¿Euskal Herrian turismoa egiten duten guztiak euskaldunak dira?

«Ius soli, ius sanguinis, ius aestas»
«Derecho de suelo, derecho de sangre, derecho de veraneo»
El periodo estival toca a su fin. En este verano tan nuestro, donde no hace ni frío ni calor, ni bueno ni malo, donde el «txirimiri» lo recibimos con orgullo y los más intrépidos disfrutan de esas magníficas playas vascas.
Hemos tenido un veranito calentito y muy animado a ritmo de la macarena y el trenecito. Cuando no suena la macarena los próceres de la «new invitro basque folk» nos deleitan a ritmo de coplas y flamenquito. Todo sea por la integración y la pluriculturalidad. O como se dice por estos pagos: «Gora Aniztasuna!».
Los espacios públicos se nos llenan de referentes ajenos a la identidad del territorio. Pero haciendo buena la tradición del lugar, «todo el que veranea en el País Vasco es vasco». Conocer la lengua, la cultura o los símbolos del país es lo de menos.
Con comerte un «pintxo» en el antiguo, visitar el Guggenheim, hacerte una foto junto al Celedón de la Virgen Blanca, correr ante unos toros de una ganadería sevillana en la Pamplona de Ernest Hemingway, saltar sobre el puente colgante de Holtzarte en Kakueta, comer pizza o hacer surf en la costa labortana o beber una copita de «vino de Burdeos» en Irulegi ya «eres vasco».
Las protestas ante el tren turístico nos hacen olvidar al trenico, el vasco navarro o anglo-vasco-navarro, un tren que curiosamente se cerró (1889-1967) en plena expansión industrial y la consecuente colonización de las tierras vascas por «visitantes» foráneos.
Este unía las tierras vascófonas del Alto Deba de Telesforo Monzón, con la Tierra Estella de Manuel de Irujo. Partiendo de Vergara surcaba la llanada, con parada en la Vitoria de Francisco Javier de Landaburu, y atravesando la montaña Alavesa entraba en Navarra. Fue una verdadera autopista de la información de la época, por donde viajaron personas, mercancías, ideas, se hermanaron territorios y se forjaron identidades.
La vía férrea se construyó por tramos y en diferentes momentos. Finalizarla llevó cuarenta años, los mismos que estuvo en activo. La primera locomotora que traqueteo por aquellas vías fué una Facon de nombre «Euskalerria», qué tiempos aquellos en los que se sentía orgullo por la patria y se respetaba su simbología.
Ahora ponemos nombres extranjeros a todas las actividades, Bilbao BBK LIVE, BILBAO ART DISTRICT, Flamenco on fire, Basque Culinary Center, y un largo etc. Hablando de cocina, entre fogón y fogón, con esta actitud vamos “decostruyendo” el País. Pobre nación la que no salvaguarda de su cultura.
El tramo Vitoria-Salinas de Leníz se construyó en el periodo de 1887-1903, el tramo Salinas de Leníz-Vergara 1914-19, el tramo Vitoria-Estella junto a un ramal secundario que comunicaba con Oñate 1920-27. Estuvo en uso hasta 1967, era un tren popular, el cierre fué del todo traumático y sin ningún tipo de explicación lógica. Era la línea de mayor circulación dentro de la Explotación de Ferrocarriles por el Estado (EFE) – conocida como FEVE a partir de 1965-, todo ello en un momento histórico crucial en el mundo vasco-navarro.
El cierre era un aviso de lo que estaba por llegar, la división entre vasco-navarros empezaba a tomar forma. Lejos quedaba el periodo de un estatuto conjunto en la década de los 30 de aquel mismo siglo XX. Aquel primer anteproyecto, aprobado por la asamblea de alcaldes vascos de mayoría carlista y nacionalista que curiosamente se llamo de Estella al ser aprobado en dicha ciudad el 14 de junio de 1931.
