Cronología y mapas de la conquista de Nabarra

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Mapa de Eneko del Castillo

“Si suecos o anglosajones pueden, por prudencia, sentido o cálculos políticos, abandonar territorios que obtuvieron o guardaron por la violencia, pero que superan su capacidad de gestión, ingestión y digestión, franceses y españoles son radicalmente incapaces de ello, mientras no han agotado hasta el último extremo los recursos de violencia de que disponen”. Erresuma (Iñaki Aguinaga).

“El imperialismo es: genocidio/etnocidio, expolio y explotación” Joseba Ariznabarreta “Pueblo y Poder”.

La conquista del Estado de los baskones tiene muchas fechas significativas, ya que fue roído en un proceso que duró 600 años. Tras las conquistas parciales de su territorio, impusieron sobre ellas políticas contra su población, su idioma, su cultura, religión e finalmente sobre su administración política o Fueros; por otro lado, políticas habituales del imperialismo en todo el mundo: África, América, Oceanía y Asía pero también en Europa. Esta situación de permanente amenaza que acababa en guerras de expansión imperialista, ha tenido muchos momentos dramáticos para la población nabarra o baskona que nos ha llevado a la situación actual de total mutilación y desmembramiento territorial, desunión política e incluso la casi asimilación poblacional mediante políticas genocidas (que incluye el genocidio cultural pero también el físico mediante guerras o colonizaciones) que nos han ido imponiendo los imperialistas a lo largo de los siglos de ocupación.

Por el Sur, el Estado baskón fue roído por Castilla y después por Aragón, los cuales atacaron el reino de Pamplona-Nabarra y ocuparon territorios cuya población se defenderá y manifestará su adhesión o fidelidad al reino que había creado durante la Alta Edad Media. Finalmente y hasta el presente, fue una embrionaria España la que entró con 12.000 soldados y mercenarios al mando del duque de Alba reinando Fernando el Falsario de Aragón, casado para entonces con una jovencísima Germana de Foix tras el fallecimiento de Isabel la Católica de Castilla. Incluso hoy con el tiempo transcurrido a su favor, España tiene que ejercer una inusitada violencia para mantener bajo su soberanía el sur del reino de Nabarra. Si Castilla-Aragón o España han sido constantes en su intento de conquista total del reino de Nabarra, otro tanto hay que decir de Aquitania-Inglaterra y de Francia al norte de los Pirineos como vamos a ver.

El territorio del reino baskón, surgido como continuidad natural del ducado de Baskonia, quedará definido para la posteridad en un documento bajo soberanía de Sancho III el Mayor de Nabarra y Sancho de Castilla, los cuales en 1016 firmaron un acuerdo según consta en el documento 166 del Cartulario de San Millán de la Cogolla sobre el territorio del reino baskón y del entonces pequeño condado leonés: “Esto es, desde la suma cima al río Valle Venaire, hasta Grañe donde está el mojón sito y acollado Muño, y desde Biciercas y desde siguiendo hacia el río Razón, donde nace; después por medio del monte de Calcaño, después por la cima de la cuesta y por medio de Galaza, y allí está puesto el mojón, y hasta el río Tera, allí está Garrahe, antigua ciudad abandonada, y hasta el rio Duero. Don Nuño Alvaro de Castilla y el señor Fortún Oggoiz de Pamplona, testigos y confirmantes”.

Sobre la territorialidad al norte de los Pirineos, el historiador José Luis Orella y Unzue comenta que: “Sancho el Mayor le habría ayudado a su pariente Sancho Guillermo duque de Gascuña, en las luchas contra los condes de Toulouse, con el objetivo de recuperar los territorios de ascendencia vascona como Comminges (alto Garona) y Couserans (Pirineo gascón). Sancho el Mayor, en compensación, habría recibido el dominio sobre un vizcondado hereditario de Lapurdi, al que dejó como titular a Lope Sánchez, su mayordomo

En la década de 1020 Sancho el Mayor extendió su autoridad al otro lado de los Pirineos, ocupó la recién restaurada Bayona, las tierras vascas al sur del Adour y aun al sur del Garona. Los duques de Gascuña eran parientes por matrimonio de la casa real pamplonesa desde finales del siglo X (…). Los duques de Gascuña asistían con asiduidad y estrecha colaboración activa a la corte navarra”

Por tanto, el ducado de Baskonia fue sustituido sin que se conozcan hechos bélicos internos por el reino de Pamplona-Nabarra, llegando a su plenitud territorial y política a principios del siglo XI. El historiador español más importante del siglo XX, Ramón Menéndez Pidal, escribió en “España y su Historia” sobre el rey nabarro Sancho III el Mayor (1000-1035): «reparte sus estados entre sus cuatro hijos, apareciendo como uno de los más audaces estadistas estructuradores de fronteras y de pueblos, dejando al primogénito García (Garçea el de Nájera) el solar de la dinastía, el antiguo reino de Navarra, homogéneamente vascón por su lengua». El medievalista bizkaino Anacleto Ortueta (siglo XIX), sobre este gran rey europeo dijo: “Sancho III el Mayor eligió sabiamente las fronteras del Estado Vasco, pues los límites que dio a Nabarra fueron los geográficos naturales. Es el genio tutelar de la nacionalidad vasca. Gracias a él vivimos como pueblo”.

