Cupo excesivo de Navarra

Ha supuesto un indiscutible éxito político para el actual Gobierno de Navarra la firma del Convenio y el haber acordado la cuantía de la aportación de Navarra para estos cinco años 15-20;una aportación o cupo menor que el vigente y que supone una devolución del Estado de lo retenido por éste en los dos primeros años del quinquenio. Eso no significa que se acallarán los ataques al sistema de convenio-concierto, que no solo no son privilegios sino derechos no creados ni originados por la Constitución, sino anteriores. Y eso tampoco debe significar que desde aquí aceptemos sin reparos el resultado de este acuerdo. Más aún en la contestación a toda la pléyade de políticos fracasados, corruptos y en crisis, que tratarán de volver a echar mierda sobre el tema de convenio-concierto para ocultar sus propias miserias, habrá que recordarles que los independentistas vascos de Navarra consideramos opresor el tener que pagar un millón y medio de euros al día por no ser independientes.

El primero -y principal- enemigo, que sigue atacando sin cesar los derechos históricos de Navarra, es el propio Estado. Lo hace mediante su órgano político de apariencia jurisdiccional, que es el Tribunal Constitucional. Prácticamente a la vez en el tiempo en que encima de la mesa se hacía propaganda con las fotografías de la firma del Convenio con Montoro, por debajo de la mesa se infringían las cuchilladas de las correspondientes sentencias constitucionales;por citar las dos últimas de dichas STC, la de 20-11-2017, que anula artículos esenciales de la Ley Foral 18/12;una norma social dictada para amortiguar los perjuicios del copago farmacéutico;la STC de 21-12-2017, que anula varias disposiciones de la Ley Foral 15/15 de Policías de Navarra.

El mero hecho de la firma ha puesto de manifiesto no solo que los partidos pseudo-navarristas son perfectamente prescindibles, sino que, además, su dependencia del centralismo los hace débiles e ineficaces para defender los intereses de Navarra frente a quien siempre los ha atacado, que es ese centralismo de Madrid. Por ello resultan no solo patéticas, sino también ridículas sus actuales alegaciones, cuando hace seis meses se plegaban a pagar una aportación de casi cien millones más que el Estado pretendía.

Pues bien, el BOE de 29-12-2017 publica las leyes 10 y 11/2017, por las que se aprueban el Concierto y el cupo de la CAV y que habían pasado unos días antes por el Congreso y el Senado. Era y es evidente que una vez acordado y publicado el acuerdo con la CAV, iba a cerrarse y tenía que cerrarse también un acuerdo similar con Navarra. Sin embargo, a falta de conocimiento de los últimos datos, el acuerdo con Navarra parece comparativamente peor, partiendo de una simple regla de tres del Anexo I (y por cierto único) de la mencionada Ley 11/2017. En ese anexo se calcula el líquido a pagar (debería cuidarse más el ofensivo lenguaje) en 1.300.108,97 de miles de euros para el año 2017, establecido comoaño basey como consecuencia de un índice de imputación de la CAV en el Estado del 6,24%. Siendo el índice de imputación de Navarra de 1,6%, la aportación o cupo resultante sería de 333.369,02 miles de euros, cuantía que aproximadamente también resulta de la aplicación de la proporcionalidad de la demografía o del PIB de Navarra y de la CAV.

Es cierto que el cálculo del cupo se hace teóricamente en referencia a las competencias no transferidas y la CAV tiene transferida alguna competencia más que Navarra, como por ejemplo en policía y carreteras. Aunque también es paradójicamente cierto que en la CAV hablan de 37 competencias pendientes de transferencia y los entendidosde la Administración foral suelen contabilizar 25.

El hecho trascendental es que el Concierto y el Convenio tienen un origen común, una estructura y naturaleza no solo común sino recíprocamente copiada, y, sobre todo, son objeto desde hace años de un ataque constante, pertinaz y despiadado de carácter estrictamente político por parte del centralismo y de sus esbirros políticos. Su defensa, para ser efectiva, no puede ser más que conjunta, y por supuesto de carácter estrictamente político. Tiene que basarse necesariamente en la argumentación política de que los derechos históricos (cuya actualización democrática moderna no es ni puede ser sino el derecho a decidir) son derechos preconstitucionales y de los que no podemos ser democráticamente despojados contra nuestra voluntad. Solo negociando juntos conseguirán las dos autonomías vasco-navarras defender políticamente los derechos históricos, recuperar aquellos de los que ya han sido despojadas y conseguir el rango de estado europeo de Navarra.

No cabe olvidar que la actualización del concierto y del convenio, tal como se lleva a efecto actualmente, adolece de serios déficits jurídicos, políticos y hasta de léxico y lenguaje, pero sobre todo adolece de graves déficits democráticos. Si la CAV y Navarra tienen que negociar con el Estado unas cuestiones que recíprocamente les afectan, deberían negociar juntos. Por ejemplo, en el caso de Navarra, la simple argumentación de una aplicación similar en cuanto al índice de imputación, nos podría beneficiar en casi 200 millones de euros al año. Hay cuestiones como que Navarra tenga que participar en el pago de la deuda del Estado de más de un billón de euros o en el fondo de compensación territorial, etcétera, que son clara y directamente imposiciones de dominio, como lo es también el hecho de que el cálculo del cupo parta del presupuesto del Estado y se promulgue solo por ley estatal…

Pero la conveniencia de negociar juntos es sobre todo política. Los ataques que recibe y que va a recibir el sistema de concierto-convenio no son económicos, sino estrictamente políticos, y la defensa tiene que ser política y basada en el derecho a decidir, condición y salvaguarda de los pueblos.

En suma, mientras todas y todos estamos a la expectativa de lo que vaya a suceder en Cataluña, porque a todos y todas nos va a afectar, se volverán a recrudecer en unas semanas nuevamente los ataques y debates contra el Convenio-Concierto. Convendrá dialécticamente entonces manifestar que en Navarra, en este otro rincón del norte, como dijo una vez Pep Guardiola, que no estamos de acuerdo con el pago de un millón y medio de euros al día por no ser independientes, y que incluso con las cuentas de la solidaridad del destripador de la hucha del INSS, señor Montoro, nos correspondería pagar casi 200 millones de euros menos al año.

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