¿Querer a Catalunya?

Cuarenta años después de las primeras elecciones, el PSOE se plantea caminar hacia una reforma “plurinacional” del Estado. Los socialistas españoles han visto –finalmente– que en Catalunya hay un “problema serio”, según expresión de Iceta. Sánchez admite ahora que los catalanes somos “una nación cultural” (hace unos meses éramos “una singularidad”) pero no una nación política, porque la soberanía radica en “el pueblo español”, lo cual indica que, en el mejor del casos, hay pueblos de primera y pueblos en posición subalterna. Cuarenta años después de los comicios que inauguraron la democracia, este es el gran mensaje del PSOE a una sociedad donde un 48% ha votado partidos independentistas y un 80% está de acuerdo con un referéndum pactado de autodeterminación.

En noviembre de 1976 nació el Partit Socialista de Catalunya, que se creaba de la fusión de varias fuerzas preexistentes, impulsado, sobre todo, por Convergència Socialista (a su vez, fundada a partir del Moviment Socialista de Catalunya) y liderado por Joan Reventós, que tenía al lado a hombres como Obiols y Serra. En el documento fundacional de aquel PSC (conocido como PSC Congrés) se podía leer esto: “Nos insertamos en la tradición del movimiento obrero y popular que siempre ha afirmado categóricamente en sus líneas programáticas el derecho de nuestro pueblo a la autodeterminación”, que se consideraba “exigencia inalienable e imprescindible”. Los redactores de aquel librito de ochenta páginas añadían que “propugnaremos, llegado el momento, la Federación de Repúblicas libres e iguales como fórmula que aúne el máximo de libertad nacional para Catalunya y para las otras naciones y pueblos del Estado con la necesaria solidaridad socialista entre todos ellos, y muy particularmente con los menos favorecidos por el desarrollo económico y social capitalista”.

¿Quién había de decir que, de toda aquella retórica tan rupturista, lo que tendría reedición hoy sería el asunto de la autodeterminación? Como es sabido, el PSC Congrés junto con la Federació Catalana del PSOE y el PSC Ex-Reagrupament (el de Pallach sin Pallach) crearon, en julio de 1978, el actual Partit dels Socialistes de Catalunya. Las peripecias del socialismo catalán son bien conocidas desde aquel momento.

El nuevo líder del PSOE ha proclamado que “España quiere a Catalunya”, frase amable que demuestra que no entiende nada de lo que está pasando. O que es un cínico que trata de distraernos para eludir la cuestión de fondo, asesorado –entre otros– por Josep Borrell, jacobino contumaz. A Alfonso Guerra, muy afectado por el calor, no hay que mencionarlo. Ubicar la actual reclamación independentista en el guión sentimental más rancio es un grave error de Sánchez, que indica escaso conocimiento de las causas del conflicto que estamos viviendo. Y una admirable capacidad para tapar la realidad con humo.

LA VANGUARDIA