Como dice un documento del monasterio de Leire de 1032: “Reinando el serenísimo rey Sancho en Pamplona y en Aragón, en Sobrarbe y en Ribagorza, en toda Gascuña y en toda Castilla (…)”, en relación a la Castilla Vieja entre Trasmiera y la Bureba hasta el río Arlanzón. La propia lápida de la tumba de Sancho III está escrita en latín y sobre la territorialidad del reino dice: “Aquí yace Sancho, rey de los montes Pirineos y de Toulouse” (“Hic situs est sancius rex pirineorum montium et Tolouse”, museo de León). Hay que entender los Pirineos en el sentido mucho más amplio que tenía entonces con todas las cordilleras que se internan paralelas a la costa. Sancho III fue enterrado en San Salvador de Oña a los pies de los montes Obarenes en Castilla Vieja, la frontera del reino baskón.

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Mapa de Eneko del Castillo

A partir de Sancho III el Mayor, éstos son los principales años de acontecimientos bélicos que llevaron a la ocupación total de Nabarra, hija del ducado de Baskonia:

 

POR EL SUR:

Año 1054-61: Regicidio de Atapuerca. Castilla aprovechó el regicidio del rey de nabarro Garçea el de Nájera (hijo de Sancho III el Mayor) en la Batalla de Atapuerca (1054) a manos de su hermano Fernando I el Grande, rey de León y conde de Castilla por parte de su madre, para ocupar militarmente las comarcas de Urbel, Arreba, La Piedra, Ubierna sobre los años 1057-58 y en 1061 La Bureba con Castilla Vieja (hoy Merindades) hasta los montes Obarenes; tras la toma de San Salvador de Oña, Fernando I de León exhumará los restos de su padre Sancho III el Mayor y los llevará a San Isidro de León.

Existía una comarca que en los textos musulmanes se nombraba como “Alaba y los Castillos” con las tierras nabarras de Castilla Vetula o Vieja repobladas sobre todo con euskaldunes del ducado de Baskonia y del posterior reino de Pamplona-Nabarra, las cuales se extendía al Oeste de las Enkartaciones y de Alaba y que no pertenecían a los diferentes condados de la Castilla alto medieval del reino de León pero que Fernando I el Grande buscaba hacerse con todas ellas (https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/07/alaba-y-los-castillos-origenes-de_5.html).

Año 1076: Regicidio de Peñalén. Tras las maquinaciones de sus hermanos y del rey de Castilla que despeñaron a Sancho Garcés IV el de Peñalén, Castilla ocupó militarmente Trasmiera por el Oeste (desde la bahía de Santander a la villa de Santoña fundada por Garçea el de Nájera) y por el Suroeste Cameros (La Rioja) y montes de Oca (Burgos), así como momentáneamente Bizkaia hasta el duranguesado (con mojón en Etxano) así como gran parte de Alaba, gracias a la traición de la conocida familia de los López de Haro.

La rama aragonesa de “regulos” o hermanos del rey de Pamplona tomará la corona nabarra con el nieto de Sancho III el Mayor llamado Sancho Ramírez V al no tener descendientes Sancho Garcés IV el de Peñalén. Después le sucederá su hijo Pedro I que expandirá el condado de Aragón por las taifas musulmanas hacia Huesca (1096) hasta Barbastro (1101).

Año 1119: Alfonso I el Batallador seguirá con la expansión por las taifas musulmanas de su hermanastro Pedro I y tomará la comarca de Tudela tras reconquistarla a los hispano-musulmanes en cuya capital residirá hasta su muerte, integrándola en el reino de Pamplona y no en el condado de Aragón. Eran éstas antiguas tierras de los Banu Casi baskones aliados de los primeros reyes de Nabarra que para entonces habían sido desplazados del poder, por tanto eran tierras baskonas y así se conservaba en la memoria del Pueblo donde entre sus habitantes se observan apellidos euskaldunes.

Por la frontera aragonesa, este rey conquistó: Zaragoza, Ejea de los Caballeros, Tauste, Sádaba, y toda la comarca de Las Cinco Villas, Rueda, Tarazona, Calatayud, Daroca, Molina y hasta Monreal del Campo. Además conquistó definitivamente Soria y repobló la comarca, quedando la frontera en Garray (la antigua Numancia) que había sido tomada en 1076.

Años 1109 y 1127: Alfonso I el Batallador había recuperado al menos desde el año 1109 todo el territorio nabarro invadido en 1076, no así los territorios castellanos ocupados en fechas anteriores. Las fronteras quedaron reafirmadas entre nabarros y castellanos en el Pacto de Tamara de 1127.

