¿Madre o madastra?

La madre por naturaleza, no quiere que su hijo se emancipe y abandone el hogar, pero al final con el corazón partido cede por amor y le desea que sea feliz en su nueva situación.

España, la Madre Patria, a regañadientes ha tenido que ceder tanto Cuba como Filipinas en confrontaciones bélicas. Dejaron de ser provincias y convertirse en Estados soberanos.

Pero una madre no abandona nunca a su hijo, aunque éste sea padre. Se es madre y padre toda la vida y, desde la distancia, participarás en sus proyectos, les ayudarás y les comprenderás. Si la madre pone dificultades, el hijo toma la decisión de decidir, de elegir su futuro sin contar con ella, aunque con el tiempo esas asperezas se limen y se perdonen mutuamente esa desunión.

La nación vasca y la catalana quieren volver a ser libres y soberanas y prometen no guardar ningún rencor a la invasora, conquistadora, que intentó ejercer de madre sin serlo.

Nuestro pueblo plural vasco se compone de cuatro patas de una mesa teóricamente estable. Tres de esas patas admitieron que: “O hay un derecho a decidir o hay una posición unilateral de independencia”. “No hay que empezar de cero, sino recoger lo que hemos hecho para avanzar”. “A menos democracia, más independencia”. “O me das la palabra o me marcho”. “Soplan buenos vientos”. “El derecho a decidir ofrece un instrumento para resolver conflictos”.

Recordemos que hoy día existen Estados europeos que en los siglos XX y XXI proclamaron su independencia unilateralmente: Irlanda en 1922 del Reino Unido, Islandia de Dinamarca en 1944, Lituania y Estonia de la URSS en 1990, y Estonia al año siguiente, y Kosovo en el 2008 de Serbia. Otras naciones lo hicieron pactando con su estado, y así Noruega lo hizo de Suecia en 1905, Finlandia en 1944 de Dinamarca. Eslovenia, Croacia y Bosnia en 1991 con Yugoslavia y Montenegro en el 2006 de Serbia.

La Declaración del Tribunal Internacional de Justicia, el 20 de julio de 2010 dice textualmente:

“No existe una norma en el derecho internacional una norma que prohíba las declaraciones unilaterales de independencia. Declara que cuando hay contradicción entre la legalidad de un Estado y la voluntad democrática, prevalece la segunda, y declara que en una sociedad democrática, a diferencia de una dictadura, no es la ley la que determina la voluntad de los ciudadanos, sino que es ésta la que crea y modifica cuando sea necesaria la legalidad”.

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