Otra valoración de la Capitalidad cultural de Donostia

San Sebastián-Donostia como capital europea de la cultura 2016 se propuso cumplir los objetivos siguientes:

El objetivo primero fue el fomento de la convivencia con personas de una ideología, credo, etnia, gusto, humor, estrato social u origen cultural diferente. El proyecto ‘Adiorik gabe’ fue un ejemplo bastante claro de procesos que se han puesto en marcha con una enorme generosidad por parte de las víctimas.

El segundo objetivo que se proponía era el proporcionar a los donostiarras una vida más saludable, más rica y próspera que permitiera a la ciudadanía gozar de una mayor calidad de vida a través de la alimentación, el deporte, la salud y la educación.

En tercer lugar el objetivo de Conversaciones era difundir valores como la participación, la conexión con Europa, la diversidad y la convivencia y hacerlo de la mano de los socios naturales de la Capitalidad, que abarcan desde las grandes instituciones culturales a sugerentes proyectos para audiencias más especializadas, incluyendo también a organizaciones sociales.

En cuarto lugar proyectó las Olas de energía para promover iniciativas culturales de la ciudadanía que fueron subvencionadas al ser presentadas por particulares y asociaciones sin ánimo de lucro.

En quinto lugar la capitalidad quiso promover una más estrecha relación con Europa. Para ello ha enviado embajadas con la misión de reivindicar el gran mosaico cultural que forma  Europa, fomentar el entendimiento entre sus diferentes comunidades y representar el proyecto de Capitalidad en el exterior.

Varios fueron los directores de la capitalidad. Eneko Goia como alcalde de la ciudad fue uno de los responsables. Por fin el 9 de septiembre del 2015 fue presentado Pablo Berástegui como nuevo Director General de Donostia/San Sebastián 2016. En la toma de posesión de este último estuvieron presentes las tres instituciones miembros del Patronato, el entonces alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, la Diputada Foral de Cultura de Gipuzkoa, Ikerne Badiola, y la Consejera Vasca de Cultura, Cristina Uriarte. Los tres eran miembros del Patronato de la Fundación Donostia 2016, en el que participaba también el Ministerio de Cultura de España.

Pablo Berástegui afirmó pretender unificar el tejido social roto tras años de violencia. De hecho eligióCultura para convivir como lema de esta Capitalidad, “que estará centrada en el fomento del respeto y la convivencia tras años sufriendo la lacra del terrorismo de ETA pero también con la vista puesta en un mundo donde se suceden ataques y conflictos producto de la intolerancia”.

Los directores se han mostrado satisfechos del legado que dejan y, sobre todo, del proceso de aprendizaje que para la ciudad y para el Ayuntamiento ha supuesto la celebración. Pero admiten como autocrítica que quizás «igual el error que hemos cometido todos ha sido el de no explicar a la ciudadanía en qué consistía».

Primer efecto de la capitalidad: Donostia ciudad turística

Tras el año de capitalidad, la ciudad ha recibido un total de 110.000 visitas por parte de la ciudadanía donostiarra y del territorio, así como de visitantes de múltiples países. Julio y agosto han sido claramente los meses de mayor afluencia. Según el alcalde la promoción turística de la ciudad se ha conseguido y esto hay que mantenerlo.  Sin embargo hay que reconocer que los que han venido lo han hecho más por los atractivos de la ciudad que por las connotaciones culturales de la capitalidad. Mucha gente ha venido a hacer turismo básicamente, pero habiendo descubierto la ciudad por la Capitalidad, han aprovechado luego su programación. Con la llegada de los turistas la ciudad ha crecido en protagonismo, las infraestructuras hoteleras y gastronómicas se han consolidado, la ciudad ha ganado. Los que han perdido han sido los ciudadanos.

Segundo efecto de la capitalidad: Valoración de instrumentos culturales de la ciudad

La capitalidad ha sabido descubrir que Cristina Enea es un lugar excelente para proyectos culturales, que el Museo de San Telmo es mayor de edad como para hacerse cargo de obras de arte cotizadísimas, procedentes de museos de primer nivel, que también se pueden hacer creaciones artísticas con patrocinios privados, que hay determinados eventos consolidados en la ciudad, pero que deben seguir desarrollándose.

Tercer efecto de la capitalidad: Pérdida de valores propios

Fueron momentos decepcionantes para la ciudadanía la inauguración en el puente de María Cristina, el conflicto con los fotógrafos de la Milla de la Paz, la exposición del Koldo Mitxelena con la censura y retirada de obras de arte, el optar por crear una fundación para gestionar el proyecto mientras que se necesitaba un instrumento más ágil.

Cuarto efecto de la capitalidad: El desconocimiento de la sociología guipuzcoana.

Aunque la preparación de la capitalidad fue larga y tormentosa, de hecho, los últimos dirigentes de la misma fuera unos personajes que aterrizaron en San Sebastián sin que conocieran ni repensaran la sociología de Gipuzkoa ni de Donostia.

Creyeron que así como en las provincias hermanas de Vizcaya y de Álava la capital irradia con poderío y los proyectos de Bilbao y de Gasteiz, son asumidos generosamente por el extrarradio, este modelo circular y centrípeto sería asumido por la provincia sin valorar cuáles son las relaciones entre Donostia y las villas guipuzcoanas. Guipúzcoa y la misma Donostia es una confederación de colmenas donde cada villa confecciona una serie de panales culturales. Se podrían citar brevemente los panales culturales de Tolosa, Mondragón, Irún-Fuenterrabía etc.

Más aún, los directores de la capitalidad no valoraron suficientemente que en la colmena cultural donostiarra funcionaban con mayor o menor tradición y algunos con gran empuje panales propios como el festival de Cine, la Quincena musical, el festival de Jazz, las tres Universidades públicas y privadas y la Universidad de verano, Aranzadi, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Euskoikaskuntza, Chillidaleku, etc.

Bien es verdad que la organización asumió con la exposición “1966| Gaur Konstelazionak 2016” en el Museo San Telmo al efímero Grupo Gaur  formado por Oteiza, Chillida, Sistiaga, Basterretxea o Zumeta, que se había dado a conocer en la Galería Barandiarán hacía medio siglo, junto con los festivales más clásicos de la ciudad como el de cine o de jazz, Music Box Festibala y Stop War Festibala, el arte urbano de Street tARTar o la celebración de la Cumbre Europea de la Diversidad Lingüística. Pero todos estos eventos culturales ya tenían una tradición y vida propia.

Quinto efecto de la capitalidad: el ninguneo del equipo político y social al que sustituían.

La capitalidad ha sido conducida durante su preparación por varios equipos de tendencias políticas diferentes. Una vez instalada la capitalidad se ha obviado al equipo anterior de tendencia abertzale encabezado por el alcalde Juan Karlos Izagirre, por lo que no es extraño que los miembros integrantes de esta tendencia que en su momento habían sido mayoría ciudadana se hayan desinteresado del proyecto. Muchos de éstos pensaban que la capìtalidad se había dado más a una ciudad española denominada San Sebastián que a una ciudad vasca llamada Donostia.

En conclusión en Donostia no se ha superado el conflicto, no se ha instalado la convivencia, no se ha promocionado la cultura vasca y no se ha asumido la pluralidad lingüística. Sin embargo, la ciudad de San Sebastián se ha consolidado como centro turístico y sus antiguos centros culturales veraniegos como el Festival de Cine o la Quincena Musical han contribuido a seguir presentando a la ciudad como centro paisajístico, hotelero y gastronómico, heredero natural de la “Belle époque”.