Años 1134 y 1136: Tras la muerte de Alfonso I el Batallador se produjo una nueva invasión armada de Castilla (1134) sobre gran parte de La Rioja, así como “la riojilla” con capital en Belorado, Pancorbo y Miranda de Ebro, éstas últimas actualmente en la provincia de Burgos.

El extraño testamento de Alfonso I dando el reino a las Órdenes Militares del Vaticano dio lugar a una guerra civil que terminó con la apropiación del condado de Aragón, de los condados de Sobrarbe y de Ribagorza así como del valle de Ansó (que no pertenecían al condado de Aragón) por el conde de Barcelona y el regulo Ramiro II el Monje, hermano del rey de Nabarra, historia recogida en la leyenda de la “Campana de Huesca”. El Pacto de Vadoluengo de 1135 intentó poner fin sin ruptura territorial a la disputa quedando Ramiro el Monje como “rey” espiritual y un nieto de Sancho III el Mayor llamado Garçea Ramírez el Restaurador como rey militar, pero no su cumplió. Aragón se convirtió en reino separado de Pamplona-Nabarra al que le disputará la parte oriental del solar baskón.

Año 1162: Recuperación de la Rioja y la Bureba por Sancho VI el Sabio, hijo de Garçea el Restaurador, que firmó un pacto de paz con Castilla en 1167 para los siguientes 10 años llamado “Tratado de Fitero”, marcando de nuevo las fronteras de Nabarra. El reino de Pamplona pasó a llamarse de Nabarra, “nabarros” era como hasta entonces se llamaba a todos sus súbditos euskaldunes y “lingua navarrorum” su idioma, para ser desde este rey el nombre nacional de todos sus ciudadanos fuesen o no nabarro-parlantes.

Año 1170: El enclave de Alabarracín. Se creó un enclave nabarro en la serranía de Albarracín en Teruel por Sancho VI el Sabio en 1170 tras pactar con el rey Lobo de Murcia ayuda mutua y sin que mediase acto bélico alguno, quedando en manos de Pedro Ruiz de Azagra hasta 1284 cuando Pedro III el Grande de Aragón la tomó por la fuerza tras un feroz asedio.

Año 1173: Alfonso VIII de Castilla con la ayuda de los traidores López de Haro, tomaron de nuevo la plaza de Miranda de Ebro, después el castillo de Malmasín (Arrigorriaga, Bizkaia) y el de Leguín (cerca de Pamplona), así como La Bureba y gran parte de La Rioja, salvo algunas plazas importantes como Logroño.

El rey de Castilla y el de Nabarra llevaron su disputa territorial ante el rey de Inglaterra Enrique II de Plantagenet. En el “Laudo arbitral de Londres” de 1177 la representación nabarra ante el rey inglés reclama la devolución de los territorios invadidos por Castilla de: “Cudeio –bahía de Santander-, Monasterio (Rodilla), Montes de Oca, valle de San Vicente (La Riojilla), valle de Ojacastro (Rioja Alta), Cinco Villas (Siete Villas de Anguiano), Montenegro (Cameros), sierra de Alba hasta Agreda (Soria) y las tierras comprendidas entre esos puntos y Navarra…”.

Eneko del Castillo: “Enrique II de Inglaterra no quiso entrar en restituciones anteriores a sus reinados y dictaminó que Sancho VI entregara en 1179 Logroño, Entrena, Nabarrete, Ausejo, Autol y Resa a cambio de recuperar Leguín, Portilla y el castillo que tenía Godín, perjudicando gravemente los intereses del nabarro”. Bizkaia, Alaba y Gipuzkoa seguirán bajo soberanía nabarra por “la fidelidad probada de sus moradores naturales”, según explicaba la embajada nabarra al rey inglés.

Por la costa, la gesta “Regis Ricardi” del año 1190 conservada también en el museo británico, señala las fronteras del reino de Nabarra aquel año: “Se sabe que toda la tierra que está cerca del mar hasta Hispania es tierra del rey inglés; y se prolonga hasta el puerto que se llama de Oiasouna, que divide la tierra del rey de Inglaterra de la Nabarra. Y la tierra del rey de Nabarra empieza en el puerto de Oiasouna, y llega hasta las aguas de Castro (Urdiales) que divide la tierra del rey de Nabarra de la tierra de Castilla (…).

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Años 1198 y 1199-1200: Tras ser rechazado de nuevo en 1198, el poderoso ejército castellano de Alfonso VIII entró en 1199 a Nabarra por Portilla en Alaba sin poder tomar el castillo sobre el peñasco ni tampoco el castillo de Treviño de Uda (entregado al rey castellano en trueque en 1212 por las Inzura en las Ameskoas), fue rechazado también de la Sonsierra y siguió hacia el norte para sitiar Vitoria-Gasteiz que también se le resistió al mando de Martín Ttipia, por lo que bajó por Arlaban y la tenencia de Aitzorrotz hacia la tenencia de Iputz o Gipuzkoa. Las tropas de Alfonso VIII tomaron finalmente la tenencia de San Sebastián que abarcaba toda la comarca de Oarso, cuya principal plaza a manos de Johan Bidaurre también se le resistió.

