bizkaia hay todavía 166 casas-torre, de las cuales 55 están en las Enkartaciones (tierras fronterizas y de repoblación), 22 en Ibaizabal-Nervión, 25 en la merindad de Uribe, 12 en Busturia, otras 12 en el Duranguesado y Bedia-Arratia, 6 en Markina y 5 en Orozko-Orduña (según el catálogo de Ybarra y Garmendia). Las casa torre más antiguas del duranguesado son las de Etxaburu, Izurza, Marzana y Iurreta, sus orígenes podrían datar de los siglos altomedievales.

Seguiremos en otro artículo con el rico patrimonio baskón y nabarro del duranguesado en los términos de Abadiño, Berriz, Atxondo y Elorrio.