El único caso de cosoberanía en el mundo

El Estado moderno se ha construido bajo la premisa de la soberanía y, por tanto, de la unidad del poder del Estado, lo que lleva implícito que todo poder surge de un centro originario y que, por consiguiente, no se ejerce por los políticos y funcionarios como propio derecho, sino a título de una competencia impersonal.

El galdakanés Joseba Ariznabarreta en su libro “Pueblo y Poder” resumía lo que es el Estado moderno: “La soberanía, principio o fuente del poder (potestas), pertenece al Estado como tal, el ejercicio del poder (dominiun), al jefe efectivo del Estado, es decir, al gobierno (…) soberanía significa que el Estado cuenta con los recursos ad hoc suficientes para ejercer la violencia interna y externa exigidos para el normal y rutinario desenvolvimiento de la actividad general del pueblo del Estado”. La principal característica de un Estado moderno es por tanto que es soberano: no existe un poder superior ni igual a él dentro de su jurisdicción, ni poderes imperiales ni poderes religiosos (para más información,  https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/07/caracteristicas-del-estado-moderno.html).

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El historiador bearnés Pierre Tucco Chala (nacido en 1924) afirmaba que “ciertos juristas siguen los análisis de Jean Bodin –teórico absolutista-, creyendo anacrónica toda reflexión sobre la noción de soberanía antes del siglo XVI. Esto no es así, pues los estudios más recientes muestran que las palabras “soberano” y “soberanía” eran conocidas desde la mitad del siglo XII y de un empleo corriente en el siglo XIV”.

Pero casi todo concepto absoluto en las ciencias sociales tiene una excepción, en este caso, la excepción a nivel mundial está en nuestro país y tiene relación directa con la conquista de nuestro Estado, Nabarra.

El 15 de Octubre de 1620, Luis XIII rey de Francia, ayudado por el cardenal Berulle, entró con una tropa en Pau, para proclamar la unión a la corona francesa de la corona nabarra y del pueblo de Bearn, es el llamado “Edicto de la Unión”. Los Estados de Nabarra (el equivalente a un parlamento) se opusieron con fuerza pero el reino estaba militarmente ocupado por las tropas francesas. Tras el Edicto de la Unión también se anexionaba Francia los Estados independientes de Bearn y Andorra, pertenecientes a los reyes nabarros de la familia Labrit o Albret-Foix: “(…) por este Edicto, perpetuo e irrevocable, unimos e incorporamos dicha corona y país de Nabarra y nuestro país y soberanía de Bearn, Andorra y Donezan, y tierras que de ellos dependen (…)”. El reino pirenaico reunido en Juntas, rechazó el Edicto pero fue incapaz de hacer frente al poderoso ejército francés. En 1621, en el debate de los Estados de Bearn, se acordó por unanimidad declara “traidores a la patria” a todos los que aceptarán el Edicto de la Unión con Francia. Por tanto, Luis XIII no fue reconocido por los representantes de Nabarra y Bearn como su rey así como tampoco sus sucesores.

Relata Gastón Marcelo Zambelli la situación que se vivía en esos años en Europa: “El ejército sueco aniquiló a las tropas imperiales (alemanas) en la batalla de Breitenfels, Gustavo II (de Suecia) llegó luego hasta el Rin y venció en Lutzen en 1632, batalla que le costó la vida. Para enfrentarse a las victorias suecas, los Habsburgos unieron sus fuerzas. El Imperio (alemán) y España (de los Habsburgo) lucharon juntos y la victoria empezaba a decantarse a su favor, por lo que Francia decidió intervenir. Richelieu organizó la alianza europea contra los Habsburgos (Casa de Austria) contando con Suecia, Holanda, los Cantones Suizos y los principados italianos. Solo quedaron fuera Inglaterra, Rusia y Turquía”. El cardenal Richelieu que gobernaba con mano dura el reino de Francia en nombre de Luis XIII, había declarado un amenazante “tanto Nabarra como el franco-condado nos pertenece”.

Sigue el historiador argentino Zabelli con su relato: “Fue en 1639 cuando la escuadra española cayó derrotada, también los tercios españoles fueron vencidos por el ejército francés en 1643-1648 en la batalla de Lens. Luego de los acontecimientos mencionados en 1648, los imperiales firmaron el Tratado de Paz de Westfalia. Este Tratado reguló las relaciones entre el Imperio (Alemania y su intransigente emperador católico, otro Fernando II) y sus miembros constituyentes por un lado, y entre Francia, Suecia y sus aliados, por el otro. Con este tratado, la estructura europea dejaba de ser vertical (presidida por el Imperio y el papado) y Europa se convertía en un mosaico de estados nacionales laicos (y soberanos). Es el nacimiento de la política internacional moderna.

