Simplicius no es Charlie

Para que no se malinterprete el título y para que no quede ninguna duda de su actitud en el reciente caso Charlie Hebdo, Simplicius declara pública y solemnemente que abomina de esa atrocidad, que la condena radicalmente, que no admite ninguna clase de justificación ni excusa de la misma y que abomina y condena todas y cualquiera de la múltiples violencias, pasadas, presentes o futuras protagonizadas por el animal humano. Que cree en la palabra como única arma y que el que la conoce debe enseñársela al que no la conoce, para que nos entendamos todos con palabras y si nos enfadamos, riñamos a palabrazos, así cuando nos desenfademos, podremos ir juntos e indemnes a tomarnos un trago. Afirma también que cree que los peores enemigos de la convivencia, son el odio y el resentimiento. Dicho esto, dice también que la libertad de expresión, que exige una estricta verdad cuando se refiere a hechos o a personas, no es libertad de insulto y que las caricaturas y las burlas de o sobre las grandes figuras de las religiones, son auténticos insultos que ofenden a los creyentes de las respectivas religiones insultadas. El principio de la libertad de expresión que no duda en calificar de sagrado, limita con el respeto a los demás y saltar esa línea roja no es practicar la libertad de expresión, es simple y llanamente insultar. Es insultar a la persona y a la convivencia y a la libertad sin adjetivos.

DEIA