La patria y el paisaje, referentes identitarios del pueblo vasco

Aclaración de términos

La patria y el paisaje son los referentes  temporales y espaciales de los miembros integrantes e identitarios del Pueblo Vasco. Porque aunque se venga afirmando que el único sujeto de derechos es el singular, el ciudadano, sin embargo, no hay sujeto de derechos desvinculado de una familia, una sociedad o una entidad humana que cobije y dé amparo a cada uno de los vivientes. La patria implica una adhesión tácita o explícita a una comunidad familiar, vecinal, nacional en la que adquirimos nuestros genes y nuestros derechos. Entendemos por patria como referente temporal al grupo natal o adoptivo ordenado como sociedad, nación o país al que se pertenece por vínculos sanguíneos, afectivos, históricos o jurídicos. El referente de patria conlleva una dimensión temporal en la que se aglutinan todas las generaciones que han conformado el Pueblo Vasco en su historia.

El espacio es una realidad en transformación permanente porque es un producto de la sociedad en que se ha desarrollado, pero a la vez se inserta en un sistema global. Es un resultado en el que no sólo colaboran los actuales actores sino también todos los que, a través de los tiempos, tuvieron posibilidades de decisión sobre ese mismo espacio. Porque el espacio está compuesto de continuidades y de cambios, de transformaciones y de interrupciones, de correcciones y de creaciones. El espacio no es un    producto inerte de la naturaleza, sino un elemento dinámico. El espacio, no es únicamente un  escenario, sino una variable decisiva de transformación de las sociedades.

Con la globalización se está produciendo una desintegración del espacio preexistente y al mismo tiempo se produce en el espacio, un renovado despliegue del poder sobre las cosas y los procesos, que tiene principalmente un fundamento económico. Los propios procesos de integración conllevan un cambio de las relaciones sociales y económicas en referencia  al territorio. Términos afines pero no sinónimos al espacio son los lugares, los territorios y los paisajes. Cada uno de estos términos conlleva una serie de relaciones que los hacen complementarios de una visión total. El espacio, el territorio y en fin, el paisaje, debe ser comprendido, protegido, conservado, preservado, planificado, recuperado, ordenado y mejorado. Por lo tanto controlar el espacio, el lugar, el territorio o el paisaje es una forma de ejercicio del poder.

Y si nos referimos a un grupo social su planteamiento de nacional conlleva la comprensión de los elementos integrantes del espacio, es decir del territorio, del ambiente social y del paisaje. Porque los elementos integrantes de la nacionalidad como son la lengua y la historia exigen para su comprensión una resituación del territorio geográfico, del ámbito social (con los ámbitos racionales, sensoriales, emocionales, estéticos, espirituales) y del paisaje.

Existe  una serie de factores geográficos que condicionan o explican el nacimiento de las culturas, la conservación de las lenguas, el desarrollo de los sucesos históricos y también de la visión geo-histórica de las sociedades.  Hay unos factores puramente naturales y otros reactivos o de capacidad del espíritu para hacer frente a los estímulos.

Factores naturales: son los emanados del medio ambiente geográfico tales como el clima, el relieve y el contraste de factores geográficos.

-El clima: las sociedades humanas no se desarrollan igualmente bajo las distintas condiciones climatológicas. La noción del óptimo climático válido para culturas preindustriales ha cambiado con la inclusión de los nuevos descubrimientos que optimizan el hábitat humano. Como conclusión se puede afirmar que el clima no imprime una marcha ni a la cultura ni a los pueblos. Sin embargo, en el estado actual de la cultura la supremacía política, técnica y espiritual corresponde a aquellos pueblos que se hallan situados en zonas de grandes contrastes climatológicos.

-El relieve: desde antiguo se ha contrapuesto la mentalidad de los montañeses con la de los habitantes de la llanura. Esto se podría enumerar en el divorcio entre montañeses y los que viven en el llano, en la división histórica entre pueblos continentales y marítimos y en la distinción entre los pueblos litorales e isleños.

– La contraposición de factores geográficos naturales. En efecto, factores geográficos naturales influyen en el trazado de las comunicaciones y en el asentamiento e implantación de los centros del comercio. Toda ruta de tráfico crea nudos de comunicación de gran valor estratégico, cultural y político de un territorio.

– Además de los factores puramente naturales nos hemos referido a otros factores reactivos o de capacidad del espíritu para hacer frente a los estímulos. Entre estos queremos señalar la explotación de las materias primas del subsuelo, la utilización de los bosques y las cuevas como centros de hábitat y por fin la inclinación y atracción por el mar.

 

La Geo-historia como ciencia que estudia las identidades

Las identidades no son concesiones políticas. Pero son fruto de estudio de la geo-historia. El estudio de los factores puramente naturales y otros reactivos o de capacidad del espíritu para hacer frente a los estímulos nos lleva a la conclusión de que la voluntad de amalgama social y la ocupación geográfica se constituyen en herramientas de consolidación de la identidad del Pueblo Vasco. Y para el estudio de la consolidación de las identidades contamos con la Geo-historia y éste no es cometido propio de la Política.

Así con su presencia el hombre se ha construido su propio paisaje para su conservación y reproducción y este espacio sujeto a condiciones históricas determinadas quedará especificado, dando carácter de identidad a los habitantes del mismo.

Desde la revolución industrial la acción del hombre está transformando, dominando y aun desvirtuando a los acontecimientos naturales. La acción de los grupos humanos sobre su propio territorio ha desembocado en la creación de estructuras religiosas, económicas, sociales, legales y aun políticas que especifican su “tiempo geo-histórico” y aglutinan las diferentes identidades.  Por eso la Geo-historia descubre a individuos que forman una unidad con identidad y sentido de pertenencia hacia su patria y hacia su paisaje. Se trata de una comunidad estable, históricamente formada de lengua, de territorio y de vida económica, manifestada en su forma de presentarse y en su cultura.

Para esta conclusión identitaria el punto de partida de toda investigación geo-histórica aunque se trate de una biografía no es el individuo aislado, el agricultor o el ciudadano, sino el grupo social del que forma parte el individuo, ya sea la tribu, el clan, la casta, la comunidad social, cultural, lingüística o religiosa.

A la Geo-historia no le basta con marcar en un espacio y tiempo concretos los cambios del medio natural en función de la actuación tecnológica humana. Por lo tanto si la Geo-historia pretende hacer una historia total tiene que tener asumida la necesidad de una geografía total. Y esta geografía total echa mano de las técnicas arqueológicas, de la sucesión de hábitats, del perfil de las herramientas y de los utensilios de la época, de los cultivos y de las etapas de domesticación de las plantas, de los cambios de uso del suelo, de la relación del lugar de trabajo con el asentamiento de las unidades familiares y sociales, etc.  Es decir que asume la geografía como sostén en los diferentes momentos históricos, que influye en las sociedades pero no determinándolas, porque las mismas sociedades con su tecnología pueden llegar a cambiar la misma geografía en la que se asientan. La geo-historia necesita igualmente de una historia total descubriendo la voluntad política permanente durante generaciones en ocupar un espacio geográfico, convertido en paisaje y convirtiéndose en sujeto social.