En la frontera catalana del sur, los franceses devolvieron a los reyes españoles territorios ocupados a cambio del dominio sobre el Rosellón, el Conflent, el Vallespir y una parte de la Cerdaña. Los negociadores españoles aceptaron la mutilación de Cataluña a cambio de mantener posiciones en Flandes. Polonia, Rusia e Inglaterra no firman el Tratado. España es una de las grandes perdedoras y se resiste y continúa la guerra”.
El Tratado de Paz de Westfalia supuso la extensión del Estado moderno a toda Europa, todos los Estados europeos dejaron de estar subordinados a los “Emperadores”, el emperador germánico y el papa, ficción tardo romana que aún sobrevolaba Europa, aunque con notables excepciones como fue el caso de Nabarra que se sacudió varias veces el poder papal desde mediados del siglo XII y que nunca aceptó los intentos imperialistas de los pretendidos emperadores, bien germánicos o bien castellanos (https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/07/como-era-el-estado-moderno-de-nabarra.html).

Dentro de ese contexto, en el año 1636, el ejército español saqueó Iparralde: Urruña, Ziburu y San Juan de Luz (Luxe). Como respuesta, en 1638 la flota francesa sitió Hondarribia pero fue expulsada el 8 de septiembre de 1639 en un contraataque del pueblo de Hondarribia por la que recibió el título de ciudad, con la oposición de las Juntas de Gipuzkoa, pues toda la provincia había participado en la defensa -además de muchos alto nabarros-, y Gipuzkoa entendían que con este título Hondarribia pasaba a ser su primer municipio en orden de importancia.

El ejército español en 1650 trató de tomar Baiona por sorpresa, pero la denuncia de la joven heroína local María Garai salvó la ciudad del saqueo y de la conquista. Tomando Baiona, toda Lapurdi hubiera quedado en manos del nuevo conquistador. Pero los españoles perdieron definitivamente y finalmente se firmó al “Tratado de los Pirineos”.

Es así es como dos de las grandes potencias mundiales del momento, España y Francia, decidieron finalmente repartirse el reino nabarro, al ver que ninguno lo conseguía en su totalidad y marcar una nueva frontera internacional. La actual frontera militar española-francesa, totalmente artificial y sólo justificable por la violencia armada ejercida contra los nabarros, se fijó en 1659 con el “Tratado de los Pirineos” en la isla de los Faisanes en el río Bidasoa, llamada también “Konpantzia” o “La isla de la Conferencia”, condominio que pertenece durante 6 meses a Irun y otros 6 a Hendaia, hoy municipios de Gipuzkoa-Lapurdi ocupados por España-Francia.

El llamado Tratado de Paz de los Pirineos se produjo después de 24 conferencias llevadas a cabo entre Luis de Haro (familia de los traidores a Nabarra) y el Cardenal italiano Mazarino en 1659 (que era la persona que realmente mandaba esos años en Francia, la primera potencia mundial para entonces); el Tratado fue ratificado por el compromiso matrimonial contraído entre el rey Luis XIV de Francia, “el rey Sol”, y la infanta española Mª Teresa hija del rey Felipe IV de España (primo-hermano suyo por doble línea).

Fue Monseñor de Olce el obispo que ofició la boda en la iglesia de Donibane Lohitzune o San Juan de Luz -en poder de Francia-, cuya puerta de salida se tapió para que nadie más pasara por ella (marcado con un círculo rojo en la foto de la iglesia en el encabezado del artículo). Para sellar el pacto-boda, se celebró por poderes en la iglesia de Hondarribia -en poder de España- una segunda ceremonia.

Es decir, Francia y España se repartieron Nabarra e incluso la isla de Los Faisanes que es la única tierra con dos soberanías de toda Europa y en todo el mundo, pero es 6 meses francesa y 6 meses española, nunca de los dos Estados imperialistas a la vez.

Es el único caso de “condominio” o “cosoberanía” que queda en todo el mundo, tras dejar de serlo en Europa la ciudad de Maastricht hace más de dos siglos (1204-1794, cosoberanía o condominio entre el Principado de Lieja y el Duque de Brabante) y Moresnet (1830-1919, territorio fronterizo y condominio entre Alemania y Holanda). A nivel mundial, los últimos casos son el de Tánger que fue un condominio multinacional entre 1905-1960 cuando fue tomado por el ejército marroquí (lo era de España, Francia, USA, Bélgica, Italia, País Bajos, Portugal, Reino Unido y la URSS) y las islas de Nuevas Hébridas en Oceanía cerca de Australia (1906-1980 era condominio de Reino Unido-Francia). Por tanto, la Isla de los Faisanes o Konpantzia es una “anormalidad” a nivel mundial al igual que la colonia española y francesa de Nabarra.