Por su parte, las tropas de los López de Haro con sus aliados y familiares (los Ayalas y el señor de Bortedo de Mena principalmente), atacaron a modo de pinza Bizkaia por el valle de Mena y el de Ayala aprovechando las tropas castellanas acantonadas en del castillo de Malmasín, tomaron tras fuerte resistencia Bizkaia y las Enkartaciones completas hasta Castro Urdiales, así como por primera vez el duranguesado, tenencias defendidas por los Gebara.

En 1366 Enrique II rey de Castilla entregó el realengo de Treviño al adelantado Mayor de Castilla Pedro Manrique como pago a los servicios prestados en la expulsión de los musulmanes de la península ibérica pero que nunca pisaron el condado. En 1833 se crearon las provincias españolas que hoy conocemos -imitando las 38 impuestas por el rey francés José Bonaparte en 1810- y se repartieron los enclaves feudales. Treviño de Uda no fue integrada en la provincia que lo circunvala como correspondería (Alaba), sino que quedó adscrito administrativamente a la provincia castellana de Burgos contra la voluntad de sus habitantes, los cuales nunca pertenecieron a Burgos hasta entonces. Otra de las excepciones fue el enclave del municipio enkartado de Villaverde de Trucios que era originariamente propiedad de los señores de Bizkaia y que pasó a integrarse en la provincia de Santander en el siglo XIX con la que no tenía relación alguna (C.A. de Cantabria desde 1982).

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Mapa de Eneko del Castillo

En su testamento de 1204, cuando se creía enfermo de muerte, Alfonso VIII prometió devolver parte de las tierras conquistadas a Nabarra injustamente (sic.), pero tras recuperarse no cumplió su palabra, y los sucesivos reyes nabarros hasta el último siempre reclamarán estas tierras como propias. Mandó escribir Alfonso VIII: “Prometo, si Dios me diere salud, restituir al rey de Navarra todo lo que tengo desde el puente de Araniello, hasta Fuenterrabia (…). Porque sé que todos los lugares reseñados deben de ser del Reino de Navarra y pertenecer a él”

Araniello sería probablemente Arano entre Goizueta, Hernani y Renteria, por tanto lo que quiere devolver el castellano es la tenencia de San Sebastián y una salida al mar, es decir, la Nabarra tras la muerte de Sancho el de Peñalén en 1076. La Sonsierra de Nabarra y las tierras de Bernedo es lo único devolvió de todo lo conquistado Alfonso VIII a Sancho VII el Fuerte, hijo de Sancho VI el Sabio, los castillos de Buradón, Marañón, Peñacerrada, San Vicente y Toro.

Cuando murió Alfonso VIII, Sancho el Fuerte volvió a reclamar las tierras usurpadas a su heredero Fernando III el Santo, éste prometió pero tampoco devolvió lo robado. Fernando III hizo prometer a su hijo en 1234 la devolución de las tierras nabarras occidentales a Teobaldo I, rey de Nabarra a la muerte de su tío Sancho VII el Fuerte, pero éste tampoco cumplió su promesa.

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Mapa de Eneko del Castillo

Años 1209 y 1217: Sancho VII el Fuerte prestó una fuerte suma de dinero al rey de Aragón Pedro II a cambio de varios castillos de los hoy siguen en Nabarra Petilla de Aragón (1209) y el famoso castillo Xabier (1217).

Año 1355: El castillo de Ausa (Aralar, Abaltzisketa-Zaldibia) y Ataun fueron recuperados (ambos en Gipuzkoa), no cayeron en manos castellanas de hasta 1355 y sólo por la traición de su tenente Pedro Ladrón de Gebara, lo que le supuso la pérdida de todo su patrimonio, incluido su palacio de Yaben.

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Eneko del Castillo Nabarlur

Año 1367: Se liberaron Gipuzkoa y Alaba, no así Bizkaia. En enero de 1367 se pactó en Libourne (Gascuña) que Carlos II de Nabarra y Eduardo el príncipe “negro” de Gales (príncipe por tanto de Inglaterra y duque de Gascuña y de Aquitania) defenderían a Pedro I el Cruel en su derecho a heredar la corona castellana frente a su hermanastro Enrique II de Trastamara. A cambio, Pedro I prometió la devolución de Alaba, Gipuzkoa y La Rioja a Nabarra; Bizkaia fue prometida, sin embargo al príncipe de Gales por su apoyo. Arturo Campión relata en “Nabarra en su vida histórica” que: “Tras Libourne, Carlos II en Campezo (Alaba) recibió prácticamente la misma oferta de Enrique y 20.000 dobles de oro”.

