Una historia triste de Navarra

El pasado 25 de julio se cumplieron 505 años de la capitulación de Pamplona/Iruña, la capital del Reino de Navarra, ante las tropas castellanas, al mando del duque de Alba.

Tras la conquista de Goizueta el 10 de julio de 1512, el Ejército castellano entró por la Sakana y Lekunberri el 19 de julio de ese mismo año. Sin apenas dificultades, atravesaron Uharte-Arakil, instalándose el día 22 en el castillo de Arazuri. El 24 de julio entraron en Pamplona y obligaron al rey navarro, Juan de Albret, a que se rindiera si no quería represalias para la ciudadanía de Pamplona. Tras la capitulación de la capital, llegaron, durante el verano de 1512, otras como la de Tafalla, Lumbier/Ilunberri, Sangüesa/Zangoza, Roncal/Erronkari, Aezkoa y Miranda de Arga. No obstante, San Juan de Pie de Puerto/Donibane Garazi, Maya/Amaiur, Estella-Lizarra y Tudela resistieron ante el sitio de los castellanos durante varios días. Para septiembre, los castellanos ya habían conquistado el Pirineo navarro y el 10 de septiembre entraron en San Juan de Pie de Puerto/Donibane Garazi. No obstante, los y las navarras nunca se rindieron, y ante la conquista respondieron con contraataques en 1512, 1516 y 1521. Tras la caída de Fuenterrabía/Hondarribia en 1524, el reino de Navarra al sur de los Pirineos murió.

Las falsedades de Fernando el Católico, el duque de Alba, el coronel Villalba y el cardenal Cisneros, entre otros, acabaron con nuestro humilde reino de Navarra. Destruyeron castillos, incendiaron pueblos, sitiaron ciudades y tiñeron a Navarra de sangre. Sin embargo, tras 505 años de sometimiento, no han conseguido acabar con lo más importante que hoy en día tenemos: el sentimiento navarro.

Ésta es nuestra historia. Por alguna razón desconocida, nunca han querido que sepamos acerca de la conquista del Reino de Navarra. Por esa razón, esta carta se la dedico a todos los navarros y navarras libres que defendieron nuestra tierra dando su vida. En su recuerdo, viva Navarra, gora Nafarroa.

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