Korres. Un castillo que sigue peleando 800 años después de su conquista

En el corazón del parque Izki, en la montaña alavesa, un peñón puntiagudo emerge desafiante y se deja ver desde su vecina Antoñana. Es la mole rocosa donde hace mucho tiempo los reyes navarros decidieron construir un castillo llamado Portiella de Korres, que como el castillo de Portiella en Zambara, el de Atauri  o el de Ataun en Gipuzkoa, muestran las puertas de entrada al reino de Navarra allá por el siglo XI-XII.

Antiguas tenencias o distritos defensivos, tuvieron tenentes o responsables del castillo, que bajo juramento al rey Sancho, sea el de Peñalén, el Sabio o el Fuerte, protegieron el territorio encomendado desde estas fortalezas.

Avanzamos por el pequeño sendero que conduce al castillo y pronto, entre la vegetación frondosa, se vislumbran las ruinas. Se encuentran tan ocultas entre los árboles que desde el aire apenas son visibles, e incluso una parte tuvimos que estudiarla un año después de publicar en nuestra colección Navarra. Castillos que defendieron el reino (T.III), puesto que en las primeras visitas accedimos por otro punto que no llegaba hasta el primer nivel.

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Se colorean los niveles. En amarillo el nivel 1, en rojo el nivel 2 y en azul el 3. Las franjas blancas son los fosos o cortados de la peña.

Explicando lo que es el castillo, ayudado por el gráfico que se ha realizado para este artículo, diremos que estamos ante un castillo con tres niveles defensivos.

Una primera muralla, con al menos dos torres circulares, muestran el cierre o defensa de un amplio recinto anexo al castillo que pudo albergar algunas viviendas (color amarillo).

Tras salvar un corte de la peña a modo de foso natural, franja que hemos pintado de blanco, accedemos trepando a un segundo nivel, (color rojo) en este punto es donde se ve el murallón de 30 metros de largo por 6 de altura que tuvo dos torres prismáticas flanqueándola en sus extremos. La puerta debió situarse junto a una torre que está a punto de desmoronarse en su lado norte.

Es esta muralla la que está a punto de desmoronarse y es donde precisa una actuación urgente.

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La parte externa de la muralla se ha desprendido. Observando la fotografía, en el centro hay un agujero que deja ver a algunas personas en el otro lado.

Otro foso natural, posiblemente trabajado por la mano del hombre para hacerlo aún más inaccesible, nos conduce al último nivel, el más antiguo, y última defensa (color azul). Aquí se encuentran los restos de un aljibe, con parte de su enlucido de argamasa. Es una habitación abovedada que ha perdido parte de su techumbre. En la parte superior, apenas a 5 metros del aljibe, otro espacio trabajado nos muestra una dependencia del castillo, que pudo ser el fondo de una torre u otra segunda zona de almacenamiento de agua.

Del torreón principal del homenaje no hay indicios visibles, pero pudo encontrarse anexo en la muralla de cierre de este pequeño recinto superior, mirando al foso y es que se vislumbra entre la vegetación algo de cimentación.

Al ser un parque protegido, la intervención debe ser mínima, sin retirar árboles, salvo los del acceso y los de la muralla que han nacido entre los huecos de la misma y por tanto ponen en riesgo su estabilidad.

Pero previamente deben construirse escaleras o puentes de madera para su acceso, vallado de seguridad y mejorar el camino hasta estos niveles, puesto que quien quiera conocer el castillo lo tendrá difícil a no contar con señalización alguna.

Desde el año 2011 trabajamos mano a mano con Gustavo Valencia para intentar salvar lo poco que queda de este castillo. No son pocas las reuniones, los encuentros, las notas de prensa, los proyectos entregados, el optimismo sobre el pesimismo o el intentar ver la luz al fondo a pesar de que comprobábamos asombrados como la pelota de quien debía dar autorización bailaba de un tejado a otro sin que se dieran movimientos. Sin duda la palabra frustración se quedaba corta.

En el año 2014 a petición de las instituciones  y con el apoyo de gente desinteresada como Fernando Sánchez de Aranaz se realizó la petición de solicitud de bien de interés cultural, BIC, para el castillo de Korres. En fechas recientes han aceptado la solicitud y se ha declarado monumento de interés y protección especial.

Los pequeños avances venían acompañados por retrocesos y la muralla cada vez tiene peor aspecto. Del pequeño agujero ya hemos pasado al gran agujero.

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Se aprecia uno de los huecos, el más pequeño, y la vegetación que crece sobre la muralla y pone en peligro la misma.

Cada visita era más desalentadora porque al desprenderse el forro exterior de la muralla, el relleno tiene menos consistencia al estar construido con arenas y una mínima cantidad de argamasa.

Es un terrón de azúcar que cada invierno se hace evidente.

Las últimas informaciones parecen alentadoras puesto que parece que Diputación va a acometer la obra. El nuevo alcalde de Maeztu y la Junta han retomado con ganas este proyecto, y la Diputada de Cultura quiere comenzar la consolidación si se encuentra financiación.

Soy consciente que nos tendremos que retirar, echarnos a un lado y volver al punto anterior del año 2011, previo a la visita que se realizó al ayuntamiento de Maeztu para buscar ideas y animar para recuperar este castillo pero al menos en poco tiempo podremos disfrutar de este importante testigo patrimonial de nuestra historia.

http://www.euskonews.com/0706zbk/gaia70602es.html