La nación más antigua de Europa

En los últimos años hemos escuchado muchas veces por parte de gente diversa la frase que sitúa a España como “la nación más antigua de Europa”. Esto se basa en falsedades del estilo de que España ya era una unidad política y cultural en época visigoda -en el mejor de los casos- o, incluso, en época romana o íbera -si quien habla ha perdido completamente el contacto con la realidad-. Lo cierto es que la nación española difícilmente se puede encontrar antes de 1714, si somos muy generosos, aunque la mayoría de expertos no le pondrán “fecha de nacimiento” hasta las Cortes de Cádiz de 1812. Y, sin embargo , aún hoy cuesta encontrar una identidad nacional española cohesionada.

Siempre he sido de la opinión de que una de las cosas que define una nación o una comunidad nacional es la pervivencia a través del tiempo -aunque sufran modificaciones- de ciertos usos, costumbres o, incluso, símbolos que permitan seguir la historia de esta comunidad. En Europa, el ejemplo paradigmático sería probablemente Inglaterra (y Escocia). Todo el que ha ido alguna vez a Londres y ha visitado, por ejemplo, la Torre de Londres habrá visto los famosos ‘Beefeaters’, los guardias de la Torre. Aunque actualmente el cargo es ceremonial o, incluso, de guías dentro de la Torre, su origen se remonta a 1425 como vigilantes del edificio, custodios de los prisioneros y guardia personal del monarca.

Pero quizás el elemento que más clara deja la continuidad nacional inglesa -y, de paso, la escocesa- es algo a priori tan simple como una silla de madera con una gran piedra debajo. De hecho, los monarcas estaban sentados directamente sobre la piedra hasta el siglo XVII, cuando se le puso una plataforma de madera encima. Una piedra que, además, también tiene su propia y curiosa historia. La silla, conocida como Silla de la Coronación -‘Coronation Chair’- o “King Edward’s Chair” es la silla donde se han coronado todos los monarcas ingleses -y posteriormente británicos- excepto la Reina María II desde 1296 y siempre en la abadía de Westminster. Incluso, Oliver Cromwell se hizo proclamar ‘Lord Protector’ en esta silla, eso si, en el Palacio de Westmisnter,

Lo más curioso de esta silla, sin embargo, es que se construyó para albergar un trofeo de guerra de una nación tan o más antigua y que también ha llegado a nuestros días con algunas tradiciones intactas, Escocia. La Piedra de Scone -o ‘Lia Fail’ (piedra del destino)- era la piedra donde eran coronados los reyes de Escocia desde que en 513, Fergus, el primer rey escocés, la trajo de Irlanda. La piedra estuvo en la abadía de Scone desde 840 hasta 1296, cuando el rey inglés Eduardo I se la llevó como trofeo de guerra, para reclamar el título de Lord Supremo de Escocia y para humillar a los escoceses ya que se trataba de uno de sus símbolos nacionales. En 1328, durante las conversaciones de paz, Eduardo III de Inglaterra se comprometió a devolverla y, a pesar de estar incluida en los términos del Tratado de Northampton, finalmente no salió de Westmister.

Tan importante es el sentido de continuidad entre las dos naciones que marca este episodio que, unos días antes de Navidad de 1950, cuatro estudiantes de la Universidad de Glasgow decidieron entrar en Westminster, robar la piedra y devolverla a Escocia. Y lo consiguieron. El importante dispositivo policial que se montó -y que incluyó el cierre de la frontera entre Inglaterra y Escocia por primera vez en 100 años- obligó a esconder unas semanas la piedra, que durante el proceso de extracción se había partido en dos trozos, en Kent y Leeds (una parte en cada lugar). Gracias a un aviso anónimo, la piedra fue recuperada en abril de 1951 en el altar de la abadía de Arbroath. Se da la circunstancia de que fue allí donde en 1320 se formuló la Declaración de Arbroath, la primera declaración formal de independencia de Escocia en contraposición al dominio feudal de los reyes de Inglaterra. Finalmente, en 1996, la piedra fue oficialmente devuelta a Escocia, concretamente al castillo de Edimburgo, con la condición de que será cedida en las futuras coronaciones de los monarcas británicos. Sin embargo, será interesante ver si esto se produce en el caso de una hipotética independencia escocesa.

RACÓ CATALÀ