Así fue como Carlos II liberó parte de la Nabarra Occidental y La Rioja, haciéndose fuerte en Vitoria, Logroño, Salvatierra-Agurain, Santa Cruz de Kanpezu y en Gipuzkoa durante 5 años (1368-73) con el beneplácito del pueblo que se levanta con él y de las principales familias de esas tierras. También Salvatierra de Esca en la jacetania. Pero Carlos II no pudo mantener los territorios tras la pacificación de Castilla.

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Eneko del Castillo, libro: “Atlas histórico de Navarra”

En el año 1442 el heredero a la corona de Nabarra Carlos “El Príncipe de Biana”, añadió a sus armas un hueso que roían dos lebreles con la inscripción: “Utrinque roditur” (se muerde de una y otra parte) aludiendo a Castilla y Francia.

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Año 1463: Ocupación tras una guerra prolongada de La Sonsierra de Nabarra y tierras de Bernedo-Arana (hoy ambas en Alaba), más San Vicente de la Sonsierra-Avalós de la actual provincia de La Rioja.

Eneko del Castillo: “La sentencia arbitral de Baiona de 1463 dictaminó que toda la merindad de Estella debía quedar en manos castellanas pero sólo La Sonsierra de Nabarra, Los Arcos, Armañanzas, El Busto y Sanzol, pasaron a Castilla gracias a la resistencia de ciudades como Lizarra-Estella y Biana  (que no pudieron ser sometidas). No fue hasta 1753 cuando Los Arcos y su partido judicial fueron enclavados en Alta Nabarra”.

Año 1512-24: La conquista de Alta Nabarra, núcleo fundacional del reino de Pamplona-Nabarra. 12.000 soldados castellanos y mercenarios conquistaron la parte central del reino baskón; sólo en la Batalla de Noian murieron 5.000 soldados leales a Nabarra lo que nos da una idea de las dimensiones de la contienda.

La representación teatral de la incorporación de Nabarra a Castilla  tuvo lugar el 11 de junio del año 1515 reunidas las Cortes castellanas en Burgos y en aquel acta nada pone de una integración “aeque principalis”, es más, no hubo presencia Nabarra relevante en la misma y los tres supuestos representantes no pudieron hablar. El historiador nabarro J.L. Orella Unzué califica la situación en la que quedó la Nabarra reducida en 1512 (Alta Nabarra) como una “incorporación híbrida”, similar por otro lado a la que quedaron los territorios de la Nabarra Occidental: “con elementos propios de la corona pirenaica como la pervivencia de las Cortes o el Concejo y sobre todo de los Fueros nabarros o derecho pirenaico, pero con muchos elementos de la corona de Castilla: la centralización y el absolutismo del poder, centralización de las relaciones con otros Estados, la imposición de castellanos en todos los cargos religiosos importantes del país así como en los civiles y, como no, la presencia permanente de tropas imperiales con soldados castellanos acantonados en la ciudadela de Pamplona -creada ex profeso y en régimen de esclavitud para el control de los naturales-, por tanto, lo que hubo fue la NO aceptación del pactismo”.

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POR EL NORTE:

Año 1033: Los duques de Baskonia y los reyes de Pamplona-Nabarra estaban emparentados desde sus inicios, hasta tal punto que el duque de Baskonia Sancho Guillermo vivía en la corte de su sobrino Sancho III el Mayor, al que dio el vizcondado de Lapurdi primero y le hizo duque de Baskonia a su muerte. Pero Guillermo de Aquitania que estaba casado con la hermana de Sancho Guillermo aprovechó la muerte de Sancho III el Mayor para invadir el ducado de Baskonia para su hijo Eudes o Eudón, aunque no fue definitiva hasta 1063.

Gracias a que Sancho III el Mayor había creado el vizcondado de Lapurdi  (mucho más extenso que la actualidad) separado del ducado de Baskonia, el río Adour que desemboca en Baiona quedó como la nueva frontera. El norte del antiguo ducado de Baskonia dominado por Aquitania se romanzó y será llamado Gascuña (“Wasconia” era como se escribía).

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Eneko del Castillo Nabarlur

Año 1130: el rey de Nabarra Alfonso el Batallador I expulsó de Baiona al conde de Aquitania y Tolouse Guillermo X el Teólogo que se había encerrado en ella, para ello contó con escuadras bizkaínas, gipuzkoanas y labortanas, algunas construidas exprofeso sobre el mismo río Adour. Baiona volvió a Gastón de Beárn, conde de Baskonia y Lapurdi, vasallo del rey nabarro. Baiona era en esa época el principal puerto nabarro y de todo el Cantábrico.

Alfonso I “el Batallador” dejó escrito en 1131 que reinaba “desde Belorado hasta Pallars y desde Bayona hasta Monreal”. Se trata de Monreal del Campo, entre Calatayud y Teruel, conquistado a los musulmanes en 1120 (perdido de nuevo en 1134). Además, Alfonso I reinará también en el valle de Aran en Gascuña al menos desde 1130.

Años 1152-1193: Ocupación militar por parte del ducado de Aquitania unido a la corona inglesa de la Baskonia continental que se escapaba a su control: Lapurdi, Dax, Zuberoa y el Beárn. Lapurdi y su vizconde nabarro cayeron en 1174, pero se mantuvo la resistencia nabarra unos años más, incluida Baiona. Tras una fuerte lucha que duró casi 10 años, Baiona sucumbió definitivamente a las tropas aquitano-inglesas. En el año 1193, el vizconde nabarro de Lapurdi Guillermo Raimundo de Sault o Zaldua (1192-1197) cedió sus derechos al conde de Aquitania Ricardo “Corazón de León” que después se casará con la princesa nabarra Berenguela para pacificar el territorio.

El último vizconde de Lapurdi fue sustituido por un funcionario llamado “baile, bayle, balio” aquitano, equivalente a las figuras coloniales corregidor en la Nabarra Occidental y al virrey de (Alta) Nabarra, perviviendo los Fueros o el derecho pirenaico como en gran parte del reino. Aun así, Lapurdi y Zuberoa mantuvieron el vasallaje a su reino baskón.

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Eneko del Castillo, libro: “Atlas históricos de Navarra”

Año 1193 y 1234: Baja Nabarra la conformaron las tierras hasta entonces labortanas de Ciza, Baigorri, Orzaize, Irisarri, Iholdi y Armendaritz. Se añadieron también el señorío de Mixe-Ostabaret (desmembrado del vizcondado de Dax a mediados del siglo XI rindiendo vasallaje a Nabarra desde 1196) y el Señorío de Gramont, de donde vendría la familia de los agramonteses. En 1234 Armando Raimundo de Tartas de Ostabat y Mixa, Gastón del Bearne y Ramón Guillermo de Sola y Agramont, rindieron homenaje a Sancho VII “el Fuerte” poco antes de morir, lo que asentó la Tierra de Ultrapuertos o de vascos en Nabarra.

https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/07/la-conquista-de-lapurdi-el-origen-de.html

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Años 1239-48: Nabarra declaró la guerra a Aquitania-Inglaterra tras la quema de su nao San Jaime en Plymouth. El rey de Nabarra Teobaldo I el Trovador (sobrino de Sancho VII y su sucesor) liberó Baiona en el año 1244 así como toda Lapurdi hasta Hasparrena (castillo de Salt). El conde Ramón Guillermo de Zuberoa y el conde de Pallars Regenio de Cominges rindieron vasallaje al rey Teobaldo. La paz vino en 1248 tras el Pacto de Ainhoa entre Teobaldo y el senescal aquitano-inglés Simón de Monfort, conde de Leicester. Se perdió definitivamente Lapurdi.

Años 1299-1309: Liberación de Zuberoa. En el año 1299 aprovechando la guerra entre Francia e Inglaterra, volvió Oier III a Zuberoa para tomar el castillo de Maule y fundó la actual población de Atharratze. Logró mantenerse como vizconde de Zuberoa hasta 1309 que fue expulsado por el duque de Aquitania y rey de Inglaterra, Eduardo I. Es entonces cuando Oier de Mauleón volvió a la Corte Nabarra donde fue nombrado “alférez mayor” de su ejército y tenente de Rada, al norte de las Bardenas, por su lealtad al reino baskón.

https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/08/zuberoa-vizcondado-de-nabarra.html

 

Año 1453: Lapurdi, Zuberoa y Gascuña quedaron en poder de Francia que arrebató el territorio poco a poco a Aquitania-Inglaterra durante la “Guerra de los 100 años”, nombre que nos da la idea de la conquista gradual que se produjo de la Baskonia continental por Francia.

Durante la Guerra de los 100 años entre Inglaterra y Francia, las tropas del ejército francés de Carlos VII encabezadas por el vizconde del Beárn, Gastón de Foix, tomaron en 1449 Zuberoa y su castillo de Maule, en 1450 Lapurdi y un año después Baiona. Gastón de Foix era un vizconde independiente en su Estado del Beárn desde el siglo XIII, pero rendía vasallaje al rey francés por otras posesiones. Estaba además casado con Leonor, hija de la reina de Nabarra y de Juan de Aragón, por lo que contó con la ayuda de las tropas Nabarras en la toma del castillo de Mauleón, y rendía vasallaje a los reyes de Nabarra, siempre que no fuera en una guerra contra el rey de Francia. A la muerte de Juan de Aragón, Gastón de Foix fue el nuevo rey consorte de Nabarra.

