Ridículamente correcto

Ridículamente correcto

Anthony Browne

Traducción de Imma Halcón

La intención inicial de la corrección política era buena, luchar contra la discriminación de las minorías, pero se ha acabado convirtiendo en un prejuicio, en un tic ridículo del lenguaje, en una especie de doctrina que lo infecta todo: la enseñanza, la sanidad, la vida política, los medios de comunicación…

Como hay cosas que no se pueden decir -¡que ni siquiera se pueden pensar!- como hay realidades que el discurso políticamente correcto se niega a admitir porque no encajan dentro de su esquema, hay muchos problemas que no se afrontan o que afrontan mal. Y así, los teóricos beneficiarios de la corrección política salen peor parados que otra cosa.

Ha llegado la hora de juzgar la corrección política por sus resultados, y no por sus intenciones. Anthony Browne lo argumenta de una manera rigurosa, en un ensayo valiente que ayuda a verlo todo más claro mostrando los estragos que ha provocado esta ideología en la sociedad británica.

«Ojalá pudiera creer en la fuerza revolucionaria de la lectura, porque una amplia difusión de la traducción al catalán de esta defensa radical de la razón y la libertad podría hacer avanzar, más que ninguna ley ni gobierno, el futuro de un país ahora mismo asfixiado por la corrección política».

Salvador Cardús en el prólogo de este libro.

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