Si el trenico siguiese en activo cuantas historias nos podría susurrar, cuantas vivencias relatar. Como el viaje de aquellos alcaldes y vascos de buen corazón que transportó para hermanarse en aquella Estella de 1931. Un símbolo más de nuestra historia reciente que desapareció y que nunca sabremos valorar en su justa medida.
En pleno siglo XXI, reproducimos esa misma situación, de una forma más sibilina pero igual de eficaz. Los peajes en las vías rápidas penalizan el desplazamiento interno, todo ello dentro de una política de autodestrucción nacional.
*Vitoria-Bilbao 65 km, 58 km por autopista (AP68) 5,40 €.
*Vitoria-San Sebastián 106 km, 84 km por autopista (AP1) 10,85 €.
*Vitoria-Pamplona 95 km, 77 km por autopista (A1, A10) 2,15 €.
*Bilbao-San Sebastián 99 km, 93 km por autopista (AP8) 12,80 €.
*San Sebastián-Pamplona 82 km, 73 por autopista (N1) 2,15 €.
*San Sebastián-Biriatou 23 km, 17 km por autopista (AP8) 1,75 €.
*Biriatou-Bayonne 33km, 27 por autopista (A63) 4,10€.
Ahora hacemos una comparativa desde Madrid, capital del estado español, hacia el resto del territorio nacional. Por supuesto no todas están, pero las que están son significativas. Está claro que viajar a España nos sale barato.
-Bilbao-Ferrol 521 km, 506 km por autopista (A8) 0,0 €.
-Burgos-Madrid 241 km, 234 km por autopista (A1) 0,0€
-Zaragoza-Madrid 315 km, 304 km por autopista (A2) 0,0 €.
-Valencia-Madrid 356 km, 354 km por autopista (A3) 0,0 €.
No existe una política real para crear país, quizás tampoco interese. Las señales son abrumadoras, el euskara como lengua vernácula pierde terreno -no es por culpa del turismo- frente al castellano, el francés y una nueva lengua criolla llamada “euskañol”.
Los medios vascos apenas dan difusión a la cultura del país. Parece que molestase o avergonzase y cuando se divulga, no puede mostrarse por si sola; aparece fusionada con las expresiones más cañí del “arte español”. Es el triunfo del “cosmopaletismo”.
Como quedó demostrado se penaliza la movilidad dentro del territorio. La faraónica obra ferroviaria del TAV no redunda en beneficio de la movilidad interna. Seremos meros espectadores de un convoy que surca como una exhalación nuestra tierra, dejando como recuerdo una cicatriz imborrable de hierro que desfigura la faz a su paso, intercomunicando las capitales de los diferentes Estados Europeos y dejándonos al margen de cualquier tipo de ventaja o beneficio.
Cuando defendemos nuestros derechos buscamos referentes externos pero esto no es Cuba, Siria, Rusia, Barcelona, Ibiza ni Valencia. Nuestros problemas son otros, por tanto la forma de encararlos y solucionarlos deberá de ser otra. No nos podemos convertir en una mala copia del movimiento reivindicativo de turno. Tenemos que ser capaces de trazar y construir nuestra propia vía, para así poder decidir nuestro futuro.
Problemas no nos faltan:
-Complejo de identidad, carencias culturales.
-Salarios que no alcanzan a fin de mes, una organización del trabajo que imposibilita la conciliación familiar -problemas comunes al conjunto de la sociedad y no exclusivos de la juventud ni del sector turístico-.
-Concentración de la población en áreas metropolitanas, degradación del entorno.
-Gentrificación y despoblamiento de las zonas rurales por falta de oportunidades.
-Un tipo de desarrollo que no respeta la identidad, ni la singularidad del territorio -el caso de Aroztegi en Baztan es muy significativo-.
-Una sociedad urbanita que impone sus intereses, sin respetar los de las zonas rurales.
Esto no es la Barceloneta y cuando lo entendamos empezaremos a avanzar.

NAIZ