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Año 1479: Con la llegada a la corona nabarra de los Foix, el hijo de Gastón, Francisco Febo I (1479-1483): era rey de Nabarra, vizconde de Bearne y copríncipe Andorra, Estados igualmente independientes. Pero será vasallo del rey francés en su territorio de Foix así como en los condados del antiguo ducado de Baskonia continental o Gascuña de Bigorra, Marsan, Gabardan y Nebouzan. Además poseerá Castellbó en alto Urgell.

Año 1522: Se añadirán a la corona nabarra los territorios de los Albret al casarse la hija de Francisco, Catalina I de Nabarra, con Juan de Albret o Labrit, los condados gascones de: Albret, Tartas y Armañac y los aquitanos de Perigord y Limoges.

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Mapa de Eneko del Castillo Nabarlur

1527-30: Los soldados nabarros de Enrique II de Albret el Sangüesino con sus aliados bearneses, gascones y franceses, liberaron Baja Nabarra que también había sido tomada Castilla en la conquista de 1512, para ello contaron con la ayuda de la población contraria a su integración Castilla.

Tal y como el sangüesino dejó escrito, el reino de Nabarra comprendía: “Guipúzcoa, Bizcaya y Alaua y mucha parte de Rioja hasta el olmo de Burgos (…) como las sepulturas que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parecen las armas de Navarra, así como en Logroño y en otro lugares, que de poco acá se han borrado”.

1620: Ocupación militar de los Estados de Baja Nabarra y Bearn por las tropas del rey de Francia Luis XIII, al entrar el ejército francés en sus Cortes y Estados Generales pese a la resistencia armada del pequeño ejército nabarro-bearnés. El Edicto de Unión emitido por Luis XIII decía:

“(…) por este edicto, perpetuo e irrevocable, unimos e incorporamos dicha corona y país de Nabarra y nuestro país y soberanía de Beárne, Andorra y Donezan, y tierras que de ellos dependen y que han acostumbrado de pertenecer en nuestra corona y dominio de Francia (…)”.

Se fijan las fronteras por primera vez entre Iparrade y Hegoalde en 1659 con el “Tratado de los Pirineos” en la isla de los Faisanes en el río Bidasoa, llamada “Konpantzia” en euskera, condominio que pertenece durante 6 meses a Irun y otros 6 a Hendaia, hoy municipios de Gipuzkoa-Lapurdi ocupados por España-Francia.

En 1765 el rey español y el francés de turno firmaron el “Tratado de Elizondo” (Baztan), para marcar la frontera entre Baja Nabarra y Alta Nabarra, pues no estaba marcada en su detalle sin respetar pueblos y valles. Lo cierto es que hasta el “Tratado de Baiona” de 1856, reinando Isabel II en España y el emperador Napoleón III en Francia, el río Bidasoa no fue frontera entre ambos imperios.

El último cambio es del año 1984, cuando la frontera fue modificada en el trazado entre los pueblos de Ereta o Areta (Arette, Beárn) e Isaba (Alta Navarra). La frontera colonial divide municipios arbitrariamente como se hizo en África postcolonial y crea una frontera artificial a la población de la nación nabarra “que canta y baila a ambos lados de los Pirineos” (Voltaire).

 

LA PÉRDIDA DE LOS FUEROS Y EL ESTATUTISMO

Años 1833-1839: Primera Guerra Carlista, 20.000 soldados carlistas vascos dominan el territorio, salvo las capitales donde tropas de “guiris” o cristinos liberales venidos desde Madrid se acantonaron. Desde las Diputaciones Forales a la vista de ciertas connivencias internacionales, se le pidió al General carlista Tomás Zumalakarregi (Ormaiztegi 1788-Zegama 1835, Gipuzkoa) que aceptara ser nombrado “rey de los vascos”, es decir, que tomara la corona de Nabarra para reinar como Tomás I, pero no prosperó.

Año 1841: En 1841 (Alta) Nabarra dejó de ser reino para el imperio de Las Españas después de más de 1.000 años de historia. Como relata Tomás Urzainqui en su libro “Navarra Estado europeo”, hasta 1841 mantuvo su condición de Estado: «Aunque no tuviera una soberanía política porque desde su conquista no podía cambiar de rey, las instituciones, el poder legislativo y judicial eran totalmente navarros, estando terminantemente prohibido que se aplicara el derecho castellano en sus tribunales. El poder ejecutivo -­ prosigue Urzainqui -­, desde el punto de vista del gobierno y la administración, recaía en la Diputación del Reino, que era un órgano delegado de las Cortes. Ese fue el poder legítimo de Nafarroa hasta 1841. Es decir, que la negación del Estado navarro en realidad no tiene más de 160 años».

Años 1872-1876: Segunda Guerra Carlista. Se creó un pleno “Estado Federal Vasco Carlista” con las cuatro “provincias”, con todas las atribuciones de un Estado: moneda, sellos, Tribunal de Justicia o deuda pública propia, con un centro de comunicaciones en Baiona (Lapurdi), tras el consentimiento del gobierno francés, y, finalmente y lo más importante, con un ejército de 24.000 soldados que lo defendía y donde la soberanía estaban en las diferentes Diputaciones forales. Con la formación de un Estado nabarro pleno, Carlos IV de Nabarra (sería quinto si contamos al príncipe de Biana, pero que en realidad nunca reinó), buscó el reconocimiento internacional a su corona que nunca se produjo. La pérdida de la guerra trajo la pérdida foral de la Nabarra Occidental.

La abolición foral (en Iparralde en 1789 por Francia), pese a la enconada defensa que todo el Pueblo hizo de sus leyes o derecho pirenaico (incluso los liberales vascos), es la segunda fase del imperialismo-colonialismo: primero vino la invasión militar del Estado baskón de Nabarra y después la eliminación del poder que aún mantenía el Pueblo con sus instituciones propias, gestión económica y social de su territorio. A partir de ahí llegaron nuevas leyes, nuevos administradores y el centralismo hacia los Estados totalitarios en los que hoy deambulamos.

Las ansias de libertad fueron parcialmente reconducidas mediante un “Estatuto de Autonomía” que incluso en su redacción no era más una sombra del derecho foral y que en su ejecución, a día de hoy, se ha demostrado como un intercambio de cromos alejado de las necesidades reales de la sociedad vasco-nabarra en la que se dividió el Estado baskón. En Francia el proceso de asimilación desde las escuelas, medios de comunicación o la política, está mucho más avanzado.

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“Mapas para una nación” J.M. Esparza

Años1936-1940: Tras el golpe de Estado de los militares liberales españoles contra su república en julio de 1936 y en pro de un nuevo Estado fascista gobernado por ellos, surgió el que se llamó “Gobierno de Euzkadi”. En un principio era tan sólo un apéndice del Gobierno Republicano español que lo amparaba y bajo cuyas leyes o “Estatuto de Autonomía” fue creado. Sin embargo, debido a la situación guerra, se creó un Estado “de hecho” durante 9 meses y por tanto un gobierno soberano aislado del gobierno español, aunque sobre un minúsculo territorio entre Legutiano en Alaba y la costa bizkaína. Es más, a partir de verano de 1939, el Gobierno de Euzkadi, tuvo una definición nacional exclusivamente vasca y cortó sus lazos con los partidos de ámbito español. Según las memorias del Lehendakari José Antonio Agirre que presidió, aquel Gobierno en el territorio mandaban las milicias compuestas por unos 100.000 “gudaris”.

El ministro de defensa de aquel gobierno y fundador de la Ertzaintza, el bergarés Telésforo Monzón, resumió en una entrevista años después: “El Estatuto del 1936…yo no lo he conocido nunca. Puedo decir que he sido ministro de la Gobernación del Gobierno Vasco…y no he abierto el Estatuto (creo que justamente lo ojeé el primer día por la mañana). Ese Estatuto no se puso en la práctica jamás. Fue un auténtico fantasma. No existió tal Estatuto. Lo que ha existido es un Estado Vasco soberano” (Revista “Punto y Hora” 1979 VI 14/21).

Tras perder la contienda, en 1940 en Londres en plena Segunda Guerra Mundial y constituidos como “Consejo Nacional Vasco” presidido por Manuel de Irujo (Agirre se encontraba huido), se redactó un anteproyecto de Constitución para la Nabarra peninsular, el cual, en su artículo 5º declaraba como unidad territorial del Estado baskón por el Sur el del reino histórico de Nabarra: “(…) Sus límites son: al Norte los Pirineos y el Golfo de Vizcaya; al Este el río Gallego; al Sur el Ebro hasta Gallur y la divisoria de las aguas entre las cuencas del Ebro y Duero a partir de Moncayo en toda la extensión de ambas vertientes; y al oeste el Cabo de Ajo (Peña Cantabria en Santander)”.  Era por tanto “Euzkadi” o “Euskadi” en aquél entonces un primer intento de crear un nuevo Estado cuya única definición del territorio nacional coincide con el del reino baskón de Nabarra.

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En 1962: el bizkaíno Federico Krutwig en “Vasconia” era clarividente cuando afirmaba que: “No cabe duda de que históricamente considerando, el futuro Estado libre vasco deberá comprender al sur de los Pirineos y al norte los territorios que correspondieron a la corona Nabarra y Ducado de Vasconia (…) soberanías que en su origen son las mismas”.

“Dar lecciones de no-violencia y al abrigo de las fuerzas armadas es el colmo de la caradura institucional. Quien rechaza la violencia venga de donde venga sin denunciar en primer término los monopolios fascistas de la violencia, es un imbécil o un farsante y, en ambos casos, un agente, consciente o inconsciente, del imperialismo” Publicación Erresuma (Iñaki Aginaga).

Mila esker Eneko del Castilloren lanari, liburu